Dos acontecimientos se entrecruzan en la historia de poder en el Partido Acción Nacional (PAN). El discurso de Felipe Calderón ante los llamados 300 líderes más influyentes del país, donde hay de todo, como en estanquillo, y las investigaciones que llevará a cabo una comisión de legisladores acerca de la posible fortuna mal habida de Vicente Fox.
Que los mandatarios priistas hayan utilizado una de las reglas más socorridas para ganar prestigio, deshacerse de sus rivales políticos y desviar los problemas a que se enfrentan y en ocasiones son imposibles de resolver, era algo a que nos tenían acostumbrados desde que José López Portillo accedió al poder, éste llegó en medio de una crisis económica, la cual estalló a final de su sexenio, 1988. Al inicio del mandato de Pepe –no se olvide– algunos bribones fueron encarcelados mediante amplia cobertura informativa para que se hiciera notoria la mano firme del “señor presidente”.
La cosa llegó al máximo en el mandato de Ernesto Zedillo. Después del famoso “error de diciembre” (año 1994), ocurrió la más grave crisis que tengamos memoria, Fobaproa mediante. Luego vino la aprehensión de Raúl Salinas de Gortari, hermano del antecesor de Ernesto en Los Pinos. Raúl fue detenido por enriquecimiento inexplicable, por lavado de dinero y hasta por el asesinato del entonces diputado Manuel Muñoz Rocha.
Con Fox, todo fue verborrea. A pesar de que el entonces secretario de la Función Pública, Francisco Barrio, prometió que “freiría a peces gordos”, nada sucedió, pues asuntos como la corrupción en Pemex ni siquiera pintaron.
En la reciente transición, parecía que no habría mayor problema entre Vicente Fox y Felipe Calderón, siendo ambos de la misma organización y luego de las declaraciones del botudo, quien en el extranjero aseguró que él se vengó de López Obrador, circunstancia por la cual el abanderado del Partido de la Revolución Democrática no pudo ganar. Así pues, entre compañeros de partido todo debería ser terso.
Pero en estos 10 meses hemos visto que Manuel Espino, el presidente albiazul ha insistido en mostrar sus diferencias con el Ejecutivo en turno, lo mismo en política internacional –España, Chile, Venezuela y un largo etcétera– que en cuestiones internas –el rechazo a que los burócratas federales se metan en las elecciones donde participa el panismo. Además, colaboradores de antaño de Fox, como Carlos Abascal, Luis Ernesto Derbez, Xavier Salazar y otros, acompañan a Espino en sus andanzas, algo importante, ya que los exfuncionarios lograron acuerdos hace tiempo con militantes blanquiazules y grupos de poder, entre otros, las televisoras y los hombres de empresa más importantes.
En este tenor, la entrevista concedida por Marta Sahagún en la revista Quién, mostrando los lujos de las propiedades de Fox se hizo, seguramente, con el objeto de posicionarlo para algo que ambicionaba Vicente: la vicepresidencia de partidos de derecha (eufemísticamente llamada, Internacional Demócrata de Centro). Pero la señora no esperaba, bajo ninguna circunstancia, que el asunto fuera a desatar gran revuelo. La irritación fue mayúscula, en todas partes. Incluso el Partido Revolucionario Institucional exigió que se formara una comisión para investigar los dineros con que se financiaron las famosas obras.
Vicente y Marta, al darse cuenta del revuelo que armaron, perdieron los estribos. Ella regañando a los periodistas mexicanos que entrevistaban a Fox en Italia y tomándoles fotos, cual guarura femenina, y él con una declaración que muestra su irritación, censurando “la forma tan inmoral de hacer política y escarnio de parte de la oposición” (sic populachero).
No obstante sus protestas, incluso el PAN tuvo que aceptar la investigación. Ahora el Congreso deberá rastrear asuntos como los de la Enciclomedia, el Seguro Popular, la mega Biblioteca Vasconcelos, los documentos que se llevó Vicente de presidencia de la República sin autorización para su “Centro de Estudios” (Oh!, la diosa Sari Bermúdez), los donativos que ha pedido y de los cuales, curiosamente, está exento de impuestos y de dónde salieron decenas de millones de pesos para hacer unos paraísos de sus ranchos arruinados, más los que compró en los últimos años, sin olvidar la playa que tiene en Michoacán, el Tamarindillo.
Muchas ofensas a un pueblo que está viviendo una escalada de precios terrible: el llamado gasolinazo, luego del bolillazo, más lo que se acumule. Pero, además, enmarcado en una crisis que tiene pocos meses pero que se anuncia de largo alcance: habrá “inestabilidad en los mercados financieros”, durante un gran rato (El Financiero, 25 de septiembre).
Si además vemos que la inteligencia gubernamental no logra encontrar a los reclamados por el Ejército Popular Revolucionario, cosa que traerá nuevas acciones guerrilleras del grupo, la situación es de dientes castañeantes.
Frente a esas expectativas, Calderón no tuvo qué decir en el citado encuentro de los 300 –lo que nos recuerda una famosa columna de un periodista, el llamado Duque de Otranto, en la época de bonanza mexicana– que varios han construido sus fortunas “sobre la sangre y el dolor de la mitad de los mexicanos” (La Jornada, 22 de septiembre).
Fustigó el presidente, además, a quienes no entienden las angustias de los más débiles y llamó a que nuestro país no sea uno más entre cientos de naciones que pueden ser mejores, pero no han hecho su tarea. Incluso se lanzó contra los intelectuales que llegando como orugas a lo alto de la pirámide, no entienden sus obligaciones.
Sin dudas, el más contundente discurso que se tenga memoria en la presente administración. El cual puede entenderse por varias razones.
Una, que los empresarios, quienes en su mayoría apoyaron su candidatura, no quisieron contribuir con mayores impuestos para la marcha del país, ya que rechazaron la famosa Contribución Económica de Tasa Única y la dejaron muy deteriorada, tanto que los recursos gubernamentales no alcanzarán para nada.
Dos, que hay compañeros de su partido, quienes no han entendido que deben remar en el mismo sentido que el presidente de la República: indudablemente hoy el dirigente del panismo.
Tres, fue un guiño al pueblo, que en estos momentos se encuentra enojado y lastimado por las alzas imparables en artículos de primera necesidad.
Y cuatro, una advertencia a Fox y Marta. Ya es tiempo de no hacer desfiguros y ostentaciones cuando estamos ante situaciones complejas e incluso críticas.
Graves decisiones necesitará tomar Felipe para variar el rumbo seguido hasta ahora. Como siempre, lo importante es pasar del dicho al hecho. ¿Tendrá los arrestos necesarios Calderón? Lo veremos en los próximos días.
Revista Contralínea / México
Fecha de publicación: Octubre 2a quincena de 2007
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