La Secretaría de Marina (Semar) contrató a la desarrolladora de armas de destrucción masiva British Aerospace Systems (Bae Systems) para dotar de cañones navales a la Armada de México, a cargo de Francisco Soberón Sanz.

Por medio de la subsidiaria denominada Bae Systems Bofors AB, la firma armamentista construirá cuatro sistemas 57 MM MK110 (conocidos como Bofors 57 Mk3) para embarcaciones medianas por montos que rebasan los 7 millones de dólares cada uno, programados para entregarse –y pagarse, pase lo que pase con el tipo de cambio– hasta 2017.

El contrato

Ulf Anders Bertil Einfors viajó desde Suecia a la Ciudad de México. La travesía valía la pena: un acuerdo por 30 millones 235 mil 428 dólares era la recompensa.

El 22 de mayo de 2014, la Semar firmó con el apoderado legal de Bae Systems Bofors AB el contrato 13-SCIA/037-2014 para la adquisición de tecnología “para atenciones de los buques de vigilancia oceánica”.

Por medio de ese acuerdo, el Estado mexicano selló su relación con la trasnacional Bae Systems, cuestionada por asociaciones civiles por tres motivos: ser una de las mayores beneficiarias de los conflictos bélicos alrededor del mundo; su capacidad de desarrollar armas de destrucción masiva, incluidas nucleares, y por hacer negocios con quien se lo proponga, sin importar la violación de derechos humanos que los gobiernos-clientes cometan.

El trato se oficializó entre el almirante del cuerpo general Diplomado de Estado Mayor Armando García Rodríguez, como oficial mayor, y el apoderado general de Bae Systems Bofors AB, Ulf Anders Bertil Einefors.

En total, cinco funcionarios de la Semar firmaron el contrato: además de García Rodríguez, signaron el vicealmirante José Manuel Rodríguez Aguilar, director general de Administración y Finanzas; el contralmirante Germán Álvarez Lobato, director general adjunto de Construcción Naval; el contralmirante Arturo Ramón Bosco Romero, director general adjunto de Adquisiciones, y la jefa del Departamento de Contratos Especiales, teniente de navío Gabriela Avendaño Meléndez, como revisora del documento. Contralínea solicitó entrevista con el almirante secretario Salvador Soberón y con el oficial mayor García Rodríguez, pero hasta el cierre de edición no se recibió respuesta positiva.

Subsidiaria de la multinacional Bae Systems, Bae Systems Bofors AB está legalmente constituida como una sociedad sueca, como “consta en el certificado de incorporación, con número de registro 556204-1904 de fecha 6 de marzo de 1980, otorgado por Anna-Karin Östin, secretaria de la Oficina de Registro de Compañías Suecas y cuyo objeto social es la elaboración de armamento y municiones”.

Su domicilio está en la pequeña localidad de 30 mil habitantes de Karlskoga, en Bofors, famosa por su intensa producción de armamento desde el siglo XIX. En 2005 se unió al conglomerado originalmente británico Bae Systems.

El gobierno de Enrique Peña Nieto adquirió cuatro cañones “con programador de espoleta, accesorios y dispositivos de control, incluyendo cámara”, por un monto total de 30 millones 235 mil 428 dólares, divididos de la siguiente forma:

 7 millones 863 mil 116 dólares por el primer dispositivo, de los cuales 3 millones 931 mil 558 dólares (la mitad del monto) fueron entregados “por concepto de anticipo”. El resto del pago se pactó en tres tandas más;

 7 millones 102 mil 66 dólares por el segundo cañón. También se dio el 50 por ciento (3 millones 551 mil 33 dólares) como anticipo;

 7 millones 140 mil 794 dólares por el tercero, y

 8 millones 129 mil 452 dólares por el último, el cual cerrará el ciclo de entregas en 2017.

La Semar se comprometió a dar otro adelanto por 3 millones 23 mil 542.80 dólares (el 10 por ciento del total del negocio), y se obligó a abrir cartas de crédito a favor de Bae Systems en el Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext), entonces a cargo de Enrique de la Madrid.

El contrato incluye entrenamientos “organization-level”, “intermediate-level”; sobre “construcción del montaje en Suecia”; así como servicio de instalación del cañón, asistencia técnica, formatos y de aplicación web.

