Irán, uno de los países mejor situados desde el punto de vista geográfico, ha sido siempre un blanco para las grandes potencias coloniales. Su situación le ha permitido asimismo convertirse en un mercado comercial sin igual al mismo tiempo que garantiza el paso de los más importantes oleoductos.
De esta forma, varios países, como India o China, no tardaron en establecer excelentes relaciones con Teherán. En este marco, Irán prefiere el mercado indio como destino para sus exportaciones al mismo tiempo que opta por los productos indios cuando se trata de importar. Europa necesita imperiosamente el gas y el petróleo iraníes y la prueba de ello fue la violación de la ley de Amato por parte de Lionel Jospin. El ex primer ministro francés suscribió contratos petroleros con el gobierno iraní a través de la importante compañía francesa Total. El propio Estados Unidos se dio cuenta desde los comienzos de la Guerra Fría de la importancia de Irán como frente estratégico para defender a Occidente. Los diferentes gobiernos estadounidenses de la época no tardaron por consiguiente en poner sus armas más modernas a la disposición de Teherán a cambio de contratos petroleros.
La importancia de Irán va más allá de su situación geográfica y de sus relaciones con las grandes potencias. Teherán ha comenzado a jugar sus cartas, en primer lugar la del peso demográfico de la población chiíta. A partir de ahora, el factor chiíta, representado por Irán, puede desempeñar un papel determinante en la política interna iraquí. De la misma forma, Teherán, representada por el movimiento chiíta Hezbollah en el sur del Líbano, está implicada en el conflicto árabo-israelí.
Estados Unidos se enfrenta a un verdadero dilema. ¿Habrá que atacar a Irán para que renuncie a sus actividades nucleares? Pero Irán, con su peso demográfico, geográfico y petrolero no es accesible al ocupante estadounidense. El país de los ayatollahs no es el de Sadam. Los iraníes cuentan con bases populares en todo el mundo árabe y su ejército no ha sido sometido nunca al embargo. Además, el gobierno de Teherán mantiene buenas relaciones con países que disponen del derecho de veto en el Consejo de Seguridad.
Sin embargo, todos estos elementos no le impedirán a Estados Unidos, en caso de que así lo desee, desencadenar la guerra contra Irán, una guerra que causará pérdidas enormes al gobierno de Bush.
«الموقع الجغرافي السياسي لايران واثره علي علاقاتها الدولية», por Mohamed Ajlani, Alquds Alarabi, 2 de septiembre de 2005.
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