Debido a las frustraciones en el Medio Oriente y el papel importante de los mafiosos de “Irán-contragate” y otros ultraconservadores en la segunda administración bushiana, el imperialismo estadounidense tiene en la mira a América Latina.
Ahora que se notan las condiciones casi insurreccionales creadas por los diversos y desiguales movimientos sociales latinoamericanos y el fracaso del ALCA y su ala militar Plan Colombia/Plan Patriota/Plan Puebla-Panamá, el imperialismo patrocina un creciente terrorismo económico y paramilitar contra los pueblos latinoamericanos, volviendo a su práctica tradicional de guerras sucias y bioterrorismo.
James D. Cockcroft Rebelión,abril 15 de 2005
Cockcroft señala que los ultraconservadores como John Negroponte y su asistente Lt. Gen. Michael Hayden, Alberto González, Steven Hadley, John Bolton, Otto Reich, Paul Wolfowitz, Elliot Abrams, Marc Grossman, Stephen Chambone, Douglas Feith y Gen.Wialliams G Boykin, creen que hay un nuevo “eje del mal”: Brasil, Venezuela, Uruguay y Cuba. Muchos de estos altos oficiales son criminales convictos y confesos, y sus líderes Bush II, Cheney, Rice y Rumsfeld son criminales de guerra, dice con razón y precisos argumentos J. D. Cockcroft.
Conocida es la tesis de esos fabricantes del terror y la muerte, con la que sostienen que varios de nuestros países son inviables o Estados fallidos como Bolivia, Ecuador, Haití y otros que requerirán de una invasión militar. “El nuevo Jefe de la CIA, Porter Gross, con su larga experiencia en “Operaciones Especiales” ha puesto a Venezuela, Haití, Cuba, México y ahora Bolivia en su lista de “países inestables” en 2005, con énfasis sobre el problema de la creciente alianza cubano-venezolana” afirma Cockcroft.
El imperialismo bajo la administración de Bush y su banda de criminales y mafiosos, se propone desatar nuevas guerras en contra de nuestros pueblos, mediante las acciones clandestinas de la CIA y del SOCOM (Mando Secreto de Operaciones Especiales). Entre sus últimos actos se destacan la militarización de la frontera colombo-ecuatoriana, la militarización de la frontera colombo-venezolana, las operaciones especiales para capturar y secuestrar, al estilo de la tristemente célebre Operación Cóndor, en Quito y Caracas, a supuestos guerrilleros colombianos.
En el marco de las agresiones permanentes del imperio a nuestra América Latina se inscriben la denominada Iniciativa Regional Andina que tiene como objetivo formar un ejército multinacional para que combata a las guerrillas de las FARC-EP y de ELN bajo pretexto de combate al terrorismo internacional y a las denominadas narcoguerrillas. Washington espera desestabilizar y derrocar a gobiernos “peligrosos” o no deseables y penetrar definitivamente en nuestros países y, en especial, en la amazonia para controlar y explotar la biodiversidad más rica del planeta y sus reservas de agua y oxígeno.
Es evidente, sin lugar a dudas, que el imperio desea apropiarse de las reservas y recursos naturales que aún quedan en nuestra Patria Grande, sin excluir los recursos humanos cuya mano de obra es en extremo barata y explotable.
“Los ultraconservadores en Washington no son estúpidos. Se dan cuenta que hay métodos menos bélicos y más sofisticados de intervención. Estos incluyen el uso de los fondos del Nacional Endowment for Democracy (NED) y la CIA y el Pentágono, entre otros, para pagar varios agentes y mercenarios en la cooptación y desviación de los movimientos populares, la desestabilización del centro izquierda, o de los gobiernos populistas-nacionalistas; la reparación o eliminación de los “Estados-fallidos” de la región; y las conspiraciones de los grandes medios de desinformación para estimular movilizaciones contrarrevolucionarias”, sostiene James D. Cockcroft en su análisis “El imperialismo tiene a América Latina en la Mira”.
El turno es de Paraguay y Bolivia
Nuestra vulnerabilidad no es únicamente hacerle frente a los terroristas o a los desastres naturales. Somos vulnerables e inseguros porque permitimos que uno de cada diez norteamericanos viva en una pobreza espeluznante. Aceptamos un sistema de educación donde uno de cada seis niños nunca se graduará y la mayoría ni siquiera puede unir una sentencia coherente. La clase media no puede pagar los préstamos o las cuentas del hospital y 45 millones de personas no tienen cobertura médica de ningún tipo.
