En tiempos como los actuales en que la velocidad de la comunicación rebasa toda imaginación precedente, la democracia tiene la oportunidad de comprobarse en nuestro querido Perú. Y aunque los agentes de esta dinámica, sean compatriotas que viven en los cinco continentes, nunca han estado más cerca de la Patria que morando a grandes distancias.
No pocas migraciones de peruanos a todo el mundo pueden contar con más de 40, 50 o más años. Un rasgo singular ha sido que existe la ambición de retornar a veces por poco tiempo pero el hecho es incontrovertible.
Los paradigmas clásicos y la encerrona que dictaba que sólo los ciudadanos en los confines nacionales podían elegir a sus autoridades distritales, municipales, regionales o nacionales, dio paso a los peruanos votantes del exterior que vía correo señalaban sus preferencias o simpatías, empezaron a diluirse porque el presente demanda una democracia con inclusión.
Y, tal como hemos dicho, la velocidad de la comunicación es portentosa, entonces los mecanismos de participación electoral también deben perfeccionarse no sólo en la discreción inviolable de las valijas o de los correos electrónicos que transmiten el voto desde el exterior sino que aún falta un salto de calidad indispensable: la capacidad de los peruanos fuera de los confines patrios de elegir a SUS representantes al Congreso en Lima y como expresión genuina de una acción amplia y sin cortapisas o antipáticas limitaciones.
Desde hace lustros hemos venido alentando la dación de leyes que permitan que los peruanos que viven en el exterior tengan la posibilidad de votar a sus representantes. Hemos llamado a este espacio articulador de voluntades democráticas el Distrito Electoral No. 27.
Con parlamentarios físicamente en el Congreso y elegidos por los peruanos que residen allende y aquende nuestras fronteras hay muchas más posibilidades de enriquecer el debate nacional por múltiples razones de alto valor. Entre nuestras colectividades urbi et orbi hay distinguidos científicos, médicos, investigadores, deportistas, elementos multidisciplinarios exitosos en los países en que moran y que lejos de perder la trabazón con la Patria que los vio nacer, cada día –precisamente por el intenso tráfico de comunicaciones- intensifican su relación con el terruño.
Ya no es raro comprobar que muchos peruanos realizan esfuerzos individuales y vuelven al Perú con frecuencia y siempre premunidos de herramientas intelectuales o científicas que debieran ser insumo masivo para que aquí escalemos hacia modos de vida más modernos y con preservación del ser humano, de la vida y, sobre todo, del futuro democrático del Perú. Nos atreveríamos a decir que es una migración de vuelta capaz de institucionalizarse de manera política.
La proverbial ingeniosidad del peruano, más famosa cuando tiene que luchar contra realidades que no fueron las suyas de origen, requeriría ser institucionalizada aquí. Pero falta un camino institucional, democrático y político. Congresistas con amplios conocimientos de la vida fuera del Perú y elegidos por los connacionales de igual residencia, estarían en condiciones de promover leyes, mejorar reglamentos, organizar regímenes tributarios o cruzadas turísticas para jóvenes, adultos o ciudadanos de la tercera edad, de ida y vuelta, con amplias facilidades, a múltiples países. ¿Quién aboga por los peruanos en el exterior –PEX- careciendo de los rudimentos fundamentales de cómo se lucha y cómo se triunfa afuera?
Reconociendo que la llamada a hacer de este ir y venir algo organizado, es de la Cancillería, tampoco es difícil concluir que faltan manos. En la construcción de un Estado no hay elementos que sobren, por el contrario, todos son necesarios. Y más valiosos si manejan los códigos aprendidos en años de sacrificios y disciplinas que hubo que manejar para, literalmente, sobrevivir. Lo opuesto habría sido perecer.
Más aún.
