21-2-2014
El 29 de julio de 1888, el escolar Gabriel Urbina leyó un Discurso en el teatro Politeama de Lima. El autor, Manuel González Prada y el motivo la recolección de fondos para el rescate de las entonces provincias cautivas Tacna y Arica.
Decía en uno de sus párrafos más profundos don Manuel:
"Los que pisan el umbral de la vida se juntan hoi para dar una lección a los que se acercan a las puertas del sepulcro. La fiesta que presenciamos tiene mucho de patriotismo i algo de ironía: el niño quiere rescatar con el oro lo que el hombre no supo defender con el hierro.
Los viejos deben temblar ante los niños, porque la jeneración que se levanta es siempre acusadora i juez de la jeneración que desciende. De aquí, de estos grupos alegres i bulliciosos, saldrá el pensador austero i taciturno; de aquí, el poeta que fulmine las estrofas de acero retemplado; de aquí, el historiador que marque la frente del culpable con un sello de indeleble ignominia.
Niños, sed hombres, madrugad a la vida, porque ninguna jeneración recibió herencia más triste, porque ninguna tuvo deberes más sagrados que cumplir, errores más graves que remediar ni venganzas más justas que satisfacer."
Agregaba fulminante:
"Para ese gran día, que al fin llegará porque el porvenir nos debe una victoria, fiemos sólo en la luz de nuestro cerebro i en la fuerza de nuestros brazos. Pasaron los tiempos en que unícamente el valor decidía de los combates: hoi la guerra es un problema, la Ciencia resuelve la ecuación. Abandonemos el romanticismo internacional i la fe en los auxilios sobrehumanos: la Tierra escarnece a los vencidos, i el Cielo no tiene rayos para el verdugo.
En esta obra de reconstitución i venganza no contemos con los hombres del pasado: los troncos añosos i carcomidos produjeron ya sus flores de aroma deletéreo i sus frutas de sabor amargo. ¡Que vengan árboles nuevos a dar flores nuevas i frutas nuevas! ¡Los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra!" Discurso en el Politeama http://www.voltairenet.org/Discurso-en-el-Politeama
¿Será capaz el presidente Humala de, elevándose por entre resabios y mediocridades de una generación con traidores y fracasados, dirigirse a quienes empuñarán en pocos lustros el mando de la Nación: a los escolares, el próximo 10 de marzo?
¿Cuánto tiempo hace que un jefe de Estado no le habla, con sinceridad prolija y responsabilidad magnífica a los más jóvenes de la Patria?
La oportunidad es propicia para explicar cómo la historia del Perú registra, por vez primera y sancionada en la Corte Interancional de Justicia de La Haya, un avance en su lucha por la soberanía en el Mar de Grau y cómo es que se aspira a que la reserva juvenil sepa construir sobre estos nuevos edificios un futuro, la victoria que nos debía el porvenir del cual hablaba González Prada, sostenible, con la vigencia del respeto y la dignidad entre las naciones y con miras a la formación de una Comunidad Latinoamericana de Naciones.
Los pueblos no se movilizan al compás de ayes y lamentos, se yerguen sobre el orgullo juvenil impoluto que desconoce las torceduras y las inmoralidades de políticos ladrones. Hay que sembrar en el amanecer de promociones impecables la semilla de patriotismo, apego a la historia, construcción de grandezas, que garanticen un Perú libre, justo y culto.
Los escolares son parte de esa nación activa a la que nadie tiene en cuenta sino de forma mecánica y colateral. Cuando de ellos depende no poco el empuje y el derrotero de las futuras empresas que tiene que impulsar una Nación con gas, agua, biodiversidad generosa, 30 millones de habitantes y una inteligencia que necesita ser despertada y puesta en movimiento multidisciplinario. Y también son parte de la defensa soberana.
Tiene chance el presidente de ingresar no por inercia a la historia, sino por entrega emotiva y racional, a la vez, de corazón y pensamiento. El reto está planteado, las luchas tribales, inanes en que se despedazan las fieras que se llaman políticos porque el uno le dice al otro ratero y aquél responde ladrón, son de baja estofa, propia de enanos mentales, amorfos huérfanos de cualquier visión de grandeza y de lealtad.
"¡Ojalá, señores, la lección dada hoi por los Colejios libres de Lima halle ejemplo en los más humildes caseríos de la República! ¡Ojalá todas las frases repetidas en fiestas semejantes no sean melifluas alocuciones destinadas a morir entre las paredes de un teatro, sino rudos martillazos que retumben por todos los ámbitos del país!", reiteró González Prada.
Es hora del Mensaje a la nueva generación.
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