El presidente Donald Trump prohibió a los miembros de su gabinete hacer durante las conmemoraciones del 11 de septiembre de 2001 cualquier tipo de referencia a los conspiradores «islamistas» que supuestamente cometieron esos hechos.
En aquella época, el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, atribuyó los atentados del 11 de septiembre a Osama ben Laden y a una veintena de cómplices «islamistas», lo cual implicaría que un punado de conspiradores lograron derrotar a la primera potencia militar del mundo. Bush creó incluso una comisión investigadora presidencial que validó su versión de los hechos ignorando las demás pistas sobre los atentados.
Posteriormente, la justicia estadounidense acusó sucesivamente al Irak de Saddam Hussein y después al Irán del ayatola Alí Khamenei de haber organizado esos atentados. Por otro lado, varios procedimientos judiciales se desarrollan contra el aliado saudita de Washington, procesos que en todos estos años no han arrojado aún ningún resultado definitivo.
Dieciséis años después de los hechos, el individuo que la administración Bush presentó como el cerebro de los atentados del 11 de septiembre, Khalid Sheikh Mohammed, sigue preso en la base naval estadounidense de Guantánamo y en espera de juicio.
En declaraciones hechas el mismo 11 de septiembre de 2001 al canal de televisión New York 9, el promotor inmobiliario Donald Trump había precisado que la narración oficial que ya comenzaba a circular contradecía todas las reglas de la física porque es materialmente imposible que los dos aviones de pasajeros que se estrellaron contra las Torres Gemelas del Worl Trade Center provocaran el derrumbe de esos dos rascacielos y el de un tercer inmueble, que no recibió el impacto de esos aparatos. Con el tiempo, casi todos los físicos que viven fuera de Estados Unidos han confirmado la existencia de esa contradicción flagrante de las leyes de la física.
Sin embargo, una gran mayoría de los estadounidenses piensan que las autoridades de su país mintieron sobre los atentados del 11 de septiembre y sólo una minoría sigue creyendo que fueron perpetrados por «islamistas».
Si bien el presidente Trump habló de «enemigos», el vicepresidente Mike Pence deslizó una alusión al Emirato Islámico (Daesh) en el discurso que pronunció en el Memorial de Shanksville, a pesar de que ese grupo terrorista ni siquiera existía en 2001 y por tanto no puede ser considerada responsable de los hechos del 11 de septiembre de aquel año.
Las declaraciones que Donald Trump ha hecho en repetidas ocasiones a lo largo de 16 años permiten concluir que el hoy presidente de Estados Unidos estima que los responsables de los atentados del 11 de septiembre de 2001 no son extranjeros ni islamistas.
Para más detalles ver L’Effroyable Imposture suivi de Le Pentagate, de Thierry Meyssan, édition revue et augmentée, Prefacio del general Leonid Ivashov, jefe de estado mayor de las fuerzas armadas de la Federación Rusa, Demi-Lune (primera edición: marzo de 2002).
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