La mejor prueba de participación de los PEX con Perú es la muy importante cifra de remesas que llegan todos los años: 3 500 millones de dólares que generan tributos copiosos. ¿Qué tal si se organiza, como política de Estado, un régimen que otorgue licencias y contratos muy ventajosos para los peruanos que deseen invertir sus capitales o industria en Perú? Eso sólo se puede hacer desde la modificación o dación de leyes especiales de promoción como por ejemplo 24 meses de impuestos CERO para quienes hagan esa clase de retorno al Perú.
¿Y cómo podría lograrse lo anterior o cualquier otra dinámica tan formidable? ¡Con quienes conozcan de las vivencias, psicologías y costumbres (mejor dicho las adquiridas fuera) de los PEX! Con sus representantes ante el Congreso, la tarea sería sensiblemente más sencilla.
Lo contrario significaría que el gobierno de turno encomiende a una comisión especializada, a la que hay que pagarle millones de dólares, para que estudie la factibilidad de esta clase de proyectos. La pregunta fluye solitaria como desconcertante: ¿y para qué botar dinero de los contribuyentes, si todo eso lo saben los PEX por su experiencia?
Otro ejemplo entendible. Hay cientos de universitarios y científicos peruanos estudiando y trabajando en diversas partes del mundo. Están fuera porque aquí carecen de cualquier expectativa hoy por hoy. ¿Qué ocurre si se promueven joint venture del Estado peruano con las grandes empresas de tecnología, ciencia y educación del mundo? Perú pone infraestructura y algunos recursos, las empresas el desarrollo y el avance. Al medio, como vectores valiosos, estimulados para ejercer su peruanidad con orgullo, los compatriotas que cumplirían su viejo sueño de volver con esperanza de futuro y proyectos de vida factibles, muy factibles.
La mejor avenida la constituye la democracia de alto nivel. Elegir y ser elegidos. Vivir fuera del Perú NO puede ser limitante grotesca para impedir la inclusión de peruanos que por haber residido largos años fuera del Perú, edificando proyectos y venciendo dificultades mil veces más arduas que las criollas y para ejercer el derecho político de tener representación en y ante el Congreso.
Son varios los proyectos de ley presentados para la creación del Distrito Electoral No. 27. Han obtenido votos favorables en Comisiones pero aún falta la consagración del pleno del Congreso que debiera, para cumplir el protocolo de reforma constitucional, aprobarlo en dos legislaturas seguidas. La exigencia de su reglamento será también perentoria.
Cabe preguntarse ¿por qué hasta hoy no se ha podido triunfar cabalmente en el tema que nos convoca? Las respuestas pueden ser muchas: falta de comprensión, miopía política, cicatería para con los que viven afuera, etc., etc. y etc.
En lo personal anhelo que algún día, más pronto que tarde, los peruanos en el exterior puedan votar por sus congresistas y que estos hagan honor al gran reto que significa lidiar por los PEX aquí mismo. No sólo eso: de su capacidad de enlace y comunicación dependerá que nuevas y más vigorosas misiones de toda índole lleguen al Perú a elevar niveles y modus vivendi. Los PEX saben que nada es fácil en esos mundos en que nadie regala nada y que todo se consigue con esfuerzos muchas veces en las precariedades más solitarias.
Es posible también el examen de cuanto ha ocurrido en el Congreso. Han sido muchas las reuniones y los resultados siguen siendo sueños hermosos que tienen que convertirse en realidad tangible y altamente beneficiosa para las grandes mayorías del Perú.
Pero si puedes soñarlo, puedes hacerlo y en ese esfuerzo me mantengo apoyando iniciativas y acogiendo ideas para ponerlas en práctica.
Saludo el esfuerzo editorial por dar a conocer estos avatares de cómo ejercer la democracia integral e inclusiva. Me congratulo de haber puesto algunos granitos en la construcción de estas avenidas forjadoras de un Perú libre, justo y culto.
Impulsemos una democracia de veras integradora y que la distancia de los PEX de la Patria se diluya en el crisol de progresos indetenibles para nuestro pueblo.
Sin duda alguna, esta migración de retorno tiene valiosos contornos que no pueden ser desdeñados por su riqueza de claves y porque la humanidad no tiene permitido el camino de su ocaso.
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