El 4 de marzo, Serguei Skripal y su hija, Yulia Skripal, fueron envenenados en Salisbury y su estado continúa siendo crítico. La situación de Nick Bailey, el inspector de policía que también estuvo expuesto a la sustancia utilizada en el atentado, sigue siendo grave. Se han enviado especialistas militares para colaborar en la investigación y aislar la zona contaminada. Cientos de ciudadanos de a pie se han visto afectados por este incidente.
La policía del Reino Unido ha llevado a cabo una minuciosa investigación, a raíz de la cual se ha sabido que la sustancia empleada en Salisbury fue un agente neurotóxico específico perteneciente a una clase de agentes de guerra químicos conocidos como “novichoks”. Este veneno de alta toxicidad, desarrollado originalmente por la Unión Soviética y heredado después por la Federación de Rusia, impide el normal funcionamiento del sistema nervioso. Se fabrica mediante técnicas de producción en laboratorio bajo el control de expertos en la manipulación de agentes altamente tóxicos en condiciones de seguridad.
Como dije ayer ante el Parlamento del Reino Unido, el Gobierno británico cree que es muy probable que la Federación de Rusia sea la responsable de este atentado. Rusia es el único país que, a un mismo tiempo, tiene capacidad de librar una guerra química, la intención de utilizar este agente como arma y motivos para atentar contra la víctima principal. Este acto se ajusta a la pauta bien establecida de agresión del Estado ruso. Por tanto, el 12 de marzo, el Ministro de Relaciones Exteriores dejó claro al Embajador ruso en Londres que solo había dos opciones posibles: o bien el Estado ruso ha tratado de matar en suelo británico utilizando un arma química o bien Rusia ha perdido el control de su arsenal de agentes neurotóxicos.
El Ministro de Relaciones Exteriores solicitó al Embajador ruso que explicara cuál de las dos opciones era la correcta y cómo era posible que esta sustancia de producción rusa se hubiera podido emplear en Salisbury contra el Sr. Skripal y su hija. También señaló al Embajador que la Federación de Rusia debía divulgar de forma inmediata todos los detalles del programa de agentes “novichok” a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas y ha solicitado al Gobierno ruso que comunique su respuesta, a más tardar, el martes 13 de marzo al final del día.
El Reino Unido está resuelto a que los responsables de este crimen rindan cuentas con arreglo al estado de derecho. Este atentado en suelo británico con un arma química prohibida no es solo un crimen en sí mismo, sino un claro desafío de un Estado Miembro de las Naciones Unidas al orden internacional basado en normas. Como tal, se le debe hacer frente con el apoyo de la comunidad internacional.
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