Por Ghaleb Kandil
Fracasaron las apuestas de Estados Unidos sobre la posibilidad de obligar a Rusia a ejercer presiones sobre la delegación siria a la conferencia Ginebra 2 para llevarla a modificar sus posiciones de principios. La profunda decepción de Washington se hizo patente en el balance de la reunión tripartita, celebrada el viernes en Ginebra, entre Rusia, Estados Unidos y Lakhdar Brahimi. En ese encuentro, el viceministro ruso de Relaciones Exteriores Guennadi Gatilov, dio pruebas de firmeza al oponerse a los estadounidenses y a la parcialidad del emisario internacional.
El desarrollo de las negociaciones de Ginebra demuestra que no había ningún tipo de compromiso previo, como creían medios políticos y diplomáticos desde el inicio de la conferencia. Debe quedar claro para todos los analistas que la relación entre Rusia y el Estado sirio se basa en una sólida asociación y en una alianza y no es una relación de obediencia, como sucede en la relación entre las oposiciones sirias y sus amos estadounidenses, árabes y europeos.
El tema sirio es el espacio en el que se están conformando las nuevas fórmulas de asociación entre los dos polos, alrededor de Rusia y de Estados Unidos. En sus esfuerzos por recuperar su lugar en la escena internacional, Rusia se apoya en una roca cuya solidez garantizan la resistencia del Estado sirio, el avance de las tropas sirias en el terreno y un amplio respaldo popular que ya no se atreven a negar ni los peores enemigos de Siria.
En sus esfuerzos por construir esa nueva asociación internacional, Rusia se relaciona de igual a igual con los occidentales, aunque al inicio de la conferencia prefirió ignorar la anulación de la invitación ya extendida a Irán y el hecho que la representación de la oposición siria se limitó únicamente a la delegación de la Coalición Nacional. El viernes, en cambio, los rusos echaron por tierra las ilusiones de Estados Unidos al apoyar a fondo la posición de la delegación gubernamental de Siria, que se mantuvo firme en materia de prioridades: la lucha contra el terrorismo debe primar ante los temas políticos ya que constituye el pilar fundamental de todo futuro acuerdo entre los sirios.
Washington trata de imponer el concepto, desarrollado por Richard Hass, de una asociación internacional… ¡bajo la dirección de Estados Unidos! Eso es lo que Washington pretende lograr en Siria, tratando de empujar hacia esa dirección el proceso político y diplomático emprendido para resolver la crisis en ese país. Pero ese intento estadounidense va en sentido contrario de la correlación de fuerzas existente en el terreno, que permite al Estado sirio –cuya fuerza proviene de su ejército y del respaldo de gran parte de la población– poner al mundo ante la siguiente alternativa: llegar a un compromiso basado en una asociación en la lucha contra el terrorismo, compromiso respaldado por firmes resoluciones internacionales contra todos los Estados implicados en el apoyo a los movimientos terroristas, o una solución militar gracias a los propios medios del Estado sirio, que impondría así la realidad de los hechos que se registran en el terreno.
Por los datos de inteligencia recogidos y los sondeos de opinión que ha venido realizando, Occidente conoce perfectamente el alto grado de popularidad del presidente Bachar al-Assad. El hecho que el presidente sirio se convirtiera en blanco de Estados Unidos no hizo más que reforzar su popularidad y su imagen como líder representante de la voluntad siria de resistencia ante el terrorismo y de garantizar la defensa de la independencia y la soberanía nacionales.
Rusia quiso enviar un fuerte mensaje de solidaridad con Siria, con su pueblo y su líder, quien, por su voluntad de resistencia, se ha ganado la admiración de los hombres libres de todo el mundo.
La posición de Moscú tuvo como complemento la gestión inteligente y valiente de las negociaciones de Ginebra por parte de la delegación siria. Actitud que dio lugar a las manifestaciones de respaldo al presidente Assad, a la delegación del gobierno sirio presente y al Ejército Árabe Sirio, manifestaciones que se produjeron en zonas de Siria afectadas por el conflicto. Resultan elocuentes las imágenes de las multitudes [favorables al gobierno sirio] que se congregaron en Daraa, Deir Ezzor y las demás ciudades del país.
Rusia tiene la convicción de que ella misma está siendo blanco del terrorismo takfirista apadrinado por países satélites de Estados Unidos. También está siendo blanco de presiones en Ucrania y en otras regiones que forman parte de su zona de influencia histórica. El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, se irguió ante la arrogancia estadounidense y frente al proyecto de escudo antimisiles, que constituye una amenaza directa para el equilibrio mundial. Se trata de un proyecto que apunta abiertamente contra Rusia y contra su aliado iraní.
Eso significa que la prioridad del Estado sirio –combatir el terrorismo– incluye al mismo tiempo la defensa de Siria, la seguridad de sus aliados y la estabilidad del mundo. Es por lo tanto natural que la posición de Rusia en la conferencia de Ginebra sea de respaldo a esa prioridad, presentada y defendida por la delegación gubernamental siria, tanto más cuanto que el Estado sirio ha tenido en cuenta –durante los 3 últimos años y en repetidas ocasiones– los intereses de su aliado ruso.
La relación entre Rusia y Siria se basa en una alianza orgánica y estratégica, basada a su vez en la credibilidad, la comprensión y el respeto mutuo. Para Rusia, Siria no es un país vasallo –como sucede en la relación que Estados Unidos mantiene con sus «aliados»– sino un interlocutor esencial.
