Le Figaro es el principal diario conservador francés. En su edición del 19 de septiembre de 2005, expresaba su satisfacción por el «éxito de las primeras legislativas afganas». Como la mayor parte de sus colegas, ilustra sus palabras con la fotografía de una mujer que viste el burka y ejerce el derecho al voto.
Sin embargo, en su artículo, el diario admite que la tasa de participación en estas elecciones es inferior en una tercera parte al escrutinio presidencial; que los partidos políticos no estaban autorizados a designar candidatos; que hubo candidatos que fueron apartados o inscritos fraudulentamente; que la mayor parte de los electores ignoraba el objetivo del escrutinio; que dado que una gran parte de ellos no sabía leer no podía utilizar correctamente boletines electorales de varias páginas, etc.
El «éxito» se apreciaría en el hecho de que «los talibanes no pudieron sabotear el escrutinio» y en que éste pudo realizarse.
Sin embargo, se trata de un argumento falaz: los talibanes ya no son un grupo organizado y no llamaron al boicot de las urnas. Incluso algunos dignatarios del antiguo régimen se presentaron a las elecciones. Así, el ex ministro talibán de Relaciones Exteriores podría ocupar un escaño en la Cámara.
Por otra parte, no comprendemos muy bien por qué el hecho de votar al azar por una mujer analfabeta que viste el burka sea un avance de la democracia. Se hubiera podido esperar, y era uno de los pretextos de la guerra, que el primer avance democrático hubiera sido liberar a las mujeres y darles acceso a la alfabetización.
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