La cadena de televisión estadounidense ABC recogió en su programa Nightline una entrevista exclusiva con el militante de una de las bandas criminales más feroces que operan en el territorio de EE.UU. y varios países de América Latina.

La transmitió de forma ostentosa, pocos días después de la entrevista con el terrorista Shamil Basaev que había provocado protestas por parte del Ministerio de Exteriores de Rusia y reacciones airadas de numerosos ciudadanos en EE.UU. y después de que la cancillería rusa decidiera no prorrogar la acreditación a los corresponsales de dicha cadena en Moscú.

El esquema de defensa al que recurrió el canal de televisión resulta más que original: los ejecutivos de la ABC se han propuesto demostrar que «la liberta de expresión» les permite enseñar a todos los canallas y a todos los verdugos del planeta, de modo que la aparición de Basaev en una fila de otros maniáticos viene a ser un fenómeno absolutamente ordinario y normal para la televisión norteamericana.

Es verdad que hay cierto parecido. Los terroristas chechenios se han hecho famosos gracias a las imágenes de video que les muestran cortando las cabezas a los rehenes, oficio que también le gusta a José quien ha sucedido a Basaev en la pantalla de la ABC, y a otros bandidos del MS-13. «Ya estoy acostumbrado a ver cadáveres a diestra y siniestra, cuerpos decapitados, gente mutilada y cosas por el estilo. Se les tortura antes de matar» - confiesa José para regocijo de un ciudadano pegado a la pequeña pantalla con una botella de cerveza en la mano.

Pero no me convence a mí, y creo que tampoco a otras personas normales, en particular, en Estados Unidos, esa lógica seguida por los jefes de la ABC, de que los padres fundadores de la democracia americana defendían la libertad de expresión para que fuera posible mostrar cadáveres decapitados de víctimas inocentes y escuchar las filosofadas de asesinos patológicos. A decir verdad, siempre he pensado que los padres fundadores tenían en mente una cosa distinta.

La «globalización de las inmundicias», ésa que los ejecutivos de la ABC hacen pasar por democracia y libertad de expresión, me lleva a una conclusión única. Los empleados de esta cadena jamás se quedarán sin trabajo. Hay tanta suciedad en el mundo que sólo tienen que escoger un basurero y meterse al fondo.

Fuente
RIA Novosti (Rusia)

Ria Novosti 05 de agosto 2005