¿Quién conoce la historia de los nacionalistas integristas ucranianos, que Moscú designa como “nazis”? Esa historia comienza durante la Primera Guerra Mundial, se extiende después durante la Segunda Guerra Mundial y la guerra fría y todavía continúa en la Ucrania de hoy. Muchos documentos sobre los nacionalistas integristas han sido destruidos y hablar en Ucrania de los numerosos crímenes que ellos perpetraron está estrictamente prohibido y se castiga con penas de cárcel. Pero el hecho es que esos elementos masacraron al menos 4 millones de sus compatriotas ucranianos e incluso planearon la implementación y la aplicación de la “solución final”, o sea la liquidación masiva de millones de personas basada sólo en su pertenencia real o supuesta a las comunidades judías y gitanas de Europa.
Como la gran mayoría de los analistas y comentaristas políticos occidentales, yo mismo desconocía la existencia de los neonazis ucranianos… hasta el año 2014.
En pleno derrocamiento del presidente electo en Ucrania –en aquel momento yo estaba viviendo en Siria–, yo creía que eran sólo grupúsculos violentos que habían logrado irrumpir en el escenario público para inclinar la balanza a favor de los partidarios de la adhesión de Ucrania a la Unión Europea.
Fue sólo después de la intervención militar rusa que fui descubriendo toda una serie de documentos y gran cantidad de información sobre ese movimiento político que en 2021 ya representaba una tercera parte de las fuerzas armadas ucranianas. En este artículo trato de sintetizar lo que he venido descubriendo.
Al principio de esta historia, o sea antes de la Primera Guerra Mundial, Ucrania era una extensa llanura que había vivido pasando constantemente de la influencia alemana a verse bajo la influencia rusa. Ucrania no era entonces un Estado independiente sino una provincia del imperio zarista y estaba poblada de alemanes, búlgaros, griegos, polacos, rumanos, rusos, checos, tártaros y de una fuerte comunidad judía supuestamente descendiente del antiguo pueblo jázaro.
En aquella época, un joven poeta, Dimitro Dontsov, desarrolló una gran pasión por los movimientos artísticos de vanguardia, creyendo que estos sacarían al país de su evidente atraso social. El imperio zarista se veía inerte desde el fallecimiento Catalina La Grande mientras que el imperio alemán se había convertido en el centro científico de Occidente, así que Dontsov optó por Berlín y se puso en contra de Moscú.
Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, Dimitro Dontsov se convertió en agente de los servicios secretos alemanes. Emigró a Suiza y allí comenzó a publicar, por cuenta de la inteligencia alemana, el Boletín de las nacionalidades de Rusia, que se distribuía en varios idiomas e incitaba las minorías étnicas del imperio zarista a rebelarse para provocar la derrota de Rusia. Fue ese el modelo que los servicios secretos occidentales escogieron para organizar, aquel mismo verano en Praga, el «Foro de los Pueblos Libres de Rusia» [1].
En 1917, la revolución bolchevique modificó los factores de la ecuación. Los amigos de Dontsov apoyaron la Revolución Rusa pero él siguió siendo germanófilo. En la subsiguiente anarquía, Ucrania se dividió de facto en 3 regímenes diferentes:
– el de los nacionalistas de Simón Petlioura –que lograron imponerse en la región actualmente controlada por el gobierno de Zelenski–,
– el de los anarquistas de Nestor Majno –que se organizaron en la Novorrosiya, desarrollada por el príncipe ruso Potemkin, una tierra que nunca conoció el sistema basado en la explotación de siervos– y - el de los bolcheviques, implantados principalmente en el Donbass.
No está de más recordar que el grito de guerra de los nacionalistas de Petliura era ¡Muerte a los judíos y los bolcheviques! y que esos elementos perpetraron numerosos pogromos que costaron la vida a gran cantidad de judíos.
Antes de la derrota de Alemania, Dimitro Dontsov regresó a Ucrania, donde pasó a ser un protegido de Petliura. Dontsov tuvo incluso una breve participación en la conferencia de paz de París pero, sin que se sepa por qué, no se mantuvo en la delegación.
