Washington anunció a los «grupos armados de oposición» presentes en el sur de Siria que no intervendrá contra la ofensiva del Ejército Árabe Sirio.

Esta decisión ha suscitado estupor entre los aliados occidentales de Estados Unidos, pero sólo constituye la aplicación de la política antiterrorista que el presidente Donald Trump ya había enunciado en su discurso de Riad [1].

Las fuerzas sirias, que cuentan en la región unos 40 000 hombres y disponen de apoyo aéreo ruso, han entrado en acción en el sur de la República Árabe Siria. Unas 45 000 personas han huido de la región de Deraa hacia la frontera jordana.

La prensa occidental afirma que Rusia viola el acuerdo de desescalada adoptado en Astaná el 4 de mayo de 2017 [2].

Pero esa misma prensa reconoce que los «grupos armados de oposición» presentes en el sur de Siria están afiliados al Emirato Islámico (Daesh) o son miembros de al-Qaeda reagrupados bajo la bandera del llamado Ejército Libre Sirio.

El acuerdo de desescalada adoptado en Astaná estipula (párrafo 5) que el proceso de desescalada no significa un cese de la lucha contra Daesh, al-Qaeda y los demás grupos terroristas asociados.

[1Donald Trump’s Speech to the Arab Islamic American Summit”, por Donald Trump, Voltaire Network, 21 de mayo de 2017.