Por todas esas razones, la ilusión del compromiso ruso-estadounidense ya predeterminado se derrumbó el viernes en Ginebra… y con ella se evaporaron los planes estadounidenses de priorizar «el traspaso del poder» en Siria por encima de la lucha contra el terrorismo.
El Ejército Árabe Sirio se encargará, con sus éxitos en el campo de batalla, de convencer de que tales apuestas no serán exitosas a los que todavía creen en esas ilusiones.
Declaraciones y posicionamientos
Hassan Nasrallah, secretario general del Hezbollah
«Nuestra lucha en Siria es un sacrificio que exige mucha paciencia. Las personas que murieron en las recientes explosiones son tan mártires como los combatientes muertos en el campo de batalla. ¿Vale la pena ese sacrificio? Sí, vale la pena porque lo que está en juego es el futuro de nuestro país y de nuestros hijos.
Mienten quienes dicen que los atentados contra el Hezbollah son consecuencia de la implicación del partido en Siria. Sin nuestra lucha en Siria miles de coches-bomba habrían entrado en Líbano. Pensamos que el Líbano es blanco de los takfiristas que quieren consolidar su presencia aquí después de haber fracasado en Siria. El Líbano ha estado siempre en los planes de los takfiristas.
Siria será peor que Afganistán. Países como Arabia Saudita han comenzado a tomar medidas para poner fin a la participación de los yihadistas extranjeros en Siria. ¿Por qué se permite tomar medidas preventivas contra los takfiristas en el mundo entero y no en Líbano, siendo Siria nuestro vecino? ¿No teníamos derecho a defender la dignidad de los libaneses en la frontera y en Qoussair?
Si los extremistas hubiesen logrado controlar Siria, ¿a qué se parecería hoy ese país? La situación sería comparable a la de Afganistán después de la retirada de las tropas soviéticas y el ascenso de los talibanes. Los sirios están conscientes de ello. ¿Y qué pasa con el Líbano? ¿Y con los cristianos en Siria? ¿Qué pasa con las iglesias y los religiosos? ¿Por qué el mundo no hace nada por protegerlos? ¿No son los takfiristas quienes arremeten contra sus símbolos? La misma interrogante se plantea para los drusos y los musulmanes en general.
En Líbano hemos tenido varios atentados en los últimos meses. Unos acusaron al régimen sirio de estar detrás de las explosiones. Otros acusaron al Mossad. El Mossad y Estados Unidos están ciertamente implicados en esas operaciones pero son los takfiristas quienes manejan las redes terroristas que cometieron esos atentados (…)
No fuimos nosotros quienes nos negamos a formar un gobierno de unión nacional sino los que querían la formación de un gobierno neutral. Algunos partidos han tenido que hacer más sacrificios que otros para permitir el nacimiento del actual gobierno. Si no hubíesemos hecho compromisos, hoy no habría gabinete y el vacío habría afectado a la presidencia. Nosotros nunca quisimos que hubiese un vacío (…)
Algunos libaneses han olvidado que Israel sigue siendo un país enemigo que trata de hacer daño al Líbano. Sin el movimiento de resistencia, Israel todavía estaría en Líbano. No hace mucho que el enemigo trató de aprovechar la ocasión para golpear a la Resistencia libanesa, para apoderarse nuevamente del control del país. Nosotros rendimos homenaje a los mártires del ejército libanés. Esperemos que llegue el día en que el ejército libanés se convierta en la única fuerza capaz de defender el Líbano y es ese el verdadero desafío. Nosotros respaldamos todas las iniciativas tendientes a fortalecer el ejército libanés.»
Nabih Berry, presidente del Parlemento libanés
«El ejército ha demostrado una vez más que su vigilancia no es ficticia y que es capaz de desbaratar los complots hipócritas urdidos contra el Líbano. Mantengámonos alertas en esta etapa crítica de la historia del Líbano. La coordinación entre los servicios responsables de mantener el orden es primordial para proteger el país.»
Michel Aoun, líder de la Corriente Patriótica Libre
«La formación del gobierno permite normalizar las relaciones entre las diferentes facciones en Líbano luego de largas crisis. Esperamos también que todo vuelva a la normalidad y que las instituciones retomen su trabajo y que ese trabajo arroje resultados en materia de seguridad y de economía. El poder no puede estar en manos de una sola fuerza y debe repartirse entre todas las partes.»
Fares Boueiz, ex ministro libanés de Relaciones Exteriores
«Israel sigue de cerca el tema de la entrega de armas de Francia al Ejército Libanés. Los israelíes han intervenido seguramente, a través de Estados Unidos y directamente ante los franceses, para lograr que el ejército [libanés] no obtenga armamento sofisticado.»
Samir Geagea, jefe de las Fuerzas Libanesas
«Ciertas partes han tratado de enterrar el documento de Bkerké bajo un montón de aprobaciones verbales que lo vacían de su contenido. Ese texto contiene una vez más palabras fundadoras, en la medida en que los padres de la Iglesia que la expresión de la fe en la entidad libanesa está vinculada a la edificación de un Estado capaz y eficaz. Así que (…) la teoría de la resistencia, que significa el mini-Estado del Hezbollah, se vuelve completamente nula y carente de valor ya que no puede haber dos Estados en uno solo. Es evidente que hay dos proyectos y tenemos que optar por uno de los dos.»
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