Para tranquilidad de la empresa, “se aceptan entregas parciales”, aclara el documento, que indica que los materiales serán recibidos en el Puerto de Veracruz, mientras que el astillero 20 de Marina, en Salina Cruz, Oaxaca, fue marcado como el “usuario final”.

La fuente de los dineros es partida presupuestal 55101, y los impuestos generados por la importación de los bienes son responsabilidad de la Semar.

La cuarta cláusula del contrato reservó a priori “la totalidad de la información” del documento. Por ello la representante de Bae Systems en México (Kratfel Consultores) denegó la solicitud de entrevista presentada.

Los cañones innombrables

Como respuesta a la solicitud 0001300037115 presentada por Contralínea por medio de la Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública, la Semar entregó una versión pública del contrato, testada.

“Cabe mencionar –escribió el contralmirante Benjamín Narciso Mar Berman–, que la información que se encuentra censurada; implica la revelación de procedimientos, fuentes, tecnologías ubicados en instancias de seguridad nacional, al detallar capacidades y características de los sistemas adquiridos, por lo cual no es posible proporcionar dicha información” (sic).

La Semar intentó esconder los detalles del armamento adquirido. Ni siquiera quiso mostrar la palabra “cañón”. Sin embargo, fue la propia Bae Systems la que celebró públicamente el millonario contrato conseguido, informando sobre qué era lo que había vendido al Estado mexicano.

“Bae Systems ha recibido la adjudicación de un contrato para producir y entregar cuatro armas navales 57 Mk3 para la Marina mexicana”, anunció la firma en un comunicado difundido en junio de 2014. “La producción comenzará inmediatamente –agregó–, iniciando la entrega del armamento en 2015 y continuando hasta 2017”.

En su catálogo, la empresa armamentista ofrece los detalles de los cañones: “el sistema armado naval bofors 57 Mk3 dispara cuatro rondas por segundo y puede intercambiar inmediatamente entre tipos de munición, incluyendo municiones smart 3p y all target. Impacta con precisión blancos en aire, tierra y mar”.

Puede disparar a una distancia de 17 mil metros a 1 mil 35 metros por segundo; “totalmente automático, el sistema de carga computarizado del arma puede alistarse para 120 rondas”; además, “el arma es controlada por medio de un sólo operador remoto”.

Según la constructora, el cañón está diseñado para ser utilizado tanto en operaciones pacíficas como en escenarios en los que se dé una conflagración abierta.

“El arma ha sido seleccionada para servir en una amplia gama de naves y guardacostas en Estados Unidos, Canadá, Suecia, Finlandia y México”, presume Bae Systems en su publicidad. A pesar de ello, la Semar intentó ocultar oficialmente el nombre de sus nuevos cañones.
Cuatro buques en construcción

A la par de la adquisición del armamento, la Semar inició la construcción de cuatro buques de vigilancia oceánica de 1 mil 680 toneladas, con embarcación interceptora y helicóptero.

El proyecto, aprobado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público bajo la clave de cartera 0813211002, arrancó en el mismo 2014 con un gasto inicial de 496 millones 521 mil 844 pesos y está programado para ser terminado en 2018, con una inversión total de 3 mil 570 millones 572 mil 118 pesos.

Los Bofors 57 Mk3 precisamente están diseñados para embarcaciones de tales características.

Bae Systems, lucrar con la muerte

El conglomerado Bae Systems es uno de los mayores productores de armas de destrucción masiva en el mundo. Además de cañones, aviones, misiles, tanques, también produce bombas nucleares y armas de uranio empobrecido.

“La compañía BAE Systems es una entidad con sede en el Reino Unido que opera en el sector aeroespacial, seguridad y defensa en todo el mundo. Los principales segmentos de la compañía son la electrónica, la inteligencia y los servicios de apoyo, los servicios de tierra y armamento, apoyo y programas y el segmento internacional”, explican los autores del estudio Negocios sucios. Bancos españoles que financian armas controvertidas.

Los volúmenes de sus ventas visibles se contabilizan en miles de millones de libras, y tiene como clientes a países como Israel, Arabia Saudita, Estados Unidos, Malasia, y ahora a México.

Entre las llamadas “armas controvertidas”, Bae Systems fabrica dispositivos de destrucción con uranio empobrecido.

