El experto en temas militares Valentin Vasilescu estima que la retirada parcial de los medios aéreos rusos desplegados en Siria no implica riesgos. La operación rusa ya destruyó las fortificaciones que los yihadistas habían construido y el Ejército Árabe Sirio ha recibido armamento moderno que le permitirá liberar el territorio ocupado.
La decisión de retirar el contingente ruso desplegado en Siria comenzó a aplicarse el día mismo de su anuncio por parte del presidente Vladimir Putin [1], como si la decisión no pudiese tomar algunas horas. Primeramente, hubo una semana completa para verificar detalladamente el desarrollo del cese de hostilidades que había entrado en vigor el 27 de febrero de 2016 y asegurarse de que no hubiese sorpresas negativas. Posteriormente, el repliegue desde Siria hacia Rusia (a 2 500 kilómetros) exigió una preparación técnica de 4 o 5 días, teniendo en cuenta los medios rusos de seguimiento del cese de hostilidades que había que mantener en suelo sirio.
Después de haber determinado qué medios debían mantenerse en Siria, se procedió a retirar los medios de combate, a desmontarlo y embarcarlo en contenedores. Los medios aéreos y navales de transporte fueron asignados en función de las capacidades de carga de los aviones, en términos de hombres y de equipamiento, así como por su radio de acción, según los trayectos de vuelo y las condiciones meteorológicas.
Se presentaron con antelación planes de vuelo para todos los itinerarios de los aviones de transporte, especificando los aeródromos de embarque y de desembarco de los aviones de carga. En esta operación estaban implicados más de mil soldados rusos, que forman parte de las estructuras logísticas y que conocían los detalles de la misión al menos con 3 o 4 días de antelación, sobre todo teniendo en cuenta que la ruta más corta no estaba disponible debido al cierre del espacio aéreo de los países de la OTAN a los vuelos rusos.
Es interesante señalar que los servicios de inteligencia de la OTAN no percibieron absolutamente nada y que se vieron totalmente sorprendidos debido a la manera ejemplar como las fuerzas armadas rusas lograron mantener todo en secreto. Eso significa, en la práctica, que los servicios de inteligencia occidentales no disponen de ningún “infiltrado”.
La impresión general es que Moscú actúa mientras que los otros sólo reaccionan, o sea que es Moscú quien toma la iniciativa y no se preocupa por los movimientos de nadie. Putin quiso recuperar Crimea y lo hizo en menos de dos semanas, sin que su intención “se filtrara” hacia Occidente. Putin quiso llevar a Siria sistemas antiaéreos S-400… y lo hizo en dos dias, cuando Israel venía oponiéndose desde hace años a la entrega de sistemas S-300 a Siria. Y Occidente se quedó boquiabierto.
¿Ha alcanzado Moscú sus objetivos en Siria?
El principal objetivo era modificar el equilibrio de fuerzas a favor del Ejército Árabe Sirio mediante una campaña aérea rusa que garantizara, en el plano logístico, las normas de la OTAN, con costos y pérdidas materiales mínimos. Los rusos agregaron a eso la modernización del Ejército Árabe Sirio, en particular de su fuerza aérea.
Al mismo tiempo, pusieron a prueba –en condiciones de combate– los nuevos aviones Su-30SM, Su-34 y Tu-214 R, así como municiones inteligentes (Kh-25, KAB-500, KAB-1500, etc.) que equipan esos nuevos aviones, y los misiles crucero KH-101 (lanzado desde bombarderos) y NK-Kalibr, lanzado desde submarinos y unidades navales de superficie.
Rusia puso a prueba el moderno equipo C4I frente a los estadounidenses y a sus aliados de la coalición contra el Emirato Islámico desplegada en los países que se hallan alrededor de Siria.
Gracias al Ejército Árabe Sirio, Rusia puso a prueba procedimientos y armas específicas para la lucha contra el terrorismo y aprendió cómo estaban dispuestos a actuar los mercenarios islamistas entrenados y armados por Estados Unidos, los países de la OTAN, Arabia Saudita… Rusia sabe ahora cómo contrarrestarlos si alguien llegara a orquestar otra «primavera árabe» en algún lugar.
Gracias al apoyo aéreo ruso, el Ejército Árabe Sirio tomó la iniciativa y ha recuperado gran parte del territorio habitado de Siria. El cese de hostilidades iniciado el 27 de febrero benefició principalmente al Ejército Árabe Sirio ya que numerosos grupos rebeldes se vieron obligados a respetarlo, lo que le permitió concentrarse en los principales enemigos: el Emirato Islámico, el Frente al-Nusra (la franquicia de al-Qaeda en Siria) y el Frente Islámico (armado por Arabia Saudita)
El Ejército Árabe Sirio concluyó así un acuerdo, a través de Rusia, con las milicias kurdas, que defenderían la frontera con Turquía, y obtuvo una verdadera tregua con el ESL ([Ejército Sirio Libre] armado por Estados Unidos y Francia). Por consiguiente, el Ejército Árabe Sirio puede ahora dirigir sus fuerzas fundamentales hacia las zonas bajo control del Emirato Islámico. Ahora está tocando a las puertas de Palmira y las próximas etapas son Raqqa y Deir ez-Zor, teniendo en cuenta que la parte occidental de Siria incluye mucho menos lugares que reconquistar.
El objetivo actual de Putin es terminar las negociaciones de paz y, si estas llegaran a estancarse, no es por casualidad que se mantienen abiertas la base aérea rusa de Hmeymim y la base naval de Tartús.
Además, todos los aviones de reconocimiento sin piloto y los sistemas rusos de defensa antiaérea S-400 y Pantsir-S2 permanecen en Siria para monitorear que se respete el cese de las hostilidades. Y los bombarderos rusos pueden volver a Siria y reiniciar los bombardeos aéreos en sólo 24 horas, como máximo.
Conclusión
Putin ha demostrado que Rusia es una gran potencia y que él puede tratar con Obama de igual a igual. Ha logrado conservar bases militares en Siria y potenciar el Ejército Árabe Sirio, que será un apoyo con gran influencia en el Medio Oriente, apoyo con el que Rusia podrá contar.
[1] «El anuncio de la retirada rusa de Siria», Red Voltaire, 14 de marzo de 2016.
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