Un comerciante kuwaití me dijo hace poco que George W. Bush ha «desatado un tsunami en esta región». Ese hombre está cansado de esperar una reforma proveniente del interior, él quiere que la situación cambie y si para ello tiene que haber una ayuda exterior, pues que así sea. Un amigo jordano me afirmó que lo que ocurría actualmente en el Líbano era posible, pues los manifestantes sabían que los Estados Unidos no permitirían nuevamente una represión comparable a la ocurrida en Hama, en Siria. Cuando visité el mundo árabe, fui al país de Bush: los árabes, en todas partes, son conscientes de que esa ola de democratización que están presenciando la deben a los Estados Unidos y a sus acciones en Irak.
La fuerza de la potencia estadounidense, históricamente del lado del orden dominante, está hoy a favor de la liberalización de la región. En la actualidad, un presidente conservador brinda a su país una redención wilsoniana. Ese cambio de política se refleja en las relaciones con Hosni Mubarak. Antiguamente, él era el hombre de los norteamericanos en el Nilo y era visto como un baluarte contra el islamismo. Eso le permitió rechazar la política de Washington en Irak y manifestar su oposición a ella en lo referente al problema israelo-palestino. Al hacerlo, ha alimentado el antimodernismo y el sentimiento antinorteamericano en su país. Hoy los Estados Unidos le exigen una apertura política del país y ello ha propiciado la aparición de movimientos que cuestionan su reino.
Los Estados Unidos han comprendido que la búsqueda de la estabilidad mediante el apoyo a los dictadores no funciona y que ello condujo al 11 de septiembre. Frente a los islamistas, los árabes laicos saben que exigir la soberanía ya no es conveniente. Saben que están aislados en el mundo y que tienen que renunciar a determinadas viejas aspiraciones. Irak, por supuesto, ha sido el inicio de ese nuevo enfoque. A pesar de las bombas, el movimiento democrático se desarrolla allí tal como una prensa libre. Lo que presenciamos en el mundo árabe es similar a la primavera de los pueblos de 1848 en Europa. La revolución democrática se propaga de país en país. George W. Bush ha sido el iniciador de ese movimiento.
«Bush Country», por Fouad Ajami, Wall Street Journal, 22 de mayo de 2005.
«We have George W. Bush to thank for the Arab democratic spring», Daily Star, 23 de mayo de 2005.
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