El parlamento italiano acaba de ratificar de facto la declaración de la OTAN contra el desarme nuclear. Y lo hace recurriendo al cuento de hadas de que en la alianza atlántica cada voto cuenta. En realidad, en 2011, la OTAN no sólo actuó más allá de lo que decía una resolución de la ONU cuando atacó Libia con el propósito deliberado de cambiar el régimen en ese país. La alianza atlántica violó incluso sus propios estatutos ya que nunca reunió el Consejo del Atlántico Norte para obtener su aprobación. El mito de que ese Consejo evitaría una deriva imperialista de la alianza atlántica es, por tanto, una mentira y todos sus miembros lo saben perfectamente.
El 19 de septiembre, precisamente el día antes de la fecha en que se abrió en la ONU la firma del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, la Cámara de Diputados de Italia aprobó –con una gran mayoría (296 votos contra 72 y 56 abstenciones), una moción del Partido Democrático (PD) que compromete el gobierno a:
«seguir persiguiendo el objetivo de un mundo sin armas nucleares a través de la centralidad del Tratado de No Proliferación (TNP), evaluando, de manera compatible con las obligaciones contraídas en el seno de la Alianza Atlántica, la posibilidad de adherir al Tratado por la prohibición de las armas nucleares, aprobado por la Asamblea General de la ONU.»
La moción del Partido Democrático, «sobre la cual el gobierno ha expresado una opinión favorable», es una cortina de humo para esconder el hecho que Italia está sometida al creciente rearme nuclear de Estados Unidos y la OTAN dado que, en total violación del Tratado de No Proliferación nuclear, alberga las bombas nucleares estadounidenses B-61, que a partir de 2020 serán reemplazadas por las B61-12, aún más peligrosas.
La verdadera posición del gobierno del primer ministro italiano Gentiloni pudo conocerse al día siguiente, cuando el Consejo del Atlántico Norte, al que ese pertenece ese gobierno junto los otros 28 gobiernos de la OTAN, rechazó de plano el nuevo tratado de la ONU y lo atacó frontalmente [1].
En la Cámara de Diputados, la moción del Partido Democrático recibió los votos de Forza Italia, Fratelli d’Italia, Scelta Civica, Alternativa Popolare, Democrazia Solidale y Gruppo Misto. La Liga del Norte, ausente de la sesión en el momento del voto, llama al gobierno, en su propia moción, «a no renunciar a la garantía que ofrece la disponibilidad estadounidense para proteger, incluso nuclearmente, a Europa y nuestro país, no necesariamente ante Rusia»… como si Italia estuviese en posición de decidir hacia quien debe apuntar el armamento estadounidense.
Las formaciones Izquierda Italiana y Articolo 1 solicitan, en sus mociones, rechazadas por los diputados, que se rechacen las armas nucleares estadounidenses conforma al Tratado de No Proliferación y que Italia se sume la Tratado de la ONU sobre la Prohibición de las Armas Nucleares. Durante la votación sobre la moción del Partido Democrático, esas dos formaciones no votaron en contra sino que optaron por la abstención.
El Movimiento 5 Estrellas votó en contra. Pero en su moción, igualmente rechazada, no pedía al gobierno que retire de Italia el armamento nuclear estadounidense, conforme al Tratado de No Proliferación, ni tampoco que Italia se una al nuevo Tratado de la ONU por la prohibición de las armas nucleares sino «hacer un informe al Parlamento sobre la presencia en Italia de armas nucleares, sin esconderse mas tras una obligación de reserva atlántica, inexistente para los ciudadanos y los parlamentarios estadounidenses» y «declarar la indisponibilidad de Italia para utilizar armas nucleares y no comprar los componentes necesarios para hacer los aviones F-35 compatibles con el transporte de armas nucleares». La moción del Movimiento 5 Estrellas refleja la posición que expresó el aspirante a primer ministro Luigi Di Maio. «Nosotros no queremos salir de la OTAN», declaró Di Maio en abril de 2017, durante una conferencia en Estados Unidos, «queremos seguir en la OTAN pero queremos parlamentarizar gran parte de las opciones».
Ilusión o algo peor. En el Consejo del Atlántico Norte, según las normas de la OTAN, «no hay voto ni decisión por mayoria» sino que «las decisiones se toman por unanimidad de común acuerdo»… o sea de acuerdo con Estados Unidos, país al que pertenece por derecho el cargo de Comandante Supremo de las fuerzas aliadas en Europa, al igual que todos los demás cargos fundamentales, incluyendo la jefatura del Grupo de Planificación Nuclear de la OTAN.
Prometer que los F-35, aviones concebidos para el ataque nuclear –sobre todo con las bombas [estadounidenses] B61-12, se utilizarían con una especie de “seguridad” que impida el uso de armas nucleares es una fábula como las que contamos a los niños para que duerman tranquilos.
Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio.
[1] Fuente: «North Atlantic Council Statement on the Treaty on the Prohibition of Nuclear Weapons», Voltaire Network, 20 de septiembre de 201. Análisis: «La OTAN rechaza el desarme nuclear», por Manlio Dinucci, Il Manifesto (Italia), Red Voltaire, 4 de octubre de 2017.
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