En el vecino país del norte, Ecuador, el Estado avala una operación en que se lleva la empresa Quiport la parte del león. El municipio anuente de Quito, otorga facilidades múltiples y recauda en minoría aberrante para favorecer y no “perder inversiones”. El hueso del negocio, la miasma, queda. Los capitales huirán repartiendo, a diestra y siniestra, las coimas bienhechoras de bolsillos y faltriqueras inmorales. El sobreprecio de las obras en Tababela frisa los US$ 104 millones. En todos lados se cuecen habas, reza el dicho. ¿Recuerda el lector lo acontecido con la concesión del Aeropuerto Jorge Chávez a una empresa que se ha hecho dar 4 addendas, todas favorables al concesionario y cuya inversión es mínima? Tal lo que denuncia en dramática alocución, el respetado colega y amigo, don Enrique Gallegos Arends en su columna hablada del 15 de los corrientes. Lea y difunda. (Lima, herbert mujica rojas)
Buenas tardes amigas y amigos:
La desesperada medida de presión en la que pensé para llamar la atención ante la inminencia de que el contralor Pólit concediera vía libre para la ejecución del inmoral proyecto del NAIQ, no tiene ya sentido.
Quiero dejar bien aclarado que pensé en declararme en huelga de hambre no tanto esperando que el Contralor pudiera meditar y dar paso atrás en avalar tan insolente proyecto, cuanto en obtener de la ciudadanía quiteña una manifestación de consciencia sobre lo que significará para Quito tamaña desvergonzada aventura.
Es duro para mí reconocer que no obtuve el respaldo que requería para llevarla a efecto. Una persona no puede tomar ella sola esa responsabilidad si las organizaciones sociales y los quiteños comprometidos, simplemente como ellos solos, con el porvenir de su ciudad, no están dispuestos a participar.
Así pasó y no quiero reprochar a nadie sobre los argumentos que al respecto se expusieron, pero sí es justo que haga público que una vez más me sentí solo. Un dirigente político tiene que aceptarlo: el poder conoce y maneja a su antojo los medios de los que dispone para conservarlos en su favor y uno de ellos, el más efectivo, es el de desinformar.
El municipio de QUIPORT dirigido por Moncayo y Vallejo lo hizo desde siempre; ya sabemos que Tababela no albergará un aeropuerto transcontinental, ya son públicos los sobreprecios que en él se han detectado, no por boca nuestra sino por la de la misma Contraloría, la cual en su informe lo determinó en una suma de 104 millones de dólares.
Ya se sabe que lo que se ha construido en Tababela se ha logrado con dineros provenientes de la explotación del aeropuerto Mariscal Sucre y que los sinvergüenzas que en su hora dieron opiniones sobre que esos valores debían ser estimados como privados y no públicos – que es lo que eran – han quedado expuestos de forma incuestionable en su impudicia.
También se sabe que todo lo que dijimos en su oportunidad fue y sigue siendo verdad, pero que nada importa ante los argumentos expresados en billetes de color verde que los ladrones disponen para ultimar sus atracos.
Todos estuvieron en ello: medios de información libres y democráticos que cuando quieren destruir a alguien utilizan a discreción todo su armamento, pero que cuando también les interesa callan ominosamente; contralores, procuradores, fiscales, presidentes de las supuestas comisiones de control contra la corrupción, en este último caso mucho más dramático, porque el uno, de larga trayectoria jurídica, parecía que por su versación y longevidad habría estado por encima del bien y del mal y, el otro, en su hora de brillante y combativo periodista – hoy parece ser que solo para defender su cargo burocrático del que fue defenestrado – parecía tener la robustez cívica de hasta descalificar a otras personas.
Nada. Qué decir de infinidad de burócratas de alto coturno, incapaces de defender la institución que el gobierno de turno les encargó.
La sapiencia popular es innegable: por la plata baila el perro y por oro perro y plata.
Más conmovedor aún: el gobierno de la revolución ciudadana, el de los sueños y las esperanzas, el de las manos limpias y los corazones ardientes, el que iba a desterrar para siempre las prácticas corruptas de la partidocracia y las acciones vinculadas al neoliberalismo decadente, ése, el que por propia boca de nuestro presidente sostuvo que Tababela era un atraco, ése, bajará algún día a la tumba de la Historia como el que perfeccionó el atraco y lo puso en marcha.
