Un análisis riguroso del asunto de los rehenes franceses demuestra que el «Ejército islámico de Irak», tal como ellos mismos se denominan, no es ni islámico, ni iraquí. Desconocido por las organizaciones de oposición, este ejército sólo ha establecido contactos reivindicativos con el gobierno de Iyad Allawi y sirve a los intereses de la Coalición. Por este motivo las autoridades francesas, lejos de entrar en el lógica que defienden los secuestradores, han desplegado todas sus redes diplomáticas para transformar esta tragedia en una movilización internacional en contra del proyecto estadounidense de una guerra de civilizaciones.
Mientras que la desaparición de los periodistas franceses Christian Chesnot y Georges Malbrunot y de su chófer sirio Mohammed Al-Yundi el 24 de agosto de 2004 en la zona de ocupación estadounidense de Irak había provocado un silencio de consternación, el mensaje de sus secuestradores, difundido cuatro días más tarde, ha provocado una protesta a nivel internacional.
Se trata de una cinta de vídeo en la que los dos periodistas franceses se expresan sucesivamente, sin que aparezcan los secuestradores. Un comunicado adjunto indica que los dos hombres han sido secuestrados por el Ejército islámico de Irak, que éste pide a Francia que deroguen la «ley sobre el velo» y conceden 48 horas para responder. Ya no se habla más de Mohammed Al-Yundi.
El chantaje
Es importante sobre todo analizar la forma de este documento.
La cinta fue recibida anónimamente por Al Yazira, donde se habían recibido ya otras con la misma firma. La cadena de televisión también puede confirmar que las diferentes cintas firmadas por el «Ejército islámico de Irak» provienen de una misma fuente.
La realizacion es diferente a la de los vídeos habituales de los demás grupos clandestinos de Oriente Próximo. La realización está muy cuidada y el montaje es muy preciso: dos breves planos fijos. Los secuestradores no aparecen en la imagen.
El documento ha sido concebido con una intervención en francés y otra en árabe para su difusión tanto en las cadenas francesas como en las árabes. Pero las televisiones francesas, excepto la cadena LCI que no ha querido volver a caer en el mismo error, se han negado a emitirlo para no dejar que los secuestradores impongan su problemática.
Dos días más tarde se emitió un segundo vídeo. Está realizado del mismo modo, pero esta vez ambos periodistas se expresan en inglés. Los secuestradores, que habían visto que las cadenas francesas no habían emitido la primera cinta, se dirigen esta vez a un público anglófono.
Ahora tenemos que analizar el contenido del vídeo.
Como lo indica Hasan Gharib, autor de la obra de referencia sobre los grupos políticos públicos y clandestinos de Irak, la denominación «Ejército islámico de Irak» no se refiere a ninguna organización conocida en el campo de las fuerzas de la oposición. No ha dejado rastro alguno en los medios de comunicación desde que provocó la retirada del gobierno filipino.
En un comunicado por vídeo emitido el 10 de julio por Al Yazira, Ángelo de la Cruz se declaró rehén del llamado «Ejército islámico de Irak» y pidió a la presidenta Gloria Arroyo que retirara sus tropas en 72 horas, porque si no, sería ejecutado por sus secuestradores. Filipinas cedió al chantaje el 12 de julio. Retiraron sus tropas el 20 de julio y el rehén fue puesto en libertad. Numerosos miembros de la Coalición criticaron la debilidad de Manila, a la vez que el “Ejército islámico de Irak” aparecía como el único grupo de resistencia que hubiera vencido a un contingente extranjero.
Pero se trataba con toda evidencia de una teatral puesta en escena. El supuesto «Ejército islámico de Irak», para liberar a su país de la ocupación por parte de más de 200.000 militares y mercenarios extranjeros, había puesto el punto de mira en el contingente filipino compuesto sólo de 80 hombres. Habían exigido su retirada antes del 20 de julio, cuando dicha retirada ya se estaba efectuando y concluiría el 20 de agosto. De hecho, lo único que obtuvieron fue que unos treinta policías filipinos fueran trasladados a Kuwait con un mes de adelanto. Filipinas, que es una antigua colonia estadounidense, no tiene ningún margen de maniobra notorio en materia de política exterior, y su ejército está completamente formado, provisto y equipado por el Pentágono. La presidenta Gloria Arroyo fue elegida por Bill Clinton, de quien había sido amiga íntima durante sus estudios universitarios. En otras palabras, la retirada anticipada no era significativa en modo alguno sobre el terreno y su decisión no pudo ser tomada sin el consentimiento de Washington, sin importar cuáles fueran las muestras emitidas de cara al público.
