El gobierno estadounidense está urgido de recuperar la iniciativa en Latinoamérica, esa que por años le permitió actuar a sus anchas en nuestros países, poner y quitar presidentes, utilizar nuestros recursos naturales, llevarnos a la miseria.
Resulta evidente en los últimos años, que cada gracia que se le ocurre a los halcones de Washington, termina en irremediable “morisqueta” y que vienen de derrota en derrota como si no terminaran de comprender la realidad que recorre el continente.
Hagamos un recuento breve: Del Alca ya ni se habla, el golpe en Venezuela fue barrido en 48 horas gracias a la unión cívico-militar, el congreso estadounidense decidió no aprobar más dólares para el Plan Colombia, su candidato para Secretario General de la Organización de Estado Americanos (OEA) naufragó antes de zarpar y por último, tuvieron que plegarse a la mayoría que optó por aplastar su propuesta de monitorear las democracias del continente, en la recién culminada cumbre de la OEA en Miami, es decir una derrota a domicilio.
Evidentemente no se quedarán de brazos cruzados, el imperio sabe como atacar y emplea todo lo que tenga a su alcance para “preservar los intereses de Estados Unidos”. Hace unos días (20 de junio de 2005) el diario La Nación de Argentina titulaba: “EE.UU. lanza una guerra de propaganda en la región”.
Según la nota, rubricada por el periodista Hugo Alconada Mon, el comando militar de Operaciones Especiales de Estados Unidos desplegará en nuestro continente, “varios equipos de contrapropaganda en potenciales focos de terrorismo y de desestabilización regional para tratar de neutralizarlos, mientras el Pentágono actualiza sus planes militares de contingencia en Venezuela y Bolivia”.
La tesis presentada por Aleonada Mon se afianza, además, con unos apuntes aparecidos en la última edición de la revista “Times”, según la cual, “el Pentágono comenzó a desplegar equipos de 2 y 4 militares, especialistas en guerras de información para que desarrollen campañas de publicidad a favor de los intereses de la Casa Blanca en Medio Oriente, América latina o cualquier otro punto del planeta”
Para ubicarnos en el caso latinoamericano ¿cuál es el objetivo central de una campaña como la que se anuncia? Simple: Neutralizar potenciales focos de desestabilización. Según la óptica acomodaticia de Estados Unidos, un foco desestabilizar es todo aquel que decida no lamerle las botas. Caso concreto: el gobierno bolivariano y su pueblo.
Mercosur en la mira
Después de su derrota en la OEA, Estados Unidos a través de su agencia de mentiras CNN, de avocó tratar de minimizar los alcances estratégicos de la cumbre del Mercosur realizada en Paraguay, donde Venezuela solicitó su membresía plena. Según sus reportes, la reunión sólo había servido para acrecentar las diferencias entre los países, cuando en realidad, el camino hacia una unión más humana, sigue ganando fuerza a lo interno.
El anuncio, hecho por los ministros de Economía y los gobernadores de los Bancos Centrales de los países del Mercosur, destacando “la estabilidad monetaria y fiscal, la convergencia macroeconómica y el crecimiento del bloque sudamericano”, pasó por detrás de las puertas para CNN.
No podemos seguir cayendo en la trampa de la desunión, el argentino Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz en 1980 dio en Ecuador hace unos días que “el fortalecimiento regional de los países de Latinoamérica, es lo que nos puede dar identidad para conseguir un trato más justo y más humano (...) porque ningún país se salva solo”.
En una entrevista que le hiciera “Citynoticias” (89.3 FM en Guayaquil), Pérez Esquivel destacó la importancia de las alianzas entre los pueblos y como el Mercosur está cobrando fuerza con las políticas internacionales que están llevando a cabo Uruguay, Venezuela y Brasil.
Sin dejarse intimidar
Ahora bien, la iniciativa del presidente Hugo Chávez con la que se abrió un debate internacional sobre el “Socialismo del Siglo XXI” causa aún más escozor en los jardines de la Casa Blanca. La Venezuela bolivariana, guiada por el líder de la revolución parece decidida (incluso su institucionalidad) a permitir que el poder popular se abra paso en su tránsito por barrer los vicios del pasado corrupto.
Y hay sobradas evidencias de la decisión ha construir un país sin intervenciones de ningún tipo. Durante el acto militar de celebración de los 184 años de la Batalla de Carabobo, el 24 de junio (con la que Simón Bolívar sella la independencia de Venezuela), el comandante general del Ejército venezolano, Raúl Isaías Baduel, en clara alusión a los recientes ataques de Estados Unidos en contra de Venezuela, dijo que la seguridad nacional implica la tranquilidad y confianza de todos los venezolanos porque “saben que no hay nada que temer, porque existen leyes e instituciones que los protegen y que van a actuar para neutralizar las amenazas, riesgos o peligros externos o internos”.
El militar venezolano advirtió que los factores internacionales promotores de la globalización y del quebrantamiento del concepto del Estado-nación, promueven la calificación de Venezuela como una seria amenaza a sus intereses en la región y el mundo porque el concepto de Estado se contrapone a la tesis de la globalización.
Como advertencia recordó que el Ejército de Bolívar sólo ha traspasado sus fronteras para sembrar la bella rosa blanca de la libertad, “en lugar de destrucción, opresión, muerte y tiranía”. También recordó que el Ejército “no conoce la derrota militar”.
Es así como el Gobierno Bolivariano, su pueblo y sus Fuerzas Armadas demuestran su voluntad de ser un país libre, reivindican su condición pacifista, pero “que nadie se equivoque con Venezuela”, dijo Chávez... que nadie se equivoque.
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