Escribió Víctor Raúl Haya de la Torre en su libro fundamental en 1928: El antimperialismo y el Apra, lo siguiente:
"La historia de las relaciones políticas y económicas entre América Latina y los Estados Unidos, especialmente la experiencia de la revolución mexicana, nos lleva a las siguientes conclusiones:
1) Las clases gobernantes de los países latinoamericanos, grandes terratenientes, grandes comerciantes y las incipientes burguesías nacionales, son aliadas del imperialismo.
2) Estas clases tienen en sus manos al gobierno de nuestros países a cambio de una política de concesiones, empréstitos u otras operaciones que los latifundistas, burgueses, grandes comerciantes y los grupos o caudillos políticos de esas clases negocian o participan con el imperialismo.
3) Como un resultado de esta alianza de clases, las riquezas naturales de nuestros países son hipotecadas o vendidas, la política financiera de nuestros gobiernos se reduce a una loca sucesión de grandes empréstitos, y nuestras clases trabajadoras, que tienen que producir para los amos, son brutalmente explotadas.
4) El progresivo sometimiento económico de nuestros países al imperialismo deviene sometimiento político, pérdida de la soberanía nacional, invasiones armadas de los soldados y marineros del imperialismo, compra de caudillos criollos, etc. Panamá, Nicaragua, Cuba, Santo Domingo, Haití son verdaderas colonias o protectorados yanquis como consecuencia de la "política de penetración" del imperialismo." p. 75-76, Obras Completas, Tomo IV, Lima, 1970.
Y sería interesante recordar lo acontecido en varios de nuestros países en los últimos 15 ó 20 años. El imperialismo no descansa pero tampoco es invencible.
Puedo dar testimonio que por estos días, miles de soldados estadounidenses están arribando al Perú para combatir "el narcotráfico". ¡Qué ironía! Los soldados y policías peruanos están luchando a brazo partido contra los narcotraficantes, sus aliados en los gobiernos y en los partidos políticos y ¡ningún soldado norteamericano va a enseñarle cómo se pelea y se fulmina a los enemigos! Y esto ocurre durante el gobierno de quien fuera algo así como una esperanza: el gobierno del señor Ollanta Humala.
Por falta de contrapeso político, los gobiernos llegan, se enseñorean en los palacios y básicamente gobiernan para regalar o concesionar las riquezas de nuestros países.
A nadie escapa que el diseño económico del capitalismo salvaje o neoliberalismo aliado con nuestros gobiernos criollos, dictó leyes que desprotegieron a las masas laborales, alentaron la decadencia de los sindicatos, compraron líderes colaboracionistas para cooptar con más facilidad la toma de decisiones pro-empresariales, de mala suerte que con masas laborales inorgánicas, carentes de sólidos principios comunes, la arremetida del estado-empresario con bajos sueldos, es mucho más fácil.
Y como quiera que nosotros respondemos a la realidad de nuestros espacios-tiempos históricos y sociales, es imprescindible narrar cómo en Perú hay cientos de miles de hombres y mujeres que no pertenecen a ningún sindicato, no obstante son trabajadores que venden sus mercaderías en las calles y comercian con intensidad decenas de cientos de millones en cualquier moneda. Sus códigos de empleo son cuasi familiares, trabajan el padre, la madre, los hijos. Y no están en la miseria. Pero tampoco, en la mayoría de los casos, tributa o paga impuestos.
Tiene mucha importancia esta franja trabajadora porque ningún partido político los agrupa de modo organizado y tampoco les provee de ideas, planteamientos organizativos y de unión en torno a principios sociales. Este inmenso sector abandonado, escuchen bien, impide que se baje al subsuelo de la miseria y la explosión social protestante y airada.
¿Hay que dejarlos como están, sin ayuda o asesoría o trabajo político en sociedades corrompidas por la televisión por cable, los contenidos nocivos y violentistas, la adoración del lujo lejano y americanizado? O ¿no es menester plantearnos la necesidad de alguna manera de invitarlos a la forja de sociedades responsables, solidarias y guardianas de la soberanía popular sobre la que reposa la soberanía nacional de nuestros países?