En Ucrania, Dontsov ayudó a Petliura a aliarse con Polonia para tratar de aplastar a los anarquistas y los bolcheviques. Cuando los bolcheviques tomaron Kiev, Petliura y Dontsov negociaron el Tratado de Varsovia, firmado el 22 de abril de 1920. En ese documento, el ejército polaco se comprometía a rechazar a los bolcheviques y a liberar Ucrania… a cambio de que ese país cediera a Polonia las regiones de Galitzia y Volinia –exactamente lo mismo que Zelenski negocia hoy para lograr que Varsovia entre en guerra para obtener esos territorios [2]. Pero aquella nueva guerra fue un enorme fracaso para Kiev y Varsovia.
En un esfuerzo desesperado por reforzar su bando, Petliura negoció en secreto con Zeev Jabotinsky, el fundador de la Legión Judía (los batallones judíos del ejército británico) quien ya era por entonces un importante dirigente de la Organización Sionista Mundial. En septiembre de 1921, Petliura y Jabotinsky decidieron unirse contra los bolcheviques. A condicion de que Petliura prohibiera a sus hombres perpetrar nuevos pogromos, la “Legión Judía” se convertiría en la «Gendarmería Judía».
Pero Petliura no logró contener a sus tropas, sobre todo porque Dimitro Dontsov seguía predicando la eliminación de los judíos. En definitiva, cuando salió a la luz el acuerdo que Jabotinski había concluido con Petliura, la Organización Sionista Mundial se negó a convertirse en aliada de los exterminadores de judíos y creó –el 17 de enero de 1923– una comisión investigadora sobre las actividades de Jabotinsky, quien se negó a dar explicaciones y renunció a todas sus funciones.
Petliura huyó a Polonia y de allí se fue a Francia, donde fue asesinado por un anarquista judío originario de Besarabia –el territorio que hoy conocemos como Transnistria. Durante el juicio en su contra, el hombre que había matado a Petliura asumió su responsabilidad y explicó que había vengado a los cientos de miles de judíos asesinados por las tropas de Petliura y de Dimitro Dontsov. El tribunal acabó poniendo en libertad al culpable de la muerte de Petliura y fue precisamente entonces que se fundó la Liga Contra los Pogromos, la futura LICRA o Liga Internacional Contra el Racismo y el Antisemitismo.
Los nacionalistas fueron derrotados, los anarquistas también. Los bolcheviques triunfaron en todo el país y optaron –en una decisión no exenta de debate– por sumarse a la Unión Soviética.
Dimitro Dontsov editó varias revistas literarias que fascinaron a la juventud. Siguió promoviendo la idea de una Europa central bajo el dominio de Alemania y fue acercándose al nazismo, a medida que los nazis iban en ascenso. Dontsov comenzó a designar su doctrina como «nacionalismo integral» ucraniano, haciendo así referencia al poeta francés Charles Maurras.
No está de más resaltar que la lógica del francés Maurras y la del ucraniano Dontsov era inicialmente idéntica –los dos buscaban en sus culturas respectivas los argumentos para instaurar un nacionalismo moderno. Pero Maurras era germanófobo mientras que Dontsov era germanófilo. En todo caso, los actuales adeptos de Dontsov siguen reivindicando la expresión «nacionalismo integral». Y también, desde la caída del III Reich, se toman también el trabajo de refutar el término «nazismo» que los rusos usan para calificar las ideas de Dontsov… y no le falta razón a Rusia para calificar de «nazis» a esos elementos.
Según Dimitro Dontsov, el «nacionalismo ucraniano» se caracteriza por:
– «la afirmación de la voluntad de vivir, de poderío, de expansión» (Dontsov promueve «el derecho de las razas fuertes a organizar los pueblos y las naciones para fortalecer la cultura y la civilización existentes»);
– «el deseo de combatir y la conciencia de su extremismo» (Dontsov elogia la «violencia creadora de la minoría de iniciativa».
Y sus “cualidades” son:
– «el fanatismo» y
– «la inmoralidad».
En definitiva, dando la espalda a su propio pasado, Dimitro Dontsov se convierte en un admirador incondicional del Fuhrer Adolf Hitler. En 1929, los discípulos de Dontsov fundaban la Organización de los Nacionalistas Ucranianos (OUN), alrededor del coronel Yevhen Konovalets, quien calificaría a Dontsov como «dictador espiritual de la juventud de Galitzia». En medio de una querella entre Dontsov, cuyo extremismo lo llevaba a entrar en conflicto con todos, y otro intelectual, Konovalets fue repentinamente asesinado. La OUN, financiada por los servicios secretos alemanes se dividió entonces en dos facciones y los «nacionalistas integristas» se reunieron en la facción llamada OUN-B, en referencia al apellido del discípulo preferido de Dontsov: Stepan Bandera.