La misma firma ha vuelto a aparecer con el secuestro y el asesinato del periodista italiano Enzo Baldoni. Esta vez intentaban forzar a Roma para que retirara en 48 horas a sus tres mil hombres situados en Irak. Sin embargo, según la prensa italiana, parecería que Baldoni no habría sido ejecutado, sino que habría muerto en prisión. Así que la operación habría fracasado sin que sepamos qué guión estaba previsto inicialmente. [1]
La reivindicación de la derogación de la «ley sobre el velo», reclamada por parte de la organización a cambio de la vida de los rehenes franceses, está desvinculada de la realidad iraquí. Mientras el país se encuentra ocupado por potencias extranjeras, el «Ejército islámico de Irak» se preocupa de modificar una ley en un país simpatizante. Así que sería sorprendente que sus mandatarios fuesen iraquíes. Los secuestradores están informados de que la vuelta al colegio, que marcará el comienzo de la aplicación de dicha legislación, tendrá lugar el 6 de septiembre y que le decisión tendría que ser tomada antes del fin de semana. Pero ignoran, o fingen ignorar, que tan sólo el Parlamento puede derogar una ley, y resulta que el Parlamento está en periodo de vacaciones.
El principio del rapto y el chantaje no es resultado de la fe, sino del vandalismo. Está condenado por todas las autoridades religiosas musulmanas, quienes han repetido sin cesar su mensaje desde que esta práctica se ha vuelto habitual en Irak. Resultaría sorprendente, pues, que el «Ejército islámico de Irak» esté animado por la fe musulmana.
De estos primeros elementos podemos sacar las primeras conclusiones.
Como ya lo había señalado el ayatolá Alí Jameini, el «Ejército islámico de Irak» no está compuesto manifiestamente de musulmanes iraquíes. No tiene contacto alguno con los demás movimientos de la oposición, públicos o clandestinos, y sólo dialoga oficialmente con el gobierno de Allawi, al que sin embargo pretende combatir. En este nuevo asunto no intenta liberar Irak, sino inmiscuirse en la vida política francesa.
Las reacciones
Analicemos ahora la reacción de las autoridades francesas.
Una vez conocida la noticia, el primer ministro reúne un comité ministerial de crisis. El ministro del interior convoca al Comité Francés del Culto Musulmán (CFCM). El primer ministro reúne un segundo comité ministerial de crisis, después se pone en contacto con los presidentes de las dos Asambleas. El presidente de la república se dirige a la nación. Al día siguiente, el ministro del exterior se reúne en El Cairo con el secretario general de la Liga Árabe, luego con su homólogo egipcio y, en Alejandría, con el jefe de los servicios de información de Egipto. Una delegación diplomática y militar francesa se presenta en Bagdad. El presidente de la república conversa con su homólogo ruso y el canciller alemán en Sochi. El ministro del exterior visita Amman para reunirse con el jefe de los servicios de información de Jordania. En menos de tres días, las redes diplomáticas francesas solicitan y obtienen el apoyo de la totalidad de los dignatarios religiosos musulmanes reconocidos y de todas las organizaciones políticas e instituciones árabes.
Esta reacción, comparada con las que siguieron a los secuestros en el Líbano o en Yugoslavia, puede parecer desproporcionada, al igual que la reivindicación de los secuestradores raya lo grotesco. No puede comprenderse, como ocurre también con la reacción de los estados árabes, sino en la medida en que cada protagonista es consciente de una serie de intereses ocultos.
Una lectura atenta de la declaración del presidente de la república a la nación nos revela un meticuloso esmero en no denominar a los secuestradores, dejando así abierto el interrogante sobre su identificación para un futuro. El jefe de estado anuncia la misión que ha adjudicado al ministro del exterior. Ante todo, pone por encima de todo el principio del laicismo, no como referencia a la polémica ley sobre el velo, sino como antídoto contra el proyecto estadounidense de una guerra de civilizaciones.
Centrémonos en la reacción de las autoridades iraquíes de la Colaboración.