“El uranio empobrecido es lo que queda después del enriquecimiento del uranio natural, ya sea para la fabricación de armas o como combustible de un reactor […] Cuando un arma elaborada con una punta o núcleo de uranio empobrecido golpea un objeto sólido, como el costado de un tanque, penetra directamente en él y después explota en medio de una ardiente nube de vapor. El vapor se asienta en forma de un polvo químico venenoso y también radioactivo.

Se sabe que RO Systems, filial de BAE Systems, ha producido armas de uranio empobrecido para los tanques británicos Challenger”, asienta el trabajo elaborado por la organización civil Setem.

“Sólo Estados Unidos y Reino Unido han reconocido haber utilizado armas de uranio empobrecido. Estados Unidos y las fuerzas militares de la OTAN [Organización del Tratado del Atlántico Norte] utilizaron estas armas en la guerra del Golfo de 1991, la guerra de Bosnia de 1992-1995, el bombardeo de Serbia en 1999, y la invasión de Irak en 2003. Se sospecha que Estados Unidos también utilizó uranio empobrecido en Afganistán en 2001, pero tanto el gobierno estadunidense como el del Reino Unido niegan haberlo utilizado en ese conflicto.

“[Bae Systems] Ha producido los CHARM 3 con cañón de 120 mm, la única munición de uranio empobrecido actualmente utilizada por el ejército británico. Esta munición fue utilizada por los tanques Challenger II británicos durante ambas guerras del Golfo. En 2006, BAE Systems afirmó que había dejado de fabricar estas armas, supuestamente en línea con sus esfuerzos por mejorar su responsabilidad social corporativa. En realidad, el mercado para esta arma específica era demasiado reducido para ser rentable.”

Por un lado la compañía británica difundió tales actos supuestamente éticos; y, por el otro, mejoró su capacidad, cartera de negocios, en el desarrollo de armas nucleares.

“BAE Systems tiene una participación del 37,5 [37.5] por ciento en MBDA, un negocio conjunto constituido en 2001 junto con EADS y Finmeccanica. MBDA construye los misiles nucleares ASMP-A para el ejército del aire francés, los cuales pueden lanzarse desde los nuevos cazas Rafale. […] Los actuales submarinos Trident de clase Vanguard que están equipados con armas nucleares fueron desarrollados por BAE Systems entre 1986 y 1999.

“Junto con Babcock Marine y Rolls-Royce, BAE Systems puso en marcha en 2007 el proyecto Future Submarines. El objetivo de este proyecto es desarrollar submarinos nucleares para la marina británica que sustituyan a los actuales submarinos Trident.”

Además, el mercado de Bae Systems se expandió hacia Oriente Medio, no hacia los países invadidos, sino a los aliados de la OTAN, como Arabia Saudita, el cual es uno de sus mayores clientes. En 2014, reforzó sus negocios con esa nación.

“En junio [de 2014], anunciamos la reorganización del portafolio de intereses del Grupo en cuanto al número de empresas industriales en Arabia Saudita y la mejora en la relación sostenida con la Riyadh Wings Aviation Academy LLC (Riyadh Wings)”, celebró la firma.

Por esos motivos, ha sido objeto de manifestaciones, cartas públicas, intentos de boicot, señalamientos por organizaciones internacionales que la enlistan como una de las mayores beneficiarias de los conflictos bélicos alrededor del mundo, en los cuales Bae Systems es la proveedora de las tecnologías con mayor capacidad de provocar muertes violentas.

Bae Systems, inclumplimiento en Trinidad y Tobago

A pesar de conseguir el millonario negocio con México, mayo de 2014 no fue del todo positivo para Bae Systems, ya que en ese mes debió pagar al gobierno de Trinidad y Tobago la segunda parte de los 1 mil 382 millones de dólares trinitarios acordados como sanción por incumplir un contrato con dicho país.

En 2010, Trinidad y Tobago rescindió un contrato para la construcción de una tercia de buques. La isla reclamó deficiencias e incumplimiento por parte de Bae Systems.

El pleito no se resolvió en tribunales. Inicialmente la empresa había demandado al gobierno trinitario por 611 millones de dólares TT, pero el Estado contrademandó por 1 mil 600, explicó al diario Newsday el procurador general Arnand Ramiogan. Y ganó la disputa llegando a un acuerdo en Londres mismo.

Fuente
Contralínea (México)