Horas de que Pakistán anunciara a Estados Unidos que no votaría por su resolución a favor de la guerra en Irak, las fuerzas especiales pakistaníes detenían a Khaled Cheikh Mohammed, número tres de al-Qaeda. Cuatro meses más tarde, Naeem Noor Khan, otro cerebro de la organización, es detenido en vísperas de una visita de Pervez Musharraf a Camp David. Pakistán recibirá allí una ayuda de 3 000 millones de dólares. Abu Zubeida, responsable de las operaciones de Al Qaeda en el exterior, será detenido en el momento en que se produce el debate parlamentario sobre el monto de esa ayuda. El 11 de septiembre, fecha aniversario, arrestan a Ramzi ben al-Shaiba, el hombre de la célula de Hamburgo. Abu Faraj Farj al-Libbi es detenido ahora cuando Washington desea condicionar la venta de los F16 al derecho de interrogar a Abdul Qader Khan, padre de la bomba islamista y padrino de toda la red de tráfico que implica, recordemos, a Irán, Corea del Norte y, quizás, los laboratorios de al-Qaeda en Kandahar.
Se podrá hablar de coincidencias, pero nadie me quitará la idea de que existe en esto algo muy parecido a una prueba de fuerza entre dos contendientes. Todo sucede como si el poder pakistaní supiera donde encontrarlos y entregarlos con cuenta-gotas según sus propias necesidades. Los optimistas se sentirán más bien complacidos de saber que existe un país, en este planeta, donde se sabe un poca más sobre los escondites de los lugartenientes de Ben Laden y, quizás, sobre el propio Ben Laden. En cuanto a los pesimistas, más bien se preocuparán ante esa nueva muestra del doble juego pakistaní. En lo que a mí concierne, ya he llegado a una conclusión. Al haber podido observar durante mi investigación sobre Daniel Pearl los turbios lazos que existen entre Pakistán y la Jihad internacional, apenas me hago ilusiones en cuanto a la sinceridad de los dirigentes de Islamabad cuando se presentan como los mejores alumnos de la clase antiterrorista.
Espero que Condoleezza Rice no tenga más dudas que yo y que sepa lo que hace, y por qué lo hace, cuando felicita a Pakistán.

Fuente
International Herald Tribune (Francia)
El International Herald Tribune es una versión del New York Times adaptada para el público europeo. Trabaja directamente en asociación con Haaretz (Israel), Kathimerini (Grecia), Frankfurter Allgemeine Zeitung (Alemania), JoongAng Daily (Corea del Sur), Asahi Shimbun (Japón), The Daily Star (Líbano) y El País (España). Además, a través de su casa matriz, lo hace de manera indirecta con Le Monde (Francia).
Los Angeles Times (Estados Unidos)

«Où l’on voit revenir - De plus belle - La question pakistanaise...», por Bernard Henry Lévy, Le Point, 12 de mayo de 2005
« Pakistan’s Chips in a Shady Game », Los Angeles Times, 13 de mayo de 2005.