Buenos Aires, Argentina. Desopilante, la situación de Honduras se despeña hacia la legalización definitiva del golpe en el marco del tránsito hacia las democracias tuteladas, símbolos de la renovada política intervencionista de Estados Unidos en el subcontinente.
El 5 de noviembre, con el título “Despidiendo a un gran amigo”, en la página web oficial de las Fuerzas Armadas hondureñas puede leerse: “Fortaleciendo las eternas relaciones de amistad y cooperación existente entre las Fuerzas Armadas de nuestro país y las de Estados Unidos, la Fuerza Aérea hondureña (a través del comandante, general de brigada, Luis Javier Prince Suazo) brindó una calurosa despedida al agregado militar y aéreo acreditado en nuestro país, coronel de Aviación USAF, Andrew Papp”.
Ese mismo día, un nuevo “amigo”, el coronel de Aviación USAF Robert Swisher, reemplazó a Papp, y al siguiente día visitó en la Comandancia General al jefe de la Fuerza Naval hondureña, contralmirante Juan Pablo Rodríguez, enfatizando su apoyo a la marina catracha que se privó de participar en los ejercicios Panamax 2009, llevados a cabo del 11 al 22 de septiembre, debido a la condena de los países latinoamericanos al golpe de Estado.
Entre abrazos y regalos, los uniformados catrachos y estadunidenses se juramentaron eterna amistad, que los hondureños se encargaron de irradiar por el mundo: “Los hombres y mujeres de uniforme militar son amigos en todos los confines de la tierra”, sostuvieron.
Aquello fue toda una definición del tipo de relaciones militares digitadas desde el Pentágono, que los catrachos, cual “huevo de la serpiente”, están dispuestos a irradiar desde su “apoliticismo y obediencia”, de los cuales hacen gala en la misma página web del día 9 de noviembre.
Un día antes de despedir al “amigo americano”, y para que no queden dudas sobre sus inclinaciones, los uniformados destacaron en su sitio web la trilogía honor, lealtad y sacrificio que, según ellos, los representa.
Por otra parte, más de una treintena de muertos, cientos de heridos y detenidos, desaparecidos, torturados y vejados son el corolario de la irrupción de la política de “derechos humanos” que las Fuerzas Armadas y la Policía hondureñas pusieron en marcha desde hace 29 años, según consignan las noticias castrenses , para convertirse en “garantes de la paz”.
A la tragicomedia hondureña se suma la actitud estadunidense, cuyo gobierno condena el “golpe” mientras sus voceros Thomas Shannon e Hillary Clinton sostienen que reconocerán las elecciones amañadas que Roberto Micheletti, con el apoyo siempre presente de los poderes imperiales detrás y delante del trono, llevará a cabo, y respetarán los resultados.
Todo es desopilante, salvo la actitud heroica de un pueblo que sigue resistiendo.
Poemas
La página web de los militares hondureños mueve a risa más que a indignación. Notas sobre la “alta moral” que los ilumina de cara a las elecciones del 29 de noviembre, sobre su papel en el cuidado de las urnas y otros etcéteras, llaman a la carcajada conociendo los detalles de las trapisondas cívico militares e imperiales que las auspician, incluido el anuncio de Micheletti de encabezar el gobierno de unidad nacional decidido en un también burlado acuerdo que no es, nunca fue, ni será.
Otras hacen mención a las virtudes cívicas de los militares que acuden presurosos a ayudar a familias de un pueblo pobre al que por otro lado masacran y reprimen a diario cuando protesta contra sus desvaríos fascistas y de defensa del privilegio.
Pero el premio a la desfachatez se lo llevan dos de sus escribas: la “poeta” Naziri Carina Marroquín y el “analista” Álvaro Albornoz. Titulado “Con la frente en alto”, el poema de Marroquín publicado el 23 de octubre en el sitio web ya citado, al hacer una apología del golpe de Estado, comienza así: “Todo en calma lucía en Honduras/cuando un día de junio todo cambió / Y los soldados amantes de la patria/ la democracia protegieron con honor”. Sin irle en zaga, Albornoz, tres días más tarde, titula así su perorata: “Roberto Micheletti: el nuevo libertador de América!” Y entre otras cosas, cuando uno no terminó de asombrarse y carcajear, sostiene: “La grandeza, el coraje, la valentía y la dignidad demostrada por Micheletti no tienen parangón en la historia. Ha sido uno de los pocos presidentes del mundo que no se ha arrodillado ante (Hugo) Chávez, y no le ha permitido tomar posesión de su gobierno como lo ha hecho en Bolivia, Ecuador y Nicaragua, entre otros”.
Albornoz, en la página oficial de las Fuerzas Armadas de Honduras, apolíticas y profesionales, sugiere se le dé a Micheletti la réplica de la espada de Bolívar y la orden del libertador “por haber libertado a Honduras del comunismo”.
No tanta risa
Similares a los fascistas europeos, estadunidenses y de otras latitudes que ensombrecieron en su momento la tierra, los gorilas hondureños, por su torpeza, brutalidad, vacuidad y mediocridad despiertan hilaridad.
Los que los auspician y arman de acero e ideas disparatadas hablan y actúan muy en serio.
Analistas sostienen, sin mucho margen de equivocación, que una vez llevadas a cabo las amañadas elecciones en Honduras, las democracias tuteladas, diseñadas y planificadas por el imperialismo estadunidense volverán a instalarse en el subcontinente.
Zelaya, refugiado en la embajada de Brasil desde el 21 de septiembre, también lo sostiene y acusa a Estados Unidos de flaqueza ante Micheletti, aunque parte de lo que ocurre obedezca, siempre según analistas, a una errada táctica de no organizar clandestinamente, desde su propio territorio, la resistencia integral al régimen, además de convocar a la movilización pacífica a un pueblo desangrado por la represión y burlado por las instituciones burguesas locales.
Lo cierto es que la desopilancia signa al sufrido país centroamericano. A salvo de ella, claro está y como siempre, se halla el pueblo pobre y marginado, tierra alzada que se espera termine con traidores y charlatanes para siempre y construya su propio porvenir, sin oprimidos ni explotados.
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