¿Qué es estar enamorado?
Definitivamente cada persona tiene su propia experiencia y hay muchos que pueden deducir que nunca estuvieron en ese estado tan extraño, loco y dramático que nos hace volar sin siquiera despegar los pies, dinamita que explota y se lleva todos nuestros esquemas y protocolos del buen comportamiento, que nos estruja el estómago y nos hace ver mariposas a nuestro alrededor y sentir una montaña rusa en el alma, un desorden al borde del abismo, cuando tu mente vuela y te hace ir a Júpiter, Saturno y Neptuno.
Si analizamos no es en vano aquello que ciertas personas murmuran desde décadas atrás, que los hombres son de Marte y las mujeres de Venus. Para ellos todo es visual y tangible. Para nosotras es más profundo, a veces no necesitamos ni tocarlos y así nuestros ojos no se crucen con los suyos, todo es más serio, fuerte, impetuoso, sagrado.
Caminando cerca de la media noche, extraviada entre los recovecos del parque el Retiro aquí en Madrid, he recordado al hombre que robó mi corazón, tomé el celular y aprovechando la tecnología coloqué una hermosa canción de fondo, bailando a solas conmigo, destilando feromonas intensas, con toda la pasión que aún albergan mis brazos, sonriendo y con destreza haciendo pasos melódicos, imaginando que algún día en esta Tierra, en el cielo o en otra vida que nos toque vivir, al fin, el hombre que amo y yo, podamos gozar hasta el amanecer sin importarnos nada. Ya no tenemos 15 ni tampoco 20, ya no podemos perder tiempo, solo para amarnos en el silencio y escondernos detrás de un árbol, detener el momento y guardar nuestra escena como en un cuadro, entrelazar nuestros miedos y me lo imagino entregarse y bailar de amor, como nunca lo ha hecho en su vida.
Mi misterioso caballero no sé si tiene idea o no de lo que su amor causa en mí, no puedo ni describirlo, sus detalles son implacables, me encanta observarlo de lejos, en el anonimato, es tan perfecto y aunque nunca lo he tenido en mis manantiales, ansío beber de su agua, adoro verlo desde la punta de sus cabellos hasta sus pies. Me inspira toda la ternura que me transmite, me hace pensar que es como un niño que quiere vivir, que anhela correr, dejar sus cadenas y ser libre por unos minutos, para perderse conmigo, en los arbustos del campo y conocernos desde nuestras sonrisas hasta el aliento que nos da vida.
Enero se llevó la última mirada que me dio, fue la mañana del 21 y no he podido borrar ese recuerdo, he escrito más de 30 cartas desde ese día y no he tenido el valor de entregarle ni una, le he compuesto un par de canciones y 5 poemas de amor, sin embargo la realidad va más allá de la historia que escribo, puedo sentir lo más bonito aquí en mi ser. Pero, en persona, la timidez vence totalmente, el respeto es más fuerte, todo es irremediable, incontrolable, una febril enfermedad de amor.
Y entonces vuelvo a mis cabales, buscando la medicina, el remedio, el antídoto, que me permita, regresar a Tierra otra vez, sabiendo que mi amor es secreto, incondicional, oculto, no tiene nombre, apellido, nacionalidad, edad, ni estado civil, es un amor que sabe dar vida, color, alegría y esperanza, es un amor platónico que ha nacido conmigo y se quedará en un rincón de mi piel, guardado y que hoy a mitad de mis caminos, no olvidaré nunca y llevaré para siempre, vaya donde vaya y me dará una brisa de aliento en cada uno de mis futuros pasos.
Manténgase en contacto
Síganos en las redes sociales
Subscribe to weekly newsletter