Sería el primero en decir que el texto de la Constitución Europea es mejor medio para luchar contra el insomnio que todos los somníferos que se venden en farmacia. Sin embargo, en Francia, este texto ha despertado a la población para un debate esencial. El texto, que define las competencias y objetivos de la UE, es relativamente corto. Está compuesto por 60 artículos y es de simple acceso.
Sin embargo, sus opositores lo presentan como incomprensible y amenazador ya que habla de «libre competencia». Los oponentes al texto lo presentan como un instrumento del liberalismo desenfrenado, que promovería desplazamientos y pondría en peligro los servicios públicos y la protección social.
Ese argumento ayuda al No, pero es contrario al verdadero sentido del texto. Sólo basta leer el Artículo 3 que proclama que la Unión Europea construye una economía social de mercado. Cuando los electores leen el texto, comprenden que los partidarios del No les mienten y el Sí aumenta. La creación del cargo de presidente confiere una identidad a la Unión Europea y el ministro de Relaciones Exteriores puede hablar con una sola voz.
El Parlamento Europeo también se fortalece.
La negativa al texto es diferente según los países. Gran Bretaña y la República Checa ven el texto como un instrumento de «centralización socialista» mientras que en Francia se le ve como un instrumento de desregulación. La verdad se haya entre los dos: construye una economía social de mercado cuyo objetivo es el pleno empleo, el progreso social y la protección del medio ambiente. Ese modelo ocupa el centro del proyecto europeo e incluso si el texto es soporífico, los franceses no deben ceder a la pesadilla del No.
Time magazine (Estados Unidos)
Referencia: «Wake Up ! It’s Time to Vote Yes», por Valéry Giscard d’Estaing, Time Magazine, 22 de mayo de 2005.
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