Enrique Peña Nieto es famoso por la utilización de bots en Twitter para desactivar trending topics que afectan al presidente, a su familia o a su gobierno, los denominados Peñabots.
El número de seguidores en Twitter que pueda tener un presidente es un dato interesante. Tanto, que la compañía de relaciones públicas Burson-Marsteller realiza un análisis anual al respecto. Sin embargo esa cantidad de seguidores no demuestra la aprobación de los gobernados.
Algunos parecen adictos a escribir en la red social, como Donald Trump y su tuiplomacia; y otros están demasiado preocupados por lo que se dice de ellos, como es el caso del presidente de México, Peña Nieto. Sin embargo el que alguien siga al presidente Peña Nieto no significa que sea su admirador, que haya votado por él; que sea de su partido; que le agrade lo que publica, o que apruebe el despilfarro de su familia. Mucha gente lo sigue por interés. Ciudadanos, periodistas y contrincantes inflan esas cifras.
Otro dato importante es que todos incluyen cuentas falsas o abandonadas en un alto porcentaje.
Una vez aclarado el punto, podemos considerar importante el número de seguidores que tiene un presidente por el impacto que puede lograr con su alcance y no una representación de popularidad. Un presidente popular fue el de Uruguay y sus seguidores en Twitter no son considerables.
Pero la posibilidad de publicar 140 caracteres ha dejado de ser algo totalmente banal; se ha convertido en una herramienta de comunicación política, directa e inmediata.
Pero brincarse la sala de prensa de los presidentes conlleva sus riesgos. Si bien, antes, era necesario esperar el comunicado oficial, hoy los mismos presidentes muchas veces son quienes dan la información desde su cuenta personal o una cuenta asignada para ello.
En el caso de Donald Trump, quien es un asiduo usuario de Twitter, su cuenta @realDonaldTrump tiene 31 millones de seguidores. Se encuentra muy atrás del expresidente Barack Obama, @BarackObama, que tiene 89 millones aproximadamente. Cabe destacar que dejamos fuera del conteo la cuenta @Potus, que corresponde al presidente en turno.
Aun así, Trump ha logrado desestabilizar México con unos cuantos tuits. Por supuesto que no es su culpa, es resultado de la poca estabilidad e incapacidad del gobierno mexicano. Cuando publica post sobre el muro o sobre la cancelación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el peso tiembla y el precio del dólar se dispara a pesar de los muchos discursos llamando a la calma.
A pesar de que Twitter, como herramienta de comunicación, ha llegado a niveles presidenciales, la quiebra sigue haciendo sombra a su existencia. Independientemente de su futuro cercano, ha dejado experiencias particulares. Una de ellas es la de los bots.
Se trata de cuentas automatizadas que realizan alguna función, desde publicar contenido de forma coordinada, propagar anuncios publicitarios mencionando a personas famosas para posicionar el anuncio y así incrementar su visibilidad, otros están programados para de responder cuando alguien publica una frase común.
También existen otro tipo de bots, los políticos. Se trata de esas cuentas de usuarios aparentemente ermitaños y que no se relacionan con otras cuentas. Pero llegado el momento se convierten en activistas generando una lluvia de tuits, publican de pronto cientos de mensajes repetitivos que incluyen hashtags o mensajes políticos. Después de unas horas o días se detienen, no publican más. El trabajo está hecho, tiraron un trending topic al hacerlo parecer spam o una tendencia artificial. Lo hacen para desactivar los hashtags o tendencias que aparecen en Twitter y siempre en asuntos políticos, cuando abordan o inician otros temas suelen ser para robarle atención al que es el objetivo… uno político.
En nuestro país, los bots son conocidos de sobra. Los más famosos son los Peñabots, encargados de limpiar la imagen del presidente cuando se hacen públicos hechos de corrupción o alguno de los innumerables errores vergonzoso que comete.
Pero ahora en Estados Unidos están viviendo una situación parecida a México. La cuenta de Donald Trump en Twitter ha crecido mucho últimamente y se calcula que 15 millones de los poco más de 30 seguidores son falsos. Quizá después del escándalo de las #NoticiasFalsas se avecina el de #TuiterosFalsos.
Los bots fueron también muy utilizados durante la campaña de Trump en 2016, posicionando muchas de sus ideas. Y desde febrero a mayo de 2017 se sumaron 7 millones de nuevos seguidores, de ellos 4 millones prefieren el anonimato del ermitaño y dejan la imagen del huevo en su perfil, incluso el 50 por ciento de esos nuevos seguidores nunca ha posteado nada. Algo extraño con esta sociedad dispuesta a tomarse fotos y mostrarlas a la menor provocación.
Trump ya tiene al ejército más poderoso del mundo, parece que ahora está formando un nuevo ejército de bots.
Lo importante con Twitter y los presidentes del mundo no es ya el número de seguidores que concentren. Lo que debe preocuparnos es lo que hacen cuando contratan a las empresas que utilizan bots para manipular tendencias o crearlas.
Seguidores en millones:
Obama 89
Donald Trump 31
Papa Francisco: 12 millones sólo en su cuenta en español
Enrique Peña Nieto: 6
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