El presidente George W. Bush nombró al hombre de negocios Gordon R. England como subsecretario de Defensa en sustitución de Paul Wolfowitz, quien se fue a dirigir el Banco Mundial [1].

Nacido en Baltimore, el Sr. England cursó estudios de ingeniería eléctrica en la universidad de Maryland y de administración de empresas en la universidad cristiana de Texas. Llevó a cabo una brillante carrera en el seno del complejo militar-industrial que lo condujo a la vicepresidencia de General Dynamics Corporation entre 1997 y 2001. El gigante del armamento, que era líder mundial en la materia al ocurrir el derrumbe de la URSS, había sido especialmente afectado por el desarme mundial. Gordon England se mostró particularmente eficaz para reestructurar la firma y reposicionarla en el mercado. Hoy, es el cuarto suministrador del Pentágono (después de Lockheed Martin, Boeing y Northrop Grumman).

Gordon England entró desde 2001 en la administración Bush; primero como secretario en el Navy, luego como secretario adjunto de Seguridad de la Patria y nuevamente como secretario en el Navy tras el suicidio de Colin R. McMillan. Con la confianza de Donald Rumsfeld [2] se destacó reorganizando el sistema de gestión de personal de los ejércitos. También estuvo encargado de una misión de auditoría en la prisión de Guantánamo que condujo a la liberación del 7% de los detenidos sin cargo.

Miembro de diversas cofradías universitarias, Gordon England se comprometió en algunas asociaciones caritativas que iban desde los Boy Scouts of America hasta la United Service Organizations (fundación de apoyo a las tropas). Participa sobre todo en las actividades del Jewish Institute for International Affairs (JINSA), una asociación que promueve los intereses militares comunes de Israel y Estados Unidos, y que en octubre de 2001 le concedió el premio Henry M. Jackson.

Fragmento del catálogo de General Dynamics. Avión de combate F22, Lanzagranadas Striker 40, Lanzacohetes Avenger.

En el plano de la correlación de fuerzas políticas en Washington, la nominación del Sr. England fortalece la posición de Donald Rumsfeld que hace poco algunos presentaban como próximo al retiro. El secretario de Defensa se adjunta un manager discreto y eficaz menos molesto que el ideólogo Wolfowitz.

En el plano de las relaciones internacionales, esta nominación confirma el peso del grupo de presión pro israelí del Pentágono, mientras los Estados Unidos, que han desplegado más de 100 mil hombres en el Medio Oriente, ya no necesitan de Tsahal tanto como en el pasado para controlar la región.

Asistimos ante todo a un reequilibrio del complejo militar-industrial. General Dynamics podía ya contar en el Pentágono con el subsecretario de armamento Michael Wynne, igualmente ex vicepresidente de la firma, y con William J. Haynes hijo, consejero jurídico de la Secretaría de Defensa tras haberlo sido del Sr. England en la dirección de la firma.

Estas nominaciones habían sido facilitadas por el conocimiento de Donald Rumsfeld: este, cuando era administrador de Gulfstream, vendió su participación a la General Dynamics, en 1999, con lo que obtuvo tres millones de dólares de ganancias difícilmente justificables. Gordon England debería ser tan eficaz en la Secretaría de Defensa como lo fue en la de Seguridad de la Patria. Durante su breve paso por este ministerio aprovechó para equipar a los guardacostas con sistemas informáticos de General Dynamics.

La firma fabrica ante todo los tanques Abrams, emblemáticos de la Guerra del Golfo. En sus versiones recientes, se trata de un blindado comparable al Leclerc francés, pero gran consumidor de combustible. No sólo el ejército norteamericano está equipado con los mismos, sino también los de Egipto, Kuwait, Grecia, Marruecos, Omán, Tailandia y Taiwán.
General Dynamics fabrica igualmente submarinos nucleares portadores de dispositivos Seawolf equipados con misiles Trident (materiales prohibidos para la exportación).

Por el contrario, la partida de de Paul Wolfowitz y la de Richard Armitage [3] son fuertes golpes para Raytheon Company que pierde a sus experimentados cabilderos y tendrá que situar a nuevos peones en la administración. Igualmente, las salidas sucesivas de Dov Zakheim [4] y Douglas Feith marcan un retroceso de la influencia de Northrop Grumman Corporation. Lockheed Martin, con Lynne Cheney y Peter B. Teets, y Boeing con Richard Perle y James Woolsey, mantienen sus posiciones.

A medida que se precise el plan de ataque a Irán por parte de los Estados Unidos, las acciones General Dynamics deben continuar su ascenso en Wall Street. Queda que la Casa Blanca encuentre buenos sentimientos para justificar su próxima guerra.

[1«Paul Wolfowitz, el alma del Pentágono», por Paul Labarique, Voltaire, 4 de octubre de 2004.

[3«Richard Armitage, el hombre de choque de la diplomacia US», Voltaire, 31 de marzo de 2005.

[4«Dov Zakheim, la garantía del Pentágono», por Paul Labarique, Voltaire, 6 de mayo de 2005.