Ya lo sabemos, pero cada tres y/o seis años nos damos cuenta de que el famoso Poder Legislativo, que cada vez hace más propaganda y funciona menos para la resolución de los problemas ingentes de la nación, es un mosaico, donde los puntos negros apabullan.
La culpa, sin duda, es de los partidos políticos, los cuales han impedido a toda costa que haya más opciones. Es más, en frecuentes ocasiones un mismo personaje salta de un lado para otro, incluso durante lustros. Véase, si no, los casos de los pastores tricolores Emilio Gamboa Patrón y Manlio Fabio Beltrones. Van de la Cámara de Diputados a la de Senadores y viceversa.
No importa que el exsecretario de Miguel de la Madrid haya sido exhibido por Lydia Cacho debido a sus nexos con pederastas; y también por Kamel Nacif, quien mostró la sumisión del hoy senador priísta.
Pero hay otros casos tanto o más patéticos. Unos, quienes llegan a una curul sin tener idea de a dónde acuden; y otros, que aun cuando han estado en varias ocasiones en diferentes recintos no tienen idea ni saben en dónde están parados.
El ejemplo más sobresaliente de utilizar el fuero para su conveniencia y no asistir ni siquiera a pasar lista, o registrarse y salirse, es el de Jorge Emilio González, motejado por Froylán López Narváez como el Niño Muerde, en lugar del Niño Verde, cuya asistencia en ambas cámaras es realmente digna del récord Guinness.
Recientemente la velocista Ana Gabriela Guevara, elegida por las izquierdas como senadora, en lugar de presentarse en Paseo de la Reforma (sede de la Cámara de Senadores) fue a San Lázaro a tomar la protesta de ley. Algunos cuates le indicaron que andaba fuera de carril, aunque de esta importante carrera no podían expulsarla debido a sus equivocaciones. Un ejemplo de que la fama no hace al representante popular.
El 22 de octubre, el legislador Juan Manuel Diez Franco, de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados, expresó: “No tengo idea de cómo se maneja una comisión. Regalo mi sueldo [de 75 mil pesos] con mucho gusto. Pagaré a la persona que me capacite” (Reforma, 23 de octubre de 2012). Es decir, quiere emplear a alguien para que le enseñe de qué manera se puede hacer el trabajo, pues conocer los reglamentos, las leyes concernientes en la materia y la técnica actual no es sencillo. Algo que incluso muchos de los que han estado una y otra vez en las cámaras ignoran.
Diez Franco, por cierto, ha sido alcalde de Orizaba y actualmente es diputado por esa población de Veracruz, donde obtuvo el mayor número de sufragios en todo el estado. Aunque básicamente es empresario de muchas firmas y vicecoordinador de vinculación con organismos empresariales del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Es decir, una nulidad en este nuevo encargo, aunque con la humildad de un millonario que pide auxilio en su incompetencia.
Su actitud contrasta con la soberbia y prepotencia de los líderes charros tricolores.
En la discusión de la reforma laboral, Armando Neyra, secretario de finanzas de la Confederación de Trabajadores de México, dijo: “Voto en contra para que no se sigan metiendo en contra de la vida de los sindicatos” [sic]. E Isaías González, de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos, anotó que los cambios propuestos por el Partido de la Revolución Democrática y el Partido Acción Nacional (PAN) –rendición de cuentas, transparencia en las finanzas, que haya elecciones con voto directo y secreto en los sindicatos y otros más– simplemente no procedían. Y es que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos para estos y otros dirigentes postizos que tienen fuero y prebendas, es algo que ni siquiera vale la pena leer, menos aún modificar.
Los compañeros de viaje de Elba Esther Gordillo (líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación) y Carlos Romero Deschamps (dirigente del sindicato petrolero) estaban engallados, luego de la demostración de fuerza que dieron ambos, donde se reeligieron por seis años más y la multitud acarreada los ovacionó. Las autoridades que tienen relación con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, José Ángel Córdova y Juan José Suárez, de la Secretaría de Educación Pública y Petróleos Mexicanos, respectivamente, alabaron los procesos que son la muestra viviente de que el horror mexicano está presente en la vida política de una manera cada vez más descarnada.
En Reporte Índigo del 16 de julio pasado se aportaron datos de cómo hay una serie de personajes que, por ellos mismos o sus familiares, van y vienen a los recintos legislativos de México. En el PAN sobresalen Luisa María Calderón y Mariana Gómez del Campo, quienes están emparentadas con Felipe Calderón y Margarita Zavala; en la izquierda vemos a los hermanos Ricardo y David Monreal; en el Partido Verde Ecologista de México, Pablo Escudero es yerno de Manlio Fabio Beltrones; y en el PRI hay una lista muy extensa. Incluso la asambleísta María de los Ángeles Moreno no ha parado en cuatro lustros de tener un pie aquí y luego otro allá.
Se podría decir que la experiencia sirve. Pero no. Hace un tiempo que no se aprueban leyes que cambien efectivamente al país. Y no como ahora con la laboral, que es el ensueño para los patrones de la Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos, del Consejo Coordinador Empresarial y recientemente de una empresa (antes del gobierno), Altos Hornos de México. Ellos hablan maravillas de algo que no servirá para crear empleos ni para aumentar la productividad, según el especialista Enrique Quintana (Reforma, 23 de octubre de 2012).
Por eso tienen mucha razón los integrantes del Yo Soy 132 al decir que propondrán una nueva ley de medios de difusión y, sobre todo, vigilarán la actuación de la bien llamada telebancada. La misma está compuesta por una decena de personajes muy conocidos, todos ligados al duopolio televisivo de Tv Azteca-Televisa, quienes tienen como misión suprema no sólo impedir que se afecten los intereses de Ricardo Salinas Pliego y Emilio Azcárraga Jean, sino, de hecho, acrecentar sus negocios. Además, pretenderán evitar que la información sea plural, el cuestionamiento a los grillos forjados en la pantalla y las ganancias de unos cuantos aumenten desmesuradamente.
El legislativo necesita una sacudida. Y los partidos políticos también.
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