Después del paso del huracán Katrina, la ciudad de Nueva Orleans forma ya parte del Golfo de México. No obstante, la totalidad de los daños no son el resultado de una catástrofe natural.
Hace un año, los ingenieros del US Army quisieron realizar un estudio sobre los riesgos de inundaciones en Nueva Orleans, pero el gobierno de Bush ordenó que no se hiciese. Los fondos destinados a los trabajos de los ingenieros fueron reasignados a la Guerra en Irak. La reducción del financiamiento agravó la situación, pero nadie puede decir que todo eso era imprevisible. Además de la infraestructura, se abandonó la protección de los pantanos, lo cual agravó la situación debido a que éstos ya no podían retener el agua.
Por añadidura, el gobierno de Bush siempre ha rechazado los análisis científicos sobre el calentamiento del planeta, y, durante la Cumbre del G8 en Gleneagles, Washington se opuso a toda propuesta de acción colectiva para solucionar este problema. Con respecto a este tema, George W. Bush ha pasado por alto todos los llamados de la comunidad científica que le piden tomar en cuenta sus criterios y que se ocupe del problema del calentamiento climático. Bush prefirió hacer lo que hace con cada responsable que emita opiniones contrarias a la ideología de su gobierno: preparar su destitución.

Fuente
The Guardian (Reino Unido)

«Katrina comes home to roost», por Sidney Blumenthal, The Guardian, 2 de septiembre de 2005