Cada vez más irrumpen en nuestro país, consumados como hechos, actos individuales de violencia para hacerse justicia por su propia mano, ante el incumplimiento preventivo de las obligaciones para ejercer el buen gobierno republicano que, cuando éste impera, son atendidas en todo su espectro. De entre ellas, la de resguardar el orden público frente a las acciones de la delincuencia en todas sus manifestaciones. Cuando esa tarea preventiva deja de existir y la averiguación de delitos y consignación de sus presuntos responsables brilla por su ausencia, entonces los ciudadanos tienen una alternativa: pacíficamente soportan y sufren esas embestidas o se resuelven a defenderse con respuestas de violencia social.
De este fenómeno, documentado en todo tipo de investigaciones, existen dos trabajos, uno histórico y sociológico: Fuenteovejuna, de Emilio Cabrera y Andrés Moros, con el subtítulo La violencia señorial en el siglo XV; y el otro nada menos que de Félix Lope de Vega Carpio, mejor conocido como Lope de Vega, autor del siglo de oro de España. Éste escribió una estremecedora obra teatral: Fuenteovejuna, entre 1615 y 1616, con base al drama, casi tragedia, que tuvo lugar el 23 de abril de 1476 en el pueblo del mismo nombre.
Ese día, el pueblo se rebeló contra la autocracia depredadora de su gobernante. Lo asesinó y descuartizó, para hacerse justicia por su propia mano. Lope de Vega se enteró del hecho en el libro Crónica de las tres órdenes, de Francisco de Rades. Y los autores Cabrera y Moros, en la investigación del suceso político, evidencian que un aumento de impuestos y su cobro provocaron la revuelta, en lo que continúa siendo un abuso autoritario de gobernantes que a toda costa, en lugar de contribuciones, saquean, particularmente a los pobres con lo que en su nombre lo dice todo: impuestos. Así que los autores Cabrera y Moros, más la intensamente trágica obra teatral de Lope de Vega, quien constantemente se ocupa de “los villanos ricos”, son una especie de espejo de las rebeliones populares.
En la Fuenteovejuna histórica y a través de cinco capítulos, para llegar a la conjura de 1476, la muerte del comendador y el epílogo: las consecuencias de la sublevación, se toma conocimiento de ese precedente cuyos hechos siguen repitiéndose cuando los gobernantes hacen a un lado sus obligaciones de prevenir y, en su caso, sancionar a quienes, con su violencia delincuencial, embisten con agresiones y crímenes a los ciudadanos. Los Fuenteovejunas son la respuesta a la violencia de los gobernantes (por ejemplo, Atenco, Acteal, Aguas Blancas, etcétera) y contra los que cometen actos del mismo corte gubernamental o que van más allá. Ante esto, los agredidos e indefensos no tienen más opción que hacerse justicia “todos a una, como en Fuenteovejuna”.
Ficha bibliográfica
Autor: Félix Lope de Vega
Título: Fuenteovejuna
Autores: Emilio Cabrera y Andrés Moros
Título: Fuenteovejuna. La violencia señorial en el siglo XV
Editorial: Crítica
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