En nuestra sociedad hipócrita la brujería ha tenido un repunte atemorizador.
El último evento de brujos de Trujillo en Halloween el 2011 y auspiciado por el Estado, donde los aquelarres, pócimas esotéricas, mesadas, lecturas del tarot, hojas de coca e ingesta de ayahuasca en nombre de la cultura, auspiciadas por los funcionarios de la Región y del MINCETUR según dicen los lugareños, para promover el turismo de gente que busca que el que no te quiere, te quiera un poquito o tal vez conseguir algún trabajito, un departamento o mejora laboral.
Hemos escuchado, a cientos de brujos con la mayor impunidad, jactarse de tener muchos muertos en su haber y creo que debemos decir que la mayoría en nuestra cultura cree en brujos y de que los hay, los hay y muy malos, que no tienen nada que envidiar al más letal de los sicarios de la mafia rusa.
Pero dejémonos de justificar lo injustificable o tratar de sustentar lo que supuestamente es nuestro legado cultural. De otro modo vamos a estar la vida entera atados a nuestras cadenas de opresión como refiere la letra de una conocida canción nacional.
Y es que el Perú no debe ser conocido por su brujería sino por el empeño, perseverancia, solidaridad, trabajo, deporte, la riqueza de nuestra patria, excelente gastronomía y organización continua.
Cultura no es asesinar ni hacerle daño a alguien, la muestra de superación ante los ojos del mundo, debe ser de amor, respeto y tolerancia así que antes de ir a ver cómo amarramos al ser amado o enterrar en vida a nuestros enemigos, regresemos a lo que nos enseñaron nuestros antecesores sabios, ese infalible consejo para que de hinojos orar porque se realicen nuestros más caros anhelos, sea cual fuere nuestra convicción de fe.
Dios no está muerto, es el nombre de la última película que vi, la trama cuenta que un joven universitario norteamericano discute sobre su fe con un filósofo veterano.
En fecha cercana a Halloween conocido mundialmente según los ocultistas como la fiesta anual de Belcebú, algo ocurre en la humanidad porque en lo que menos se piensa es en la fe.
Un hecho conocido y relacionado a temas de creencias e inventores de la hechicería, en días como estos, son los recordados procesos de Salem o tal vez las persecuciones de la Santa Inquisición del siglo XVI.
Pero como dicen muchos: “No creo en brujos, pero de que los hay, los hay” y solo basta revisar cada día los medios de comunicación de Latinoamérica o los noticieros televisivos y es posible notar que la “industria de la brujería”, sí industria aunque usted no lo crea, parece estar en su mejor momento.
En uno de los más leídos y antiquísimos libros del mundo, conocido como la Biblia, en el Libro de Deuteronomio, capítulo 18 del versículo 9 al 14, claramente cita la reprensión de Dios a este tipo de actos, tanto como para el brujo así como para el que va a buscarlo, tipificando tal hecho como algo abominable.
El ama de casa que no mata una mosca, buscó al brujo “pactado” para matar a su esposo infiel, y entre llantos expresaba que deseaba asesinarlo, bueno eso nos mostraba el insólito documental de Tabú Latino América de National Geographic o uno de los diarios de Perú, El Comercio, indicando que joven extranjero fue muerto en sesión de ayahuasca por un chamán en Madre de Dios, parece cosa de risa pero nada más serio que un asesinato en primer grado con agravantes como la violación.
¿Dónde perdimos los humanos la razón, para llegar a este punto?
Parece que existen muchos vacíos en los corazones de nuestra sociedad.
Eso dicen los estudiosos de la psicología del hombre, lo que hace que busquen al brujo, hechicero, bruja blanca, palo santo, umbanda, palo mayombe, la santa muerte, o las más famosas entidades y principados del reino de las tinieblas arraigados en Brasil. Y qué decir del famoso catemaco en México, donde según las investigaciones de los expertos, cada año van políticos, presidentes, artistas, cantantes, modelos, periodistas, presentadores y dueños de televisoras de todo el globo terráqueo para pactar con Satanás y obtener fama y dinero.
Según el último reporte del crimen de Interpol, el índice de asesinatos tiene en un 70% influencia demoniaca o de algún brujo y el tema es de nunca parar.
Un estudioso y preparado sociólogo colombiano de la Universidad Javeriana de Bogotá refirió que se está evaluando en dicha nación y muchas otras de Sur y Centro América la penalización de la brujería.
¿Será que debemos regresar a la cacería de brujas de Salem?, o simplemente ver que esa brujita blanca que te dio la pócima especial de 7 plumas de búho con conjuntivitis hervida a baño María, con patas de gallina criada al borde de un río seco y un atadito de tres hojas de ruda remojada con un trébol de cuatro hojas consagrada a la Diosa Astarté para conseguir al ser amado, no es tan inocente como parece porque existe un envenenamiento asolapado que va contra la integridad y la vida de la persona en la mayoría de los casos?
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