En la Casa de los Esclavos, el premio Nobel Barack Obama reflexiona sobre las angustias del género humano, llenándose allí de inspiración para seguir adelante con su compromiso por la humanidad. (Museo de la isla de Gorea, Senegal, 27 de junio de 2013). © Official White House Photo by Pete Souza

Se hizo fotografiar en la Casa de los Esclavos de la isla de Gorea, en Senegal, con la mirada perdida en el océano a través del cual millones de africanos fueron enviados –encadenados– hacia las Américas. Dijo sentirse inspirado, como «presidente afroamericano», por ese lugar que «me motiva aún más a defender los derechos humanos en el mundo entero».

En ese tono comenzó el presidente su viaje por África. Pero en Sudáfrica lo recibieron miles de trabajadores y estudiantes que lo calificaron de «esclavista», acusándolo de haber traicionado sus promesas electorales y de ser culpable de diversos crímenes de guerra. Y no logró retratarse a la cabecera de Nelson Mandela, simbólica imagen que quería dejar para la posteridad.

Así que no todo salió bien durante el «Africa Trip 2013», gira propagandística que ha costado un centenar de millones de dólares. Con el presidente Obama llegaron de Estados Unidos varios cientos de agentes del Servicio Secreto, 56 vehículos especiales, entre los que había 14 limusinas blindadas y 3 camiones cargados de cristales blindados, e incluso se desplazó un portaviones cargado de aviones de combate que tomaban el control del espacio aéreo a lo largo del trayecto presidencial.

La verdadera razón del viaje apareció cuando Obama declaró que «China presta mucha atención a África» y que es «interés de Estados Unidos profundizar y ampliar las asociaciones con los países africanos». Pero hay un problema: Estados Unidos no logra competir con China, cuyas inversiones son para los países africanos mucho más útiles y ventajosas que las inversiones estadounidenses ya que estas últimas buscan el máximo de beneficios concentrándose en la explotación de los recursos energéticos y minerales.

Para contrarrestar la influencia china en África y fortalecer la de Estados Unidos, la administración Obama recurre principalmente a instrumentos políticos y militares, como la «Iniciativa para los jóvenes líderes africanos», que tiene como objetivo «desarrollar una prestigiosa red de jóvenes líderes en sectores fundamentales y cimentar lazos aún más profundos con Estados Unidos». A través de «foros de alto nivel» y de más de 2 000 «programas para la juventud» financiados con millones de dólares, Washington trata de crear en África nuevas élites dirigentes proestadounidenses.

Al mismo tiempo, y a través del AfriCom, se refuerza la presencia militar de Estados Unidos en el continente. La principal base implicada en esa operación es la de Sigonella, en la isla italiana de Sicilia. Allí fue desplegada la Special Purpose Marine Air-Ground Task Force (MAGTF) del Cuerpo de Marines. Dotada de aeronaves de rotores basculantes MV-22 Ospreys y de aviones cisterna KC-130, esa Task Force [en español “fuerza de tareas”] del Cuerpo de Marines envía a África escuadrillas que se relevan periódicamente en ese continente. Desde enero de 2013, esa fuerza estadounidense ha entrenado, desde Sigonella, fuerzas especiales africanas en Uganda, Burundi, Camerún, Ghana, Burkina Fasso, Seychelles, Mozambique, Tanzania, Senegal y Liberia.

La Task Force de Sigonella colabora también con el Military Intelligence Basic Officer Course-Africa, un curso de formación de oficiales de los servicios secretos de países africanos como Kenya, Etiopía, Sudán del Sur y Nigeria, entre otros. Ese curso, designado como Miboc-A, está definido como «un centenar de actividades para la seguridad realizadas por los militares estadounidenses en África». Así se extiende sobre África la red militar estadounidense, que a través de múltiples contactos recluta oficiales y fuerzas especiales locales. Esa operación la dirige el AfriCom, que hace sólo unos días instaló, ante la Task Force conjunta para el cuerno africano y Djibuti, su primer «puesto de mando avanzado» en el continente africano, una nueva versión de los viejos instrumentos de la dominación colonialista.

Sin embargo, Obama tiene que tener cuidado. Como él mismo dijo, «África se está sublevando».

Fuente
Il Manifesto (Italia)