«Bogotá sin hambre» es, o debe ser, algo más que un slogan. Como aspiración, interesa a todos los habitantes, comenzando por los pobres, víctimas directas. Son evidentes las proporciones catastróficas del déficit alimentario en la ciudad. Tiene que ver con diversos factores de orden tanto estructural como coyuntural. El primero de dichos factores, desde luego, remite a un problema de empleo y de ingresos. El segundo, se refiere al abastecimiento de la ciudad, es decir, a los problemas de producción, transporte, distribución y comercialización. Se trata de garantizar una oferta adecuada, cuantitativa y cualitativamente, y a precios asequibles para la población. Este segundo factor es fundamental, independientemente de las políticas de la administración Distrital, para asegurar la llamada sostenibilidad de cualquier programa social.
Los campesinos piden la palabra
Consideraciones como éstas sirvieron de base para la convocatoria del "Encuentro taller sobre el tema agroalimentario para Bogotá" el cual se realizó los días 10 y 11 de julio. La iniciativa provino del Instituto Latinoamericano de Servicios legales Alternativos, ILSA en el marco de un programa de Encuentros regionales campesinos de los cuales se había realizado ya el de la región suroccidental del país con el apoyo de la Iglesia católica, en particular, el Instituto Mayor Campesino. El objetivo de dichos encuentros ha sido el de dar desarrollos concretos a los principios y objetivos del Mandato Agrario, y en la región central, evidentemente, tenía que ver con las relaciones rural-urbano, economía campesina-Bogotá. La convocatoria fue posible, como es lógico, a partir de la vinculación, amplia y plural, de las organizaciones campesinas quienes actuaron como facilitadoras y comprometieron a sus afiliados en Cundinamarca y los departamentos vecinos a Bogotá de donde proviene casi la totalidad del abastecimiento agropecuario de la capital.
El Encuentro, prácticamente sin antecedentes, fue todo un éxito. Casi 170 asistentes que cubrían satisfactoriamente la totalidad de la región; 77 de Bogotá y el resto de diversos municipios de Cundinamarca, Boyacá, Casanare, Santander, Huila, Tolima y Meta. Entre ellos 107 representantes de organizaciones campesinas, 22 de organizaciones sociales urbanas, 14 de ONG y 22 funcionarios públicos, especialmente de pequeños municipios. El tema concitaba el mayor interés. La participación, especialmente en la sesión de trabajo por comisiones según subregiones, fue bastante activa; tanto en el diagnóstico como en las propuestas; era evidente que todos sabían de qué estaban hablando. En general había consenso de que la economía campesina estaba en capacidad de garantizar la oferta para Bogotá, siempre y cuando se resolvieran los problemas que se refieren principal aunque no exclusivamente a la comercialización y la distribución.
¡Pero ya había propuestas!
Conocedores de que la Administración Distrital contaba ya con un proyecto (propuesta) de abastecimiento que, si bien había sido elaborado para el gobierno anterior, parecía ser todavía la carta de navegación, la organización del evento hizo el esfuerzo de invitar, además del Alcalde Mayor quien desafortunadamente no se encontraba en la ciudad, a los funcionarios responsables. La presentación que éstos hicieron fue lógicamente, uno de los temas de discusión, no sin ciertas manifestaciones de sorpresa.
Aunque el proyecto tiene una amplia y detallada elaboración, disponible para su lectura en varios volúmenes, consiste en líneas generales en la conformación de una red empresarial (privada) que se ocupe de la información y relación con los productores, del acopio, parte del procesamiento y del empaque, y de la distribución mayorista y al detal. Hacia atrás se busca organizar e integrar a los productores en Agroempresas participativas integrales sostenibles, APIS, que se articularían en proyectos empresariales por regiones y productos denominados Centros Integrales de Producción Agropecuaria, CIPAS. Hacia adelante, se pretende organizar la distribución a través de nodos y plataformas logísticas, con el objetivo de descentralizar (4 nodos) incorporando a la vez los actuales mercados mayoristas privados, todo lo cual garantizaría el flujo de productos provenientes del entorno geográfico o importados. Se busca reducir (o eliminar) la influencia de Corabastos.
Un plan sin consultar
Las líneas generales del proyecto, así como su filosofía, claramente privatista, son enteramente discutibles. Pero lo que más provocó discusión fue el hecho de que los actores sociales fundamentales en esta cadena, los campesinos, para no mencionar los de la intermediación que no siempre son grandes empresas, no habían sido consultados. Y, sin embargo, como lo mostró el Encuentro, no son pocas las ideas y propuestas que pueden ofrecer. Por fortuna, la administración Distrital, en cabeza del propio Secretario de Gobierno quien, justo es reconocerlo, asistió a la sesión de clausura en disposición de escuchar, se comprometió a corregir esta falla. En el momento, una comisión se encuentra elaborando, a partir de las relatorías, un documento que ha de entregarse formalmente para iniciar así un proceso permanente de interlocución. La discusión apenas comienza.
Encuentro Popular Suroriental
Después de varios encuentros de discusión sobre lo que era y para donde iba el Encuentro Popular, se propuso un trueque como espacio de dialogo y acción porque pertenece a todo éste proceso que venimos impulsando. La cita fue el 17 de junio en el barrio La Victoria.
Ese día trocamos cosas, ideas, momentos, sensaciones y sentimientos. Siempre apostándole a construir lazo social. Aunque la lluvia impidió que realizáramos la actividad en un espacio más público. Encontramos en el Coliseo, un refugio para hacer la olla comunitaria y el intercambio de bienes.
Para esta fecha las organizaciones propusieron peguntarle a la gente sobre sus modos de solventar una deuda o el pago de los recibos públicos. Se encontró que pedir prestado o fiado cuando se puede son las estrategias más comunes, otros se trasladan a vivir con sus familiares para concentrar los gastos entre todos.
Falta cambiar de mentalidad cuando se realiza un trueque. Todavía seguimos pensando cómo sacarle el mayor plusvalor al objeto que trocamos. Algunos piensan que siempre debe existir una unidad que medie a la hora de hacer el intercambio. El ejercicio fue interesante y quedó claro que debemos seguir encontrándonos en la acción reflexiva que nos brinde más material para la discusión.
Ahora, un grupo de jóvenes proponen conocer el territorio sur, realizando una serie de caminatas que tengan como punto de partida el Páramo de Sumapáz y llegando a cada una de las localidades. La primera será un recorrido del páramo hasta Bosa, el día 21 de agosto. Contará con la coordinación de la asamblea del Río Tunjuelo.
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