Mientras los jefes de Estado y de gobierno del G8 confirman su desacuerdo sobre el tema sirio, las potencias de la OTAN y los países del Consejo de Cooperación del Golfo realizan en Jordania las maniobras Eager Lion. Se trata de la preparación de un ataque contra la fuerza aérea siria, desde Jordania, para impedirle sobrevolar una zona que se transformaría así en santuario para los yihadistas internacionales. Contrariamente a lo que afirma la OTAN, ese tipo de operación sí exige una autorización del Consejo de Seguridad de la ONU.
Cuando el presidente [italiano Giorgio] Napolitano se reunió el año pasado, en Jordania, con el rey Abdallah II, expresó «la alta consideración con la que ve Italia la voluntad de paz y la línea de moderación que siempre ha seguido la dinastía hachemita». Debe ser con esa perspectiva que Italia participa ahora en Jordania en las maniobras Eager Lion [en español, «León Impaciente»] que vienen desarrollándose –bajo las órdenes de Estados Unidos– desde el 9 hasta el 20 de junio. En ellas participan 19 países, movidos por el «objetivo común de fortalecer la seguridad y la estabilidad regional» amenazadas –los participantes no tienen la menor duda de ello– por la Siria de al-Assad, que utiliza armas químicas para aplastar la rebelión.
«Pruebas» de ello han sido proporcionadas por la CIA, la misma agencia que hace 10 años proporcionó la documentación fotográfica –mostrada por Colin Powell al Consejo de Seguridad de la ONU– sobre la posesión por Irak de 500 toneladas de armas químicas y biológicas y de laboratorios móviles para la guerra bacteriológica. Luego se supo, lo reconoció el propio Powell, que no existían tales armas y que los «laboratorios móviles» en realidad eran generadores de gas para globos aerostáticos utilizados con fines meteorológicos. Pero ya todo estaba resuelto: las «pruebas» de la CIA habían servido para justificar la guerra contra Irak.
Poco importaría que, después de ganar la guerra contra Siria, se descubriese que en realidad fueron los «rebeldes» quienes utilizaron las armas químicas, como lo declaró Carla del Ponte, investigadora del Alto Comisariado para los Derechos Humanos sobre crímenes de guerra. Según la perentoria opinión de Washington, Siria ha pisado la «línea roja» y el presidente Obama ha decidido, muy a su pesar, entregar armas a los «rebeldes».
Pero no se habla del hecho, revelado el 26 de marzo [de 2013] en una investigación publicada en el New York Times, que desde enero de 2012 la CIA hace llegar armas a los «rebeldes» a través de un puente aéreo que pasa por Turquía y Jordania, donde además entrena las fuerzas que se infiltran en Siria.
Ese es el telón de fondo de Eager Lion, un verdadero ejercicio de guerra con fuerzas aéreas, aerotransportadas, navales, anfibias y terrestres en el que participan más de 8 000 hombres. Y hay entre ellos militares italianos, probablemente del 185º regimiento de Reconocimiento y Señalamiento de Objetivos de la Brigada Folgore [En español, Relámpago.], que se verán junto a militares imbuidos de una fe democrática excepcional, como los sauditas, los yemenitas y los qataríes. Todos están allí bajo las órdenes del Mando Central de Estados Unidos [USCENTCOM o United States Central Command], cuya «área de responsabilidad» se extiende sobre el Medio Oriente y el Asia Central (incluyendo Siria, Irak, Irán y Afganistán], más Egipto.
El verdadero objetivo de Eager Lion salta a la vista cuando se sabe que, al final de ese ejercicio, el Pentágono dejará en Jordania los aviones de combate F-16 y los misiles tierra-aire Patriot participantes. Estos se agregan a los Patriots estadounidenses, alemanes y holandeses ya desplegados anteriormente en Turquía, [más precisamente] en la frontera con Siria. Así que todo está listo para la proclamación de una «zona limitada de no sobrevuelo» de 40 kilómetros dentro del territorio sirio, lo cual –según funcionarios estadounidenses entrevistados por el Wall Street Journal– serviría para «proteger los campos de entrenamiento de los rebeldes y el envío de armas».
La zona de no sobrevuelo sería impuesta por los aviones de combate estadounidenses que, despegando desde Jordania o desde portaaviones, podrán destruir con sus misiles los aviones y las defensas antiaéreas de Siria sin sobrevolar su territorio. Así que la zona de no sobrevuelo «no requerirá una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU». El costo previsto es de «solamente» 50 millones de dólares (37 millones de euros) diarios que, asegura Washington, serían pagados también por los aliados.
Todavía no se sabe cuánto tendrá que pagar Italia. Pero podemos estar seguros de que el gobierno sabrá encontrar la plata, exprimiendo los fondos públicos y decretando nuevos recortes en los gastos sociales.
Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio
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