Otra vez acudo al libro de Haya de la Torre, de 1928:
"Nuestra experiencia histórica en América Latina, y especialmente la muy importante y contemporánea de México, nos demuestra que el inmenso poder del imperialismo yanqui no puede ser afrontado sin la unidad de los pueblos latinoamericanos. Pero como contra toda unidad conspiran, ayudándose mutuamente nuestras clases gobernantes y el imperialismo, como éste ayuda a aquéllas y les garantiza el mantenimiento del poder político, el Estado, instrumento de opresión de una clase sobre otra, deviene arma de nuestras clases gobernantes nacionales y arma del imperialismo, para explotar a nuestras clases productoras y mantener divididos a nuestros pueblos. Consecuentemente, la lucha contra nuestras clases gobernantes es indispensable; el poder político debe ser capturado por los productores; la producción debe socializarse y América Latina debe constituir una Federación de Estado. Este es el único camino hacia la victoria sobre el imperialismo". p. 77-78, ob. cit.
Cada vez que alguno de nuestros gobiernos procuró algún camino soberano, de inmediato tuvo los reparos del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial, del Departamento de Estado en Gringolandia, es decir, nuestra independencia no es tal porque los genuinos detentadores del poder mundial: tasan nuestra moneda, controlan sus alzas y bajas; ponen precio a los productos primarios que exporta Latinoamérica; deciden qué es bueno o malo para nuestros pueblos, léase la porquería violentista que llega por el cable se ha masificado a niveles extraordinarios y se vende una forma de vivir ajena a nuestras idiosincracias, de mala suerte que se imita lo más nefasto y los ajustes de cuentas, los crímenes en familias, los "ajusticiamientos" por calles, plazas y avenidas, se convierten en pan diario. Al menos, así está sucediendo en Perú desde hace más de 10 años. Hemos visto casos impresionantes en que ciudadanos chinos, italianos o europeos han sido abaleados en cruceros céntricos del país sin que les sea robado ni un centavo. Es decir el Chicago y Nueva York de los años veinte-treinta se repite en nuestros pagos criollos.
¿Qué está ocurriendo en Venezuela? Hay un gobierno de origen en las urnas, pero eso no basta para los agentes de las centrales de inteligencia que coludidas con las grandes cadenas de diarios y medios de comunicación vendidas al imperialismo, todos los días satanizan al gobierno de Maduro y lo ponen como si fuera un primate o un ogro descontrolado. Claro que los logros sociales, la toma de conciencia de enormes sectores populares ¡eso no importa para nada! Nosotros anhelamos una solución pacífica y dialogada para Venezuela y ¡los terroristas a la cárcel y todo el rigor de la ley! Nosotros, los latinoamericanos NO necesitamos que el Tío Sam o cualquier otro nos diga cómo vivir, cómo defendernos y cómo lograr la genuina revolución de pan con libertad!
La tarea es política. Hay que vencer escollos popularizados entre nuestra gente: "la política es sucia", "así es", "roba pero hace obra", "qué se va a hacer". Digo y afirmo y estoy seguro que me acompañan en la protesta: ¡que eso es mentira! La política no tiene por qué ser sucia sino tarea honesta y misionera de auténticos pioneros en la forja de naciones y países. ¡Que lo digan sino nuestros hermanos mexicanos en cuya hermosa tierra hoy debatimos, si al recordar a Emiliano Zapata, Pancho Villa y Francisco Madero, con la Adelita de las trincheras y de los campesinos de la División del Norte, no se estremece el alma de emoción y enardece el grito de coraje por tantas y tantas victorias populares!
Mi país que tuvo el fenómeno violentista del terrorismo demencial por casi 20 años, salió adelante por la unión popular de la mano con las Rondas Campesinas que derrotaron a los afiebrados y pacificaron el país. Pero hoy son las pandillas delincuenciales y políticas las que se reparten merced a sus robos la Nación. ¿Por qué hay que permitir que esto siga ocurriendo en uno de nuestros países?
Finalmente, los partidos políticos tienen que legitimar su accionar y sus dinámicas. No hay otro modo de trabajar, por tanto de aquí deben salir los nuevos presidentes y gonfaloneros de nuestra causa libertaria.
Y con el ejemplo de la Revolución Mexicana de entrega y heroísmo, deseo agradecer vivamente la atención prestada.
Muchas gracias.
Ponencia presentada en el Seminario Internacional Los Partidos y una nueva sociedad, Ciudad de México, México.
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