Yo quiero tener el derecho como ecuatoriano de pensar en que algún día en mi Patria imperará la justicia y todos estos delincuentes de cuello blanco serán juzgados y encarcelados, no sólo en las cárceles públicas donde deberían estar siempre los hampones, sino en una cárcel mucho más rigurosa: la del implacable juicio de la Historia.
Sí, quiteñas y quiteños. La información que yo había recibido hace escasas 48 horas era verdadera: informa el Diario La Hora en su edición del día de hoy. Como tenía que ser: en amplio despliegue de primera página. “Aeropuerto: el informe de Contraloría es positivo”. “El Contralor afirma que el modelo de alianza estratégica es legal y ratifica que el 89% de los fondos es privado”. “En su parte medular, el texto ratifica la legalidad del nuevo modelo, del fideicomiso del nuevo manejo de las tasas aeroportuarias y muestra su acuerdo con la distribución de los recursos que generará: 89% para el concesionario QUIPORT y 11% para el Municipio de QUITO”.
Es decir, todo para Quiport. ¡Qué asco! ¡Qué vergüenza!
¡Cómo fallaron nuestros padres y cómo una educación impartida, no solo por maestros laicos del estado, sino también por devotos religiosos supuestamente inspirados en la doctrina de Cristo!
En su estupidez, no sabiendo cómo justificar tal barbarie, la Contraloría argumenta que QUIPORT merece retener en su favor el 89% de los ingresos que captará Tababela en los próximos 35 años porque gracias a ellos se ha obtenido el financiamiento por la banca chulquera del planeta.
Nada más falso.
Los bancos a QUIPORT no le dan un solo centavo de crédito porque saben que no lo merecen.
Si así fuera, desde antes, desde la administración de Moncayo y Vallejo, les hubieran concedido los valores necesarios.
Pero no fue así. Exigieron que el municipio de Quito garantizara con sus bienes y sus rentas para prestar la plata, estupidez que Moncayo y Vallejo aceptaron por la sola razón - no puede existir otra explicación - de que si no lo hacían se caía el negocio. Y ahora es lo mismo. Quien da las garantías es el estado ecuatoriano, a través de la Ley de Inversiones y del Ministerio de Relaciones Exteriores.
El resto de fondos saldrá de la operación del aeropuerto de Tababela, si es que llega a funcionar.
La Contraloría acepta que los inversores originales han colocado capitales de riesgo en la siguiente proporción: QUIPORT, 70 millones de dólares y el Municipio 180 millones de dólares, sin que se conozca una liquidación que pueda aseverar cuándo y de qué forma QUIPORT colocó tal dinero.
¿Qué sentido tiene, entonces, que el reparto futuro sea al revés de las aportaciones y los que pusimos el 72% del capital nos llevemos el 11% de los ingresos y los que pusieron el 28% del capital se queden con el 89%?
Y por último, ¿resulta ético que una empresa que vino a robar y a aprovecharse de la inmoralidad de los políticos ecuatorianos, como quedó demostrado en el informe preparado por el mismo contralor Pólit, pueda levantarse el pelo y seguir no más adelante sin recibir la más mínima sanción que la lógica y la moral aconsejan, y que se les permita contratar otra vez como si no hubiera pasado nada?
Por ello, de hoy en adelante y hasta que Quito recobre su dignidad, me referiré a las personas que indignamente ocupan cargos de elección y dirección en la institución que rige nuestra ciudad, como el alcalde de QUIPORT y los concejales de QUIPORT. Se lo merecen.
Reaccionen, quiteñas y quiteños. Defiendan lo suyo, que no es solamente de ustedes: es también de nuestros hijos y todos nuestros descendientes.
¿Dónde está el Quito de las Alcabalas?
¿Dónde el del 10 de Agosto?
¿Dónde el que terminó con la vida del tirano García Moreno?
¿Dónde el que con sus estudiantes al frente ha hecho temblar a los tiranos y derrocar dictadores?
Yo estaré aquí mientras viva.
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