En 1932-1933, los comisarios políticos bolcheviques, mayoritariamente judíos, aplicaron un impuesto sobre las cosechas, como en el resto de la Unión Soviética. Al coincidir con problemas climáticos tan importantes como imprevisibles, aquella política provocó una gigantesca hambruna, no sólo en Ucrania sino en varias regiones de la URSS.
Aquella hambruna se conoce como «Holodomor» y, el historiador nacionalista integrista Lev Dobrianski, afirma lo contrario, no fue un plan de los rusos para exterminar a los ucranianos sino el nefasto resultado de una gestión inadecuada de los recursos públicos en medio de un periodo de cambio climático.
Mucho después, Paula Dobrianski, hija de Lev Dobrianski, llegó a ser colaboradora del presidente George W. Bush. Paula Dobrianski desarrolló una lucha implacable para que fuesen excluidos de las universidades occidentales todos los historiadores que rechazaban la propaganda de su padre [3].
En 1934, ya como miembro de los servicios secretos nazis y como jefe de OUN-B, Stepan Bandera organizó el asesinato del ministro de Interior de Polonia, Bronislaw Pieracki.
A partir de 1939, el ejército alemán entrenó en Alemania a los miembros de OUN-B, reunidos en la UPA, una organización militar. También en Alemania, esos elementos también recibieron después entrenamiento militar impartido por Japón. Stepan Bandera propuso a Dimitro Dontsov que encabezara OUN-B, pero Dontsov no aceptó –le gustaba más el papel de líder que el de jefe de operaciones.
También es importante saber que los «nacionalistas integristas» recibieron encantados la noticia de la invasión de Polonia, en el momento del pacto germano-soviético. Un observador como Henry Kissinger –nada sospechoso de prosovietismo– subraya que el objetivo de la URSS no era anexar Polonia sino neutralizar una parte de ese país en previsión del inevitable enfrentamiento entre Moscú y el Reich. Para Hitler, al contrario, la invasión de Polonia marcaba el inicio de la conquista del «espacio vital» en Europa central.
Desde el inicio de la Segunda Guerra Mundial, siguiendo indicaciones de Dimitro Dontsov, los «nacionalistas integristas» de OUN-B lucharon junto a las tropas nazis contra los judíos y los soviéticos.
La colaboración entre los «nacionalistas integristas» ucranianos y los nazis fue total durante las constantes masacres perpetradas contra la mayoría de la población de Ucrania, acusada de ser judía y comunista, hasta que el III Reich “liberó” el país, durante la primavera de 1941, al grito de «¡Slava Ukraini!» (¡Gloria a Ucrania!)… el grito de guerra que hoy repiten el gobierno de Zelenski y los demócratas estadounidenses.
En aquella época, los «nacionalistas integristas» proclamaron la «independencia» de Ucrania ante representantes nazis y del clero griego ortodoxo, pero no lo hicieron en Kiev sino en Lviv (Leópolis) y siguiendo la pauta ya trazada por la Guardia Hlinka, en Eslovaquia, y los ustachis en Croacia. Se formó entonces en Ucrania un gobierno lidereado por el Providnyk (Guía) Stepan Bandera y con su compinche Yaroslav Stetsko como primer ministro. Hoy se estima que contaban con el respaldo de 1,5 millones de personas, lo cual demuestra que los «nacionalistas integristas» ucranianos han sido siempre muy minoritarios.
Los nazis se dividieron entre el comisario del Reich para Ucrania, Erich Koch –quien veía a los ucranianos como «subhumanos»– y el ministro nazi de los Territorios Ocupados del Este, Alfred Rosenberg –quien consideraba a los «nacionalistas integristas» como verdaderos aliados del Reich.
Finalmente, el 5 de julio de 1941, Stepan Bandera fue deportado a Berlín y puesto en Ehrenhaft o “cautiverio honorable”, o sea bajo prisión domiciliaria pero en condiciones de alta personalidad. Sin embargo, el 13 de septiembre de 1941, luego de que los miembros de OUN-B asesinaran a los jefes de sus rivales de OUN-M, los nazis decidieron castigar a Stepan Bandera y su organización.
Fue así como 48 dirigentes de OUN-B fueron enviados a un campo de prisioneros, Auschwitz, que en aquel momento todavía no era un campo de exterminio y el resto de OUN-B fue reorganizado bajo el mando directo de los alemanes. Y fue en aquel momento cuando todos los nacionalistas ucranianos hicieron el siguiente juramento:
«Hijo fiel de mi patria, me uno voluntariamente a las filas del Ejército de Liberación ucraniano y con alegría juro que combatiré fielmente el bolchevismo por el honor del pueblo. Este combate lo libramos junto a Alemania y sus aliados contra un enemigo común. Con fidelidad y sumisión incondicional, yo creo en Adolf Hitler como dirigente y como comandante supremo del Ejército de Liberación. En todo momento, estoy dispuesto a dar mi vida por la verdad.»
Los nazis anunciaron que en las cárceles habían sido hallados grandes cantidades de cuerpos, víctimas de los «judíos bolcheviques». Para celebrar su «independencia», los «nacionalistas integristas» asesinaron en Babi Yar más de 30 000 judíos participando activamente en la búsqueda de los judío de Kiev. En sólo 2 días, el 29 y el 30 de septiembre de 1941, 33 771 judíos fueron fusilados en Babi Yar por los Einsatzgruppen du SS Reinhard Heydrich.
En medio de toda esa barahúnda, Dimitro Dontsov desapareció. En realidad viajó a Praga y se puso al servicio del encargado de estructurar la tristemente célebre «Solución final», Reinhard Heydrich, quien acababa de ser nombrado Protector Adjunto de Bohemia y Moravia. Heydrich organizó la Conferencia de Wannsee, encuentro donde los nazis planificaron la «solución final de las cuestiones judía y gitana» [“The Wannsee Conference in 1942 and the National Socialist living space dystopia”, Gerhard Wolf, Journal of Genocide Research, Volumen 17 N°2, 2015.] y posteriormente creó en Praga el Instituto Reinhard Heydrich para coordinar el exterminio sistemático de ambos pueblos en Europa.
El ucraniano Dimitro Dontsov, ya lujosamente instalado en Praga, inmediatamente se convirtió en administrador del Instituto Reinhard Heydrich, lo cual significa –para decirlo claramente– que el ucraniano Dontsov fue uno de los principales arquitectos de la mayor masacre de la Historia. En junio de 1942, Heydrich murió en un atentado. Pero Dontsov conservó sus funciones y privilegios.
Oficialmente, Stepan Bandera y su segundo, Yaroslav Stetsko fueron puestos bajo prisión domiciliaria en la sede de Inspección General de los campos de concentración, en Oranienbourg-Sachsenhausen, a 30 kilómetros de Berlín. Pero en realidad, Bandera y Stetko intercambiaban correspondencia libremente con sus partidarios y también con los dirigentes del Reich y no sufrían privaciones. En septiembre de 1944, mientras el ejército de Hitler retrocedía y los seguidores de Stepan Bandera comenzaban a rebelarse contra Berlín, los nazis liberaron a Bandera y Stetsko y reinstalados en sus funciones anteriores, así que Bandera y Stetsko volvieron a la lucha –junto con los nazis– contra los judíos y los bolcheviques.
Pero ya era demasiado tarde y el Reich se derrumbó. Los anglosajones pusieron bajo su protección a Dontsov, Bandera y Stetsko. El teórico del nacionalismo integral fue enviado a Canadá mientras que los autores materiales de la masacre eran trasladados a Alemania. El MI6 británico y la OSS estadounidense –predecesora de la CIA– reescribieron de los tres personajes borrando de ellas su implicación junto a los nazis y las responsabilidades que habían desempeñado en la aplicación práctica de la «Solución Final».
