Ya en otro Ex Libris abordé el texto-investigación Los socios de Elba Esther (editorial Planeta), con sólida crítica de Ricardo Raphael (periodista cuyos ensayos aparecen en El Universal, donde es subdirector de opinión), en cuyas páginas, implacablemente, exhibe a la cacique cuyo matriarcado político y económico le ha permitido ejercer el oportunismo con el que sobrevive desde sus reinos: Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Partido Nueva Alianza (Panal), Lotería Nacional, Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado y su control sobre la Secretaría de Educación Pública (en ésta impuso al antiguo guardaespaldas y actual esposo de su hija como subsecretario, sin haber exhibido ni su certificado de primaria). Ahora es necesario ocuparse de otro texto sobre el que también ya publiqué una nota, pero, ante el ocaso, por enfermedad y declive del Partido Acción Nacional y del Panal, la maestra vuelve a salir lastimosamente a escena, cuando se oyen pasos de rebelión en su guardia.
Doña Perpetua: el poder y la opulencia de Elba Esther Gordillo es una investigación, también implacable, de dos periodistas, Alberto Aguirre y Arturo Cano, quienes, al alimón, investigaron a la poderosa millonaria que ostenta bienes e inversiones en Chiapas, en Estados Unidos, Europa y paraísos fiscales; propiedades en la ciudad de México, empezando por su edificio, desde cuya cúspide domina la colonia Polanco. Su vestuario adquirido en Nueva York, París… y sus 1 mil cirugías y brujerías para ser la eterna juventud. Pero aun con todo eso, ya se le notan sus decadencias.
Doña perpetua es un trabajo de excelencia. Impecable investigación a través de 15 capítulos, en cuyo recorrido Gordillo es diseccionada, ya que es un cadáver político (ascendida al trono por Salinas y el ahora asesor de Calderón, Manuel Camacho). Así, desde 1990 y después de 20 años, la han sostenido y dado impunidad Salinas, Zedillo, Fox y Calderón, con recíprocos favores, usándose y desechándose como el “úsese y tírese”. No dejan rincón los periodistas Cano y Aguirre sin revisar, y desnudan políticamente a ese esperpento que controla al Sindicato de Maestros y a los funcionarios del ramo, para dirigir… ¡la educación pública!
Chapucera, comediante mediocre, retadora y capaz de –sin comer porque siempre está a dieta– soltar lágrimas para conmover a sus audiencias, prepara su huída, pues ya no puede abarcar más y las riendas de su monopolio magisterial empiezan a tensarse. Con fotografías de ella, sus entornos familiares y las “moscas” atrapadas en su telaraña, los lectores encontrarán los orígenes de la antiPenélope, que sólo ha tejido un poder fáctico cuya corona es el botín para la dueña del Panal, ella como la abeja reina y sus zánganos, y quien mezcla su religión católica con ritos afrocubanos para sus “limpias”; cuidando sus compromisos con Calderón, Ebrard, Peña Nieto, etcétera, con los hilos de su cacicazgo. Un texto con el ilustrativo subtítulo El poder y la opulencia de Elba Esther Gordillo: Doña Perpetua.
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