El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, se reunió el 17 de noviembre con el primer ‎ministro italiano, Mario Draghi, en Roma, para enfrentar «los desafíos actuales contra la ‎seguridad» determinados por el «fortalecimiento militar de Rusia en Ucrania y alrededor de ella». ‎Stoltenberg agradeció a Italia su contribución «a nuestra presencia en la región báltica con su ‎vigilancia aérea y sus tropas». ‎

Según precisa el ministerio de Defensa italino, la fuerza aérea de Italia ha desplegado en el ‎aeropuerto de Amarie (en Estonia) aviones de combate F-35A del 32º Escuadrón de Amendola ‎y Eurofighter Typhon del 4º Escuadrón de Grosseto, del 36º Escuadrón de Gioia del Colle, del ‎‎37º Escuadrón de Trapani y del 51º Escuadrón de Istrana. ‎

Cuando los aviones rusos vuelan sobre el Báltico, en el espacio aéreo internacional, ‎generalmente hacia el enclave ruso de Kaliningrado, el mando de la OTAN envía a los aviones de ‎combate italianos una orden de despegue inmediato en estado de alarma para que ‎los intercepten en pocos minutos. Oficialmente, el objetivo sería «preservar el espacio aéreo ‎aliado», pero la verdadera intención es mostrar a Rusia como una potencia amenazante que se ‎prepara para atacar Europa. ‎

De esa manera se alimenta un creciente clima de tensión. Los F-35A y los Eurofighter ‎Typhoon, desplegados a sólo minutos de vuelo del territorio ruso, son cazas polivalentes capaces ‎de portar armamento convencional y nuclear. ¿Qué pasaría si Rusia desplegara aviones similares ‎a las puertas de Estados Unidos? ‎

La «vigilancia aérea» a las puertas de Rusia es parte de la frenética escalada militar ‎que Estados Unidos y la OTAN desatan en Europa contra un enemigo inventado –Rusia– en el marco de ‎un rejuego estratégico cada vez más peligroso, que comenzó con el golpe de Estado en Ucrania, ‎orquestado por Estados Unidos y respaldado por la Unión Europea, para imponer en Europa una ‎nueva guerra fría y justificar el reforzamiento y la presencia militar de Estados Unidos en suelo europeo. ‎

Rusia ha sido acusada de haber anexado Crimea por la fuerza… pero se ignora intencionalmente ‎que los rusos de Crimea había decidido, mediante un referéndum, separarse de Ucrania y volver a la ‎Federación Rusa para evitar ser blanco –como hoy lo son los rusos del Donbass– de los ‎batallones neonazis de Kiev. Esos batallones ya habían sido utilizados como tropas de asalto ‎durante el putsch de la plaza Maidan y en otros hechos sangrientos ocurridos después –‎poblaciones sometidas a sangre y fuego, militantes quemados vivos en la Casa de los Sindicatos ‎de Odesa, civiles desarmados masacrados en Mariupol o bombardeados con fósforo blanco en ‎Donetsk y Lugansk. ‎

El secretario general de la OTAN y el primer ministro de Italia examinaron también la cuestión de ‎la «crisis en las fronteras de Bielorrusia con Polonia, Letonia y Lituania». La OTAN acusa a ‎Bielorrusia de utilizar, con apoyo de Rusia, «migrantes vulnerables como instrumentos de una táctica ‎híbrida contra otros países, poniendo sus vidas en peligro».

Pero quienes hoy se presentan como ‎‎“defensores” de esos migrantes son los mismos responsables de Estados Unidos y de la OTAN –‎incluyendo a los gobernantes italianos– que durante los últimos 30 años impusieron la primera ‎guerra contra Irak, la guerra contra Yugoslavia, la guerra en Afganistán, la segunda guerra ‎contra Irak, la guerra contra Libia y la guerra contra Siria, guerras todas que destruyeron países ‎enteros y desorganizaron sociedades enteras provocando millones de víctimas y empujando ‎millones de personas a huir de sus países. ‎

Al día siguiente de su encuentro con Draghi, Stoltentenberg asistió en Roma al 70º aniversario del ‎Colegio de Defensa de la OTAN, que desde 1951, ha entregado diplomas a unos ‎‎15 000 militares y civiles de 80 países miembros y socios del bloque militar atlántico. Luego de ‎recibir instrucción sobre cada aspecto de la «seguridad internacional», esos diplomados han ‎asumido «los más altos cargos civiles y militares», o sea puestos de responsabilidad en ‎los gobiernos y en las fuerzas armadas de países miembros o socios de la OTAN. ‎

En esa universidad de la guerra, el secretario general de la OTAN declaró una vez más que ‎‎«Rusia y China están aplicando una ofensiva autoritaria contra el orden internacional basado en ‎las reglas». Se le olvidó precisar «en nuestra reglas». ‎

Fuente
Il Manifesto (Italia)

Traducido al español por Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio