La semana pasada el New York Times publicó una nota de los editores de 1100 palabras criticando sus propios reportajes en la construcción de la Guerra en Irak y de la primera etapa de la ocupación. El domingo el Editor Público del periódico fue aún más lejos al referirse textualmente sobre el diario como "periodismo errático" y de imprimir historias que "impulsaban las aseveraciones del Pentágono tan agresivamente que uno casi podía sentir las charreteras de los rangos militares floreciendo sobre los hombros de los editores".
Este tipo de autocrítica es importante porque los medios juegan un importante rol en convencer al público americano -y probablemente también al Congreso- de que la guerra estaba justificada. Desafortunadamente, este tipo de errores no son privativos del New York Times, ni se limitan a los reportajes sobre Irak.
Venezuela es un caso puntual. La administración de Bush ha estado impulsando un cambio de régimen en Venezuela por años, pintando una imagen falsa y exagerada de la realidad venezolana. Como en el caso de Irak en el que se alegó tenencia de armas de destrucción masiva y vínculos con Al-Queda, la administración de Bush ha contado igualmente con la ayuda de los medios.
Los reportajes sobre Venezuela se basan desproporcionadamente en fuentes de la oposición, muchos de ellos son tan confiables como las de Ahmed Chalabi.(Líder de la oposición Iraquí). Aunque hay un número importante de eruditos y académicos -tanto sobre Venezuela como internacionalmente- que podrían ofrecer argumentos coherentes del otro lado, sus argumentos nunca aparecen. Para el balance, nosotros (los estadounidenses) lo máximo que obtenemos es una persona de la calle describiendo porque le gusta el Presidente Hugo Chávez o un razonable fragmento del mismo Chávez denunciando la intervención imperialista.
Los alegatos de la oposición venezolana se repiten constantemente, frecuentemente sin refutaciones y a veces reportados como hechos. Al mismo tiempo, parte de la información más vital raramente aparece en los reportajes o es totalmente obviada. Por ejemplo, los esfuerzos de la oposición por revocar el mandato del Presidente Chávez enfrentaron un obstáculo en marzo cuando más de 800.000 firmas fueron invalidadas. Las firmas no fueron desechadas, sino sometidas a un "proceso de reparos", en el cual los firmantes tendrían un nuevo chance para revalidar sus firmas.
La oposición acusó al Presidente Chávez de intentar negar ilegítimamente el derecho de la gente al referéndum, y la prensa aquí se ha hecho eco del tema desproporcionadamente. Pero algunos hechos vitales fueron omitidos de la historia: las firmas disputadas violaban las reglas electorales y pudieron haber sido desechadas definitivamente. Además, estas reglas que exigían que los firmantes llenaran ellos mismos su propio nombre y otra información eran bien conocidas por los organizadores de ambos lados y ello fue publicitado con anterioridad al proceso de recolección de firmas. Estas reglas son también comunes en los Estados Unidos, incluyendo California.
Pero los lectores de los Estados Unidos y de la prensa internacional no sabían esto. Y pocos sabían que los miembros de la Comisión Nacional Electoral, que está supervisando la elección, fue nombrada por la Corte Suprema de Justicia, con líderes de la oposición aplaudiendo los nombramientos.
Aun peor que la mayoría de las noticias sobre Venezuela son los editoriales de los principales periódicos estadounidenses en los que los errores sobre los hechos son un lugar común. The Washington Post ha acusado a Chávez de mantener prisioneros políticos, de haber amordazado a la prensa y ha referido a la Comisión Electoral como nombramientos de Chávez. Todos estos alegatos son incontestablemente falsos.
De acuerdo con el Departamento de Estado de los Estados Unidos "No hay reportes de prisioneros políticos en Venezuela". Y lejos de ser "amordazada", la prensa en Venezuela es una de los medios de comunicación más furiosamente parcializados y antigobierno del mundo entero. Hace dos meses uno de los periódicos mas influyentes usó de hecho una versión manipulada de un artículo del New York Times para alegar que el gobierno de Chávez estaba implicado en el ataque terrorista de Madrid!. Pero los medios nunca han sido censurados por el gobierno de Chávez.
Para asegurarse de ello el Presidente Chávez ha hecho de sí mismo un target fácil al expresar mucha retórica inflamada y acusaciones contra el Presidente Bush y Washington. Pero aún esos deslices diplomáticos podrían usar algún contexto: la administración de Bush, en efecto, apoyó un golpe militar contra Chávez hace dos años. Y Estados Unidos continúa financiando sus oponentes políticos, incluyendo líderes del fallido golpe y organizadores del esfuerzo revocatorio. Imaginen lo que Mister Bush hubiese dicho al Presidente francés y su gobierno si ellos hubiesen hecho estas cosas contra él.
Por supuesto, Venezuela raramente ha tenido noticias de primera página, a diferencia de Irak. Pero el involucramiento de nuestro gobierno en Venezuela ha causado ya considerable daño y bien pudiera empujar al país a una guerra civil -especialmente si nuestros medios de comunicación continúan por el camino que van.
Traducido por Carol Delgado
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