Michael Moore Intelectual y cineasta norteamericano
Estados Unidos está herido de muerte; pero su agonía puede durar muchos años y, en ese lapso, no desperdiciará oportunidad para dar zarpazos sangrientos a nuestra América Latina y a otras partes y regiones del planeta tierra.
No es casualidad la permanente “visita” de los altos mandos militares del Pentágono, de los directores y agentes de la CIA, FBI, DEA, a México y Centro América, a Panamá, Venezuela, Brasil, Colombia, Perú, Paraguay, Chile, Ecuador. El imperio desplaza a los jefes del Comando Sur a nuestros territorios con la intencionalidad de impartir órdenes e inspeccionar el proceder de sus súbditos militares y civiles en las colonias.
Uno de los prominentes adelantados de la Corte Imperial se llama Donald Rumsfeld, el omnipotente Secretario de Defensa, al que lo han calificado como “Matón universal, al servicio de Bush II”, “Rummy”, “Dr. Bombazo Nuclear”, “Mister Muerte” y “Darth Vader.”
Rumsfeld, el señor del terror y la muerte, de conformidad con su perfil aparecido en la página de Rebelión es un paranoico, “Es conocida su fascinación casi fanática, se dice, por las armas de destrucción masiva, promueve una campaña para la legalización de armas químicas aún prohibidas en Estados Unidos y justifica, inclusive, el uso de armas nucleares.
Ganó fama por su indisimulado júbilo durante el bombardeo de Afganistán iniciado en el 2001. Fue quien alentó la invasión a Irak con el falso argumento de que Saddam Hussein fabricaba armas nucleares. Tiene lazos con varios grupos ultraderechistas y de manera abierta declaró su admiración por Sun Myung Moon y Lindon LaRouche (fanáticos y corruptos jefes de sectas cristianas).
Trabajó con Oliver North en la conspiración antisandinista durante el gobierno de Reagan, cuando Bush padre dirigía la CIA.
Está vinculado a tenebrosas organizaciones como el Comité contra el Peligro Actual, Comité Internacional de Rescate, Centro de Política de Seguridad y el Comité para un Mundo Libre, del cual fue su Presidente. (Estas organizaciones se caracterizan por el ultraconservadurismo y por sus ideologías y métodos de tintes neofascistas).
Detrás de su aspecto alegre y jovial, late el corazón asesino de un peligroso maestro del terror. Comenzó su carrera bajo las órdenes de Nixon, con quien compartía fobias raciales. En ese período fue acusado de encarcelar y asesinar a líderes negros radicales de Estados Unidos (Panteras Negras) y participó de enormes matanzas en Vietnam, Laos y Camboya.
Como muchos de la actual red de terror de George W. Bush, Rumsfeld es millonario; se calcula que su riqueza personal es de 50 a 120 millones de dólares. Alterna entre las juntas directivas y las juntas de guerra (en verdad, muchas veces la diferencia entre ambas es mínima).
En los negocios demuestra el mismo corazón de piedra que en sus acciones terroristas. Por ejemplo, cuando fue presidente de una compañía farmacéutica que se hizo famosa por desfalcar Medicar, movió palancas para que el gobierno aprobara un suplemento alimenticio que posiblemente causa cáncer del cerebro. Fundó y dirigió otra compañía que busca el derecho exclusivo de comercializar productos a enfermos terminales para hacer fortuna con un mercado narco-dependiente.
Este mismo Rumsfeld es el que pasea su impudicia por nuestra América Latina. Wilson García Mérida, en la publicación Datos y Análisis de agosto 21 de este año, informaba que el Secretario de Defensa y Jefe del Pentágono, “llegó a Paraguay, justificando la presencia de sus “boys” sobre territorio chaqueño a fin de consolidar programas del Pentágono para la realización de “ejercicios conjuntos” con tropas sudamericanas, en la perspectiva de inminentes “guerras” contra el “narcoterrorismo andino” a costa del desmembramiento de Bolivia. Parte de aquella estrategia consiste en potenciar militarmente a Chile, una de las economías neoliberales más pujantes de Latinoamérica y la más necesitada de gas natural, recurso inexistente en la franja chilena.”