Stepan Bandera y Yaroslav Stetsko fueron instalados en Alemania para organizar las redes stay-behind de los anglosajones contra la Unión Soviética. A partir de 1950, Bandera y Stetsko tuvieron en sus manos una potente estación de propaganda, Radio Europa Libre, instrumento que compartían con la Hermandad Musulmana de Said Ramadan. El financiamiento de Radio Europa Libre se garantizaba a través del National Committee for a Free Europe, una emanación de la CIA, tanto que el director de la agencia, Alan Dulles, era uno de sus miembros, junto al futuro presidente de Estados Unidos Dwight Eisenhower, el magnate de la prensa Henry Luce y el realizador cinematográfico Cecil B. DeMilles. El presidente de aquella estructura era el especialista en guerra psicológica Charles D. Jackson, quien se convertiría en protector de los discípulos del filósofo Leo Strauss –los hoy llamados «straussianos».
Por su parte, Zeev Jabotinsky, se refugió en Nueva York después de haber vivido en Palestina. A él se unió Benzion Netanyahu –padre del actual primer ministro israelí Benyamin Netanyahu– y entre los dos redactaron los textos doctrinales del «sionismo revisionista» y la Enciclopedia judía.
Bandera y Stetsko viajaban mucho. Organizaron operaciones de sabotaje en toda la Unión Soviética, principalmente en Ucrania, y también lanzamientos de material de propaganda antisoviética. Con ese objetivo crearon el Bloque de las Naciones Antibolcheviques (ABN), en cuyo seno se unieron sus correligionarios de Europa central [4]. Más tarde se supo que el británico Kim Philby, informaba a los soviéticos sobre las acciones que los banderistas planeaban realizar.
Bandera se reunió con Dontsov en Canadá para proponerle que lidereara la acción contra los soviéticos. Y nuevamente Dontsov rechazó la proposición, prefiriendo dedicarse a sus escritos. En definitiva, Dontsov se hundió en un delirio místico inspirado en mitos de los vikingos Varegos y anunciaba a todos el combate final de los caballeros ucranianos contra el dragón.
Por su parte, Stepan Bandera se alió aal dictador chino Chiang Kai-Chek, con quien llegó a reunirse en 1958. Al año siguiente, el KGB eliminó a Bandera en Munich.
Yaroslav Stetsko prosiguió la propaganda a través de Radio Europa Libre y la ABN. Viajó a Estados Unidos para aportar su “testimonio” a la Comisión de Actividades Antiamericanas del senador Joseph MacCarthy. En 1967, él y Chiang Kai-Chek fundaron la Liga Anticomunista Mundial [5], que reunió en su seno a numerosos dictadores proestadounidenses y que participó en la creación de 2 escuelas de torturadores –en Taiwán y en la Zona del Canal de Panamá, controlada entonces por tropas de Estados Unidos. Klaus Barbie, el ex SS conocido en Francia como “el Carnicero de Lyon”, donde asesinó al jefe de la Resistencia francesa Jean Moulin en France –también estuvo implicado en el asesinato de Che Guevara en Bolivia– era miembro de la Liga Anticomunista Mundial.
En 1983, el presidente Ronald Reagan recibió en la Casa Blanca a Stetsko –quien había sido primer ministro impuesto en el gobierno que los nazis instauraron en la Ucrania ocupada durante la Segunda Guerra Mundial. Durante esa visita Estados Unidos, Stetsko participó –junto al entonces vicepresidente George Bush padre– en la celebración de las «Naciones Cautivas» (los pueblos “ocupados” por los soviéticos) orquestada por Lev Dobrianski.
Yaroslav Stetsko falleció en 1986… y su viuda, Slava Stetsko, tomó su lugar a la cabeza de las organizaciones que él había dirigido. Slava Stetsko recorrió entonces el mundo predicando y respaldano la lucha contra los «comunistas»… o más bien, si usamos como referencia los escritos de Dontsov, contra los rusos y los chinos. Prueba de ello es que, cuando desapareció la Unión Soviética, Slava Stetsko se liimitó a modificar la denominación de la Liga Anticomunista Mundial rebautizándola como «Liga Mundial por la Libertad y la Democracia», nombre que aún lleva actualmente. A partir de la disolución de la URSS, Slava Stetsko se dedicó a retomar posiciones en Ucrania.