El primer ministro, Iyad Allawi, que no oculta el hecho de haber trabajado para el MI6 británico, la CIA estadounidense, y también para los servicios de Egipto y de Jordania, ha hecho declaraciones a algunos periodistas occidentales durante un debate sin orden ni concierto. Le Monde ha reconstituido los hechos ofreciendo una versión artificial en forma de entrevista. Las declaraciones referidas no han sido confirmadas en los mismos términos por los periodistas anglosajones que habían estado presentes en la discusión. Ni éstos ni Allawi desmienten su veracidad. El primer ministro, quien, temgámoslo en mente, es la única persona que ha reivindicado un contacto directo con el «Ejército islámico de Irak», explica que el rechazo francés a apoyar la Coalición no protege a París del terrorismo. Por el contrario, según su opinión, se producirán atentados en los estados que se nieguen a apoyar la Coalición, incluso en las ciudades estadounidenses que apoyan la retirada de las tropas de EE UU. [2]
En fin, que Allawi frecuenta lo suficiente al «Ejército islámico de Irak» como para saber cuáles serán sus próximos objetivos. Y amenaza con atentados en los estados y colectividades que se opongan a la Coalición, no sólo contra sus intereses en Irak, sino en sus propios territorios.
Pasemos a ver las reacciones de las autoridades estadounidenses e israelíes.
En Washington, el departamento de estado permanece mudo. El portavoz de la Casa Blanca responde a la pregunta de un periodista durante un mitin del candidato Bush para afirmar que los terroristas quieren minar la estabilidad de la comunidad internacional. Eso es todo en cuanto a los comentarios oficiales. George Bush padre declara a la NBC que, viendo lo que les está pasando, los franceses deben decirse ahora que el presidente Bush tenía razón acerca de los terroristas. Un análisis clarividente que va en la misma línea que los análisis desarrollados por los dirigentes estadounidenses tras los atentados de Madrid, sin que fuesen compartidos por los votantes españoles. Los medios de comunicación de EE UU emiten el segundo vídeo, grabado en inglés para ellos. Los dos rehenes hacen un llamamiento para que los franceses se manifiesten contra la ley sobre el velo, de la que se sabe que había sido severamente condenada por el departamento del estado. Los comentadores explican que el gobierno francés está recogiendo lo que han sembrado por mentener una aptitud intolerante con los musulmanes y laxa con los terroristas.
Tel Aviv, normalmente tan prolija a la hora de comentar todo lo que ocurre en la región, se refugia en el silencio.
El vuelco diplomático
Para terminar, observemos la estrategia francesa.
Desde el comienzo, Jacques Chirac ha percibido que la crisis sobrepasaba con creces la cuestión de la vida de los dos rehenes o la de la ley sobre el velo, y que el interés residía en la posición diplomática de Francia frente al proyecto estadounidense de una guerra de civilizaciones. Como no hemos parado de repetirlo ante numerosos gobiernos y medios de comunicación del mundo musulmán desde hace casi tres años, la diplomacia francesa a largo plazo no está dictada por intereses efímeros, sino por el contrato social republicano. Sean cuales sean las vicisitudes de sus dirigentes, Francia siempre permanece en una concepción laica de las relaciones internacionales. Se opone intrínsecamente al proyecto de guerra de civilizaciones ya que su misma existencia está basada en el principio inverso: vivir juntos sin discriminaciones fundadas en las pertenencias o convicciones privadas. Según el punto de vista francés, la guerra de civilizaciones no es una guerra entre Oriente y Occidente, sino una guerra civil. No por motivos de equilibrios demográficos internos entre comunidades, sino porque se trata de la definición misma del proyecto republicano.
Mientras que esta operación de guerra psicológica estaba concebida para provocar una división entre los franceses y situarlos frente a contradicciones diplomáticas, el Eliseo le ha dado un vuelco a la situación y ha transformado este drama en un concierto unánime de respaldos por parte del mundo musulmán. Y, en vista de todo lo que hemos conseguido a lo largo de estos tres últimos años en los países aludidos y sean cuáles sean las incomprensiones de las que hemos tratado en Francia, podemos reivindicar con orgullo nuestra parte del trabajo en el éxito de esta movilización.
En Estados Unidos la prensa filtra las declaraciones de los dirigentes árabes, transmitiendo las condenas morales y religiosas de los secuestros y ocultando los apoyos políticos a la diplomacia francesa.
En pocos días, Francia ha visto como todos los protagonistas de Oriente Próximo, salvo los Colaboradores iraquíes e Israel, han reconocido su buena y afianzada posición diplomática y su liderazgo frente al belicismo de la Coalición. A ningún dirigente arabe le cabe ya la menor duda de lo que se esconde tras el «Ejército islámico de Irak» sin que Francia haya tenido la necesidad de explicitarlo públicamente.
Traducción : Francisco José Justicia Cano
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