La estrategia del imperio es mutilar a Bolivia para usufructuar de la riqueza hidrocarburífera, gas natural en particular, que abunda en los departamentos de Santa Cruz, Tarija y Chuquisaca. Ese objetivo se esconde tras la aparente necesidad de intensificar la lucha contra el terrorismo internacional en la denominada Triple Frontera que es la compartida por Argentina, Brasil y Paraguay. La verdadera razón de Estados Unidos es la de imponer su presencia militar en el corazón de América Latina no sólo para dominar a Bolivia y controlar su riqueza gasífera, sino para, desde allí, dominar a América del Sur y “domesticar” a los gobiernos de Chávez en Venezuela, de Lula en Brasil, de Tabaré Vásquez en Uruguay y de Krichner en Argentina, y “dejar sin piso a la nefasta influencia de la Cuba de Fidel” según expresiones de los seguidores de los “cuatro idiotas latinoamericanos”. Estados Unidos pretende utilizar en esta parte del mundo, los mismos métodos y estrategias que sigue para “democratizar” a Afganistán e Irak, dominar esa región y explotar las más importantes reservas petroleras de la tierra, después de las de Arabia Saudí. La penetración en Paraguay tiene como objetivo dominar la zona y controlar los ricos yacimientos hidrocarburíferos de propiedad de los bolivianos.
La pretensión imperial de instalar en Paraguay, en territorio del Chaco, en plena frontera con Bolivia, una moderna y poderosa base militar con capacidad para 15 mil infantes de marina, es sumir a la región en el más oscuro mandato colonial y apoyar la depredación y explotación de los más ricos yacimientos hidrocarburíferos y de gas natural por las 12 compañías petroleras transnacionales que ocupan más de 300 mil hectáreas sobre la llamada “media luna” boliviana.
El imperio cuenta con la ayuda antipatriótica de la neofascista organización “Nación Camba” que agrupa a las oligarquías de Santa Cruz que impulsan la separación de Bolivia mediante un proyecto autonómico a definirse en la Asamblea Constituyente convocada para el mes de julio del 2006.
Instaladas las tropas gringas en territorio guaraní, iniciaron un amplio entrenamiento militar denominado “ejercicios conjuntos antiterroristas” que se extenderán hasta el año 2006, previa aprobación por el Congreso Paraguayo de la dictación de la Ley de Inmunidad para las tropas imperiales que operan en la zona. Además el gobierno del señor Nicanor Duarte Frutos que vendió a su patria a cambio de un plato de lentejas, otorgó licencia para que la FBI instale sus oficinas en Asunción. Los paraguayos se llenaron de oprobio al saber que ya no tienen patria soberana.
Cabe recordar que Paraguay y Bolivia sostuvieron una guerra entre 1931 y 1936. Esa guerra fratricida se conoce en la historia como la Guerra del Chaco. El escritor ecuatoriano Jaime Zavala, en su libro El Festín del Petróleo, sostiene que fue una guerra por el Petróleo desatada por la holandesa Royal Dutch Shell en el lado paraguayo y por la norteamericana Standard Oil Company en territorio boliviano. Paraguay se quedó con una parte del Chaco boliviano gracias al apoyo que recibió de Estados Unidos. La contienda bélica cobró la vida de 50 mil personas.
Causa Popular, una organización comunicacional de Argentina, sobre la “visita” de Rumsfeld a Paraguay, decía: “El mismo día que el presidente paraguayo Nicanor Duarte Frutos cumplía dos años de gobierno, el jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld pisó tierra guaraní”. A este señor le preocupa la creciente influencia de Venezuela y Cuba en América del Sur, y más precisamente en Bolivia, al decir del imperio.
Por imposición de Rumsfeld, el presidente Duarte tuvo que abordar el problema de la Triple Frontera y los ejercicios militares de marines norteamericanos en Paraguay. Estos temas fueron los puntos principales de la agenda tratada entre ambos funcionarios.
“Hay ciertamente evidencias de que tanto Cuba como Venezuela han estado involucrados en la situación de Bolivia de maneras que no ayudan” (sic) declaró Rumsfeld en Asunción, la capital del Paraguay, como para advertir que Estados Unidos intervendrá directamente en la problemática social, económica y política de Bolivia o liquidará a los gobiernos de Chávez y de Fidel que “no ayudan” a los planes imperiales.
Según Rumsfeld, Paraguay podría convertirse en el otro aliado incondicional que Washington necesita en América del Sur, a más de la Colombia humillada y secuestrada por el Plan Colombia y por las mafias neofascistas que la gobiernan al servicio de los intereses geopolíticos de la Casa Blanca.