Fue así como Slava Stetsko se presento como candidata a las primeras elecciones legislativas de la Ucrania independiente, en 1994… y consiguió un escaño, que no pudo ocupar porque había perdido su nacionalidad en tiempos de la Unión Soviética. En definitiva, el presidente ucraniano, Leonid Kuchma, se reunió con Slava Stetsko –en la sede de la CIA en Munich– y le dictó a Kuchma largos párrafos de la nueva Constitución de Ucrania. Todavía hoy, la Constitución ucraniana estipula en artículo 16 que:
«Preservar el patrimonio genético del pueblo ucraniano es responsabilidad del Estado.»
Como puede verse, la discriminación racial que promovían los nazis es una de las premisas de la Ucrania moderna… como en tiempos de la Segunda Guerra Mundial.
Slava Stetsko fue reelecta diputada en 2 ocasiones y presidió la sesión de apertura del parlamento ucraniano el 19 de marzo de 1998 y el 14 de mayo de 2002.
En el 2000, Lev Dobriansky organizó en Washington un gran coloquio con numerosos dignatarios ucranianos. Allí participó como invitado –invitado de Dobriansky– el straussiano Paul Wolfowitz, ex colaborador de Charles D. Jackson. Durante aquella reunión, los «nacionalistas integristas» ucranianos se pusieron al servicio de los straussianos estadounidenses para implementar la destrucción de Rusia [6].
El 8 de mayo de 2007, en la ciudad ucraniana de Ternopol y por iniciativa de la CIA, los «nacionalistas integristas» de la Autodefensa del Pueblo Ucraniano crearon un «Frente Antimperialista» antirruso junto a los islamistas y bajo la presidencia conjunta del emir de Itchkeria Doku Umarov y del ucraniano Dimitro Yarosh, hoy consejero especial del jefe del ejército ucraniano.
Por su parte, el presidente ucraniano proestadounidense Viktor Yuchenko creó un Instituto Dimitro Dontsov después de la llamada «revolución naranja». Yuchenko es un buen ejemplo del trabajo de “blanqueamiento” que realizan los anglosajones. Yuchenko siempre afirmó no haber tenido vínculos con los nacionalistas integristas. Pero su padre, Andrei, fue guardia en un campo nazi de exterminio [7].
El Instituto Dimitro Dontsov fue cerrado en 2010… y reabrió después del golpe de Estado de 2014.
Poco antes de terminar su mandato como presidente ucraniano, Viktor Yuchenko otorgó el título de «Héroe de la Nación» al perpetrador de crímenes contra la humanidad Stepan Bandera.
En 2011, los «nacionalistas integristas» lograron que se adoptara una ley que prohíbe conmemorar el fin de la Segunda Guerra Mundial… porque la ganaron los soviéticos mientras que los banderistas estaban en el bando perdedor –el de los nazis. Cuando el presidente Viktor Yanukovich se negó a promulgar esa ley, los «nacionalistas integristas» atacaron el desfile de veteranos del Ejército Rojo, propinando golpizas a los ancianos que lucharon contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Dos años después, las ciudades de Lviv e Ivano-Frankivsk prohibieron las ceremonias del Día de la Victoria y toda forma de celebración de ese hecho histórico.
En 2014, los ucranianos de Crimea y el Donbass se negaron a reconocer el régimen instaurado en Kiev como resultado del golpe de la plaza Maidan. Crimea, cuya población se había declarado independiente antes que el resto de Ucrania, ratificó su voluntad por segunda vez y se reincorporó a la Federación Rusa. Los pobladores del Donbass prefirieron optar por un compromiso. En respuesta, los «nacionalistas ucranianos», encabezados por el presidente Porochenko suspendieron el mantenimiento de los servicios públicos y bombardearon a la gente, en 8 años asesinaron al menos a 16 000 de sus conciudadanos sin que las potencias occidentales creyesen necesario intervenir o al menos denunciarlos.
Fue también a partir del golpe de Estado de 2014 que las milicias nacionalistas integristas fueron incorporadas a las fuerzas armadas ucranianas. El reglamento interior de esas milicias estipula que cada miembro debe leer las obras de Dimitro Dontsov, principalmente Націоналізм, o sea “Nacionalismo”.
