En Lima, Perú, ya se están viendo los spots publicitarios y los paneles a mil por hora de la propaganda de los candidatos a la presidencia.
Entre el variado menú, tenemos la entrada, la ensalada, la sopa, el plato principal y el postre sin olvidarnos del refresco.
Por entrada, por tercera vez nos ofrecen los especialistas del marketing contratado por Keiko Fujimori Higuchi de Villanella, de Fuerza Popular, quien nos proporcionaría juventud, preparación académica y buenos planes de gobierno, pero al mismo tiempo la incertidumbre de que la juventud es mala consejera y, según algunos mal hablados, de que si llegara al poder sería sólo y exclusivamente para apoyar a su padre y a su pequeño hermano, que dicen es como el niño terremoto, puntos a su favor, que es mujer y nunca ha gobernado una dama en el Perú, es apasionada y de vez en cuando, sí saca su verdadero carácter. Se le ve mejor que cuando intenta presentarse como ovejita inocente, muchos alegan también que su muy guapo y sonriente esposo más que estorbar ayuda porque calladito aseguran se ve más bonito.
La ensalada viene representada por Pedro Pablo Kuczynski de 77 años, de Peruanos por el Cambio, quien por segunda vez entra en la pelea. Este pintoresco personaje tuvo como jefe de campaña pasada a un cuy de casi dos metros de estatura creo más como mascota que se ganó el cariño del público e intentó de todo pero no pudo ganar. Puntos que le aportan beneficios en el electorado son sus reflexiones con madurez y toda esa singular educación que ha tenido, sus puestos laborales en importantes empresas económicas del mundo le ayudan mucho puesto que Perú no necesita entusiastas sino realistas preparados, capaces de cambiar la pobreza por productibilidad. Puntos que no lo ayudan dicen por ser pituquito y blanquito y carecer de la historia melodramática de origen humilde.
Para degustar la rica y caliente sopa, representada por César Acuña de Alianza para el Progreso, explican que pese a no tener experiencia en campañas presidenciales resultó ser más astuto que otros veteranos porque, aparte de tener plata como cancha también, ofrece becas para todos los gustos, sabores y colores, punto extra sus regalos a montones ya que el pueblo al parecer los necesita, sus participantes y acompañantes, que se nota han sido bien elegidos, hasta evangélicos incluidos para asegurar el voto de tan importante y gran sector religioso. En contra, la denuncia por abuso y golpes a su ex esposa, su no muy buena oratoria, que en comparación a otros candidatos estaría en pañales pese a ser ya un hombre maduro con 63 años.
Como plato de fondo del menú tenemos al carismático Alan García Pérez del Apra (Alianza Popular Revolucionaria Americana), quien ha sido presidente en dos oportunidades, la primera en el año 1985 cuando sólo tenía 36 años y la segunda vez en el año 2006 con 56 años y hoy a los 66 años intenta serlo por tercera vez, las encuestas no lo hacen figurar aun como uno de los favoritos y sin olvidar a su compañero Mauricio Mulder que señala que todos los brujos del Perú han pronosticado su implacable triunfo, entonces… si seguimos la parábola de los adivinos nada está dicho todavía. A su favor que es ultra conocido y que se ha aliado con Lourdes Flores, en contra algunas promesas incumplidas. ¿Y quién las ha cumplido?
Y como un exótico postre al también popular y ex presidente Alejandro Toledo Manrique, de 69 años, que su historia es toda una novela de Delia Fiallo o de Yolanda Vargas Dulché, el muchachito humilde y pobre pero empeñoso que gana una beca se va a Estados Unidos cumple el sueño americano, se vuelve millonario y poderoso. Puntos positivos que la gente lo ubica y negativos, los más irónicos benevolentes especulan haber sido tan buen yerno.
Y el refresco del rico y sofisticado menú es quién hace la fiesta, la prensa, los reyes de la encuesta, los que manejan los votos de toda la gente.
Y no me refiero a los periodistas locos que han perdido la cabeza por ser de una línea que los conozco y vaya que son muchos. No, yo me refiero a los que se venden al mejor precio, a los que le rinden culto a la moneda y al billete, que no te lo cuenten, a los que le rezan al poder, a los que le prenden velas al palacio de gobierno. Finalmente se me fue la sed y seguiré con mis 120 días de ayuno.
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