El ex jefe del Estado Mayor del Ejército, Leonid Ivashov, basa sus afirmaciones en las contradicciones cada vez más agudas entre Moscú y los miembros de la OTAN en temas como el de Kosovo, asuntos de seguridad y energéticos.

Según el teniente general (retirado), la expansión militar occidental hacia el este provoca el rearme de Moscú y frustra el diálogo y la colaboración.

Las aspiraciones de controlar las ricas fuentes de recursos energéticos en la geografía eurasiática del espacio post soviético también enfrentan al Kremlin con la Casa Blanca y algunos de sus aliados europeos.

Sobre el problema de Kosovo, el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, reiteró las posturas diametralmente opuestas que la Federación rusa y Estados Unidos mantienen.

Los asuntos del Derecho Internacional y la integridad territorial son para nosotros una especie de línea roja que no podemos sobrepasar, a menos que haya un acuerdo entre las partes implicadas, advirtió.

Al respecto criticó la política de Washington y algunos países de la Unión Europea (UE) sobre el tema, la cual viola principios fundamentales y no contempla otra opción que la independencia kosovar sin tener en cuenta la postura de Serbia.

No se trata solamente de un pequeño territorio en el oeste de los Balcanes, sino de que Estados Unidos utiliza cualquier pretexto para imponer el principio de actuación a su antojo, añadió el jefe de la diplomacia rusa.

El canciller alertó contra la declaración conjunta de representantes de Washington y de algunos países europeos de que en vista de que el Consejo de Seguridad no resolvió este problema, la UE y la OTAN lo van a solucionar en conjunto.

Quedarían al margen del Derecho Internacional. Es obligación del Secretario General y de la misión de la ONU en Kosovo crear condiciones para un arreglo político y calificar de ilegítima una resolución independentista de los líderes kosovares, subrayó enfático Lavrov.

En relación con la moratoria sobre el Tratado de Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (FACE), los líderes rusos insistieron esta semana en la proposición de fijar un tope a los arsenales de los países de la OTAN.

Esa proporción debe ser respetada aun en posibles ampliaciones del bloque europeo-estadounidense, explicaron el propio canciller y el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, general de Ejército Yuri Baluyevski.

La moratoria rusa cobró vigencia en la medianoche del 12 de diciembre debido a circunstancias excepcionales relacionadas con ese acuerdo que afectan a la seguridad de Rusia y obligaron a adoptar medidas urgentes, explica un decreto del presidente, Vladimir Putin.

Mientras esté vigente esta medida, Moscú no se verá obligada a respetar las limitaciones, incluidas las de flanco, impuestas a la cantidad de armas convencionales, señala el documento.

Rusia mantendrá vigente esta decisión hasta que los países de la OTAN ratifiquen el acuerdo adaptado y comiencen a cumplirlo cabalmente, agrega el texto firmado por el estadista.

Simultáneamente, la Federación rusa lanzó una fuerte advertencia a Polonia y la República Checa en relación con el eventual despliegue de elementos del sistema de defensa antimisiles (DAM) de Estados Unidos en territorio de esos países.

En una comparecencia pública, el jefe de las Tropas Coheteriles Estratégicas, coronel general Nikolai Solotsov, aseguró que el país eurasiático tomará las medidas necesarias para impedir la devaluación de su potencial disuasorio nuclear.

No descartó, incluso, convertir en blancos potenciales las instalaciones de la DAM que se proyecta desplegar en Polonia y la República Checa, aclaró el alto jefe militar.

Las declaraciones del oficial de alta jerarquía coincidieron con el lanzamiento exitoso de un cohete balístico Sinieva de cabezas múltiples desde un submarino en el Mar de Barents, contra un blanco ubicado en el polígono Kura, en Kamchatka, a miles de kilómetros.

Desde el punto de vista energético, Rusia conquistó un importante triunfo geopolítico sobre Estados Unidos y la Unión Europea al firmar en Moscú un convenio con Kazajstán y Turkmenistán sobre la construcción del Gasoducto Ribereño del Caspio (GRC).

Rubricado en presencia de los presidentes ruso y kazajo, Vladimir Putin y Nursultán Nazarbayev, respectivamente, el compromiso regula el tendido de tuberías y arterias de transporte desde Asia Central hacia Europa a través del país eurasiático.

Esta obra frena aspiraciones occidentales de trasladar gas desde Asia Central, eludiendo a Rusia, bajo el Caspio, Azerbaiyán, Georgia y Turquía.

Fuente
Prensa Latina (Cuba)