En abril de 2015, el parlamento ucraniano declaró a los miembros de la Organización de los Nacionalistas Ucranianos (OUN) «combatientes de la independencia». La ley en ese sentido fue promulgada por el presidente Porochenko en diciembre de 2018 y los ucranianos que habían luchado en las filas de la Waffen SS obtuvieron así derecho a cobrar pensiones y otras ventajas… por haber luchado junto a los nazis. Esa misma ley criminalizó a quien recuerde que los miembros de la OUN y los elementos armados de la UPA colaboraron con los nazis y emprendieron limpiezas étnicas contra judíos y polacos. Por ejemplo, en Ucrania este artículo sería suficiente para meternos en la cárcel, a mí por escribirlo y a ustedes por leerlo.
El 1º de julio de 2021, el presidente Volodimir Zelenski promulgó la Ley sobre los pueblos autóctonos de Ucrania. Según esa ley, los ucranianos de origen ruso ya no pueden invocar sus derechos humanos ante los tribunales.
En febrero de 2022, las milicias «nacionalistas integristas», que representaba la tercera parte de las fuerzas armadas de Ucrania, planificaron una invasión coordinada contra el Donbass y la península de Crimea pero Rusia frustró ese plan al iniciar su operación militar especial para poner en aplicación la resolución 2202 del Consejo de Seguridad de la ONU en aras de poner fin al calvario de las poblaciones del Donbass.
En marzo de 2022, el entonces primer ministro de Israel, Naftali Bennett, rompía con el «sionismo revisionista» de Benyamin Netanyahu –cuyo padre fue secretario de Zeev Jabotinsky– y sugería a Zelenski aceptar las demandas rusas y, sobre todo, desnazificar Ucrania [8]. Pero, después, ante las reacciones opuestas de sus aliados occidentales, Bennett hizo desmentir las declaraciones que había hecho.
Por su parte, el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, mencionó el caso del presidente Zelenski, descendiente de judíos ucranianos, al señalar:
«El pueblo judío, en su sabiduría, ha dicho que los antisemitas más ardientes son generalmente judíos. Como se suele decir, cada familia tiene su oveja negra.»
Era demasiado para los judíos, que se inquietan cuando se intenta dividirlos. El entonces ministro de Exteriores de Israel, Yair Lapid, dijo entonces que los judíos nunca organizaron el holocausto contra sí mismos. Atrapado entre su conciencia y sus alianzas, el Estado hebreo repitió sin parar su apoyo a Ucrania… pero se negó a enviarle armas. Posteriormente, fue el estado mayor israelí quien puso punto final a la polémica y el ministro de Defensa Benny Gantz cerró toda posibilidad de apoyo militar israelí a los herederos de quienes masacraron a los judíos ucranianos.
En definitiva, los «nacionalistas integristas» ucranianos son los únicos “nacionalistas” que no luchan por su pueblo ni por su tierra sino sólo por alcanzar un objetivo: acabar con los judíos y los rusos.
Principales fuentes:
– Ukrainian Nationalism in the age of extremes. An intellectual biography of Dmytro Dontsov, Trevor Erlacher, Harvard University Press, 2021.
– Stepan Bandera, The Life and Afterlife of a Ukrainian Nationalist. Fascism, Genocide, and Cult, Grzegorz Rossoliński-Liebe, Ibidem, 2014.
[1] «La estrategia de Occidente para desmantelar la Federación Rusa», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 18 de agosto de 2022.
[2] «Polonia y Ucrania», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 14 de junio de 2022.
[3] «L’Holodomor, nouvel avatar de l’anticommunisme "européen"» (fragmento del libro Le Choix de la défaite), Annie Lacroix-Riz, 2010, y Famine et transformation agricole en URSS, Mark Tauger, Delga, 2017.
[4] El lector interesado encontrará boletines del Bloque de las Naciones Antibolcheviques en la Biblioteca de la Red Voltaire, mediante el vínculo ABN Korrespondenz (auf Deutsch), ABN Correspondence (in english).
[5] «La Liga Anticomunista Mundial, internacional del crimen», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 20 de enero de 2005.
[6] «Ucrania y la Segunda Guerra Mundial como conflicto inconcluso», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 26 de abril de 2022.
[7] Андрей Ющенко: "Персонаж и легенда", Юрий Вильнер, Yuri Vilner, 2007.
[8] «Estupor de Israel ante los neonazis ucranianos», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 9 de marzo de 2022.
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