El viaje de Rumsfeld demuestra la creciente preocupación del imperio por lo que ocurre en América Latina, porque según un funcionario paraguayo que no quiso que se revele su nombre, “Estados Unidos tiene la visión de una región que de alguna manera se le está yendo de las manos y está haciendo contactos para fortalecer vínculos con algunos países que no le son abiertamente adversos.”
Rumsfeld, el emisario de Bush y de la mafia económica y política encabezada or el vicepresidente Dick Cheney, se explayó en una audaz ofensiva en contra de Venezuela y la Revolución cubana y de los Jefes de Gobierno de Brasil y Argentina. Según Causa Popular, en Asunción, el Jefe del Pentágono expresó: “Países como Paraguay están interesados en crecer y funcionar libres de toda influencia exterior”, pero el emisario no dijo que sólo Estados Unidos tiene derecho pleno y mundial de inmiscuirse en los asuntos internos de nuestras patrias, y ejercer toda la influencia imperial para la consecución de sus nefastos fines.
La “visita” del Ministro de Defensa de Estados Unidos a Paraguay, causó rápidas reacciones y críticas expresadas por diversos líderes y actores ociales y políticos de América Latina. Así, el senador y presidente de la Comisión de Defensa del Parlamento Uruguayo; Eleuterio Fernández Huidrobo, expresó que es “una bofetada para Argentina y Brasil, la presencia de Estados Unidos en Paraguay”. Añadió que “gracias a Paraguay, el Pentágono alcanzó el objetivo de desplegar fuerzas estratégicas en puntos claves y equidistantes a las principales riquezas que aún le quedan a Latinoamérica”, según informó el diario La República de Uruguay, como producto de la visita de Rumsfeld a Asunción, en el mes de agosto pasado.
Es claro que a Bush y a sus halcones les preocupa que varios países latinoamericanos hayan empezado a despertar de cierto letargo político impuesto por el neoliberalismo, y que los pueblos comenzaran a elegir gobiernos democráticos y progresistas que no son sumisos obedientes de los dictados de la Casa Blanca y que, de alguna manera, desafían la hegemonía imperial al proponer la unión de nuestros pueblos, como la Unión Sudamericana, los bloques de PetroCaribe y Petrosur.
Los servicios especiales yanquis contra Bolivia
La CIA -Agencia Central de Inteligencia- especializada en cometer actos terroristas en contra de nuestros pueblos, en planificar y ejecutar asesinatos en contra de líderes y millares de hombres y mujeres de la patria latinoamericana, en ejecutar planes desestabilizadores e instalar sangrientas dictaduras que han asolado a nuestros pueblos, ahora prepara sus garras criminales para intervenir en Bolivia, Venezuela, Ecuador, Perú, Brasil, Argentina y Uruguay.
En estos países, centenares de agentes de la CIA bajo la fachada de diplomáticos de las embajadas de Estados Unidos, o de agregados militares y de otros organismos estatales, despliegan innumeras acciones clandestinas directamente o con la colaboración y complicidad de militares, policías y civiles nacionales que trabajan para la CIA en calidad de agentes locales a sueldo o en calidad de agentes oficiosos del imperio, ya sea para derrocar gobiernos, fortalecer a organizaciones políticas de oposición a los gobiernos que la Casa Blanca considera peligrosos, desarrollar campañas de guerra sicológica en los medios de comunicación o para efectuar campañas mediáticas con la colaboración de la denominada gran prensa de cada país, o inclusive para destruir economías nacionales, sabotear elecciones democráticas e impedir el triunfo electoral de candidatos del pueblo, como ocurrió con Salvador Allende en Chile o como ocurre ahora cuando el imperio y la CIA intervienen, descaradamente, en el proceso electoral boliviano para promocionar al candidato Quiroga de las derechas y burguesías bolivianas e impedir el triunfo de Evo Morales, líder del MAS (Movimiento al Socialismo) y candidato de sindicalistas, movimientos democráticos y progresistas, organizaciones campesinas y de grupos de izquierda que tienen una raíz ideológica común que los une y una diversidad de estrategias y tácticas políticas que los desune. Sin embargo, muchas de esas organizaciones y ciudadanos de todos los estratos socio económicos apoyan al candidato del MAS, Evo Morales.
James Petras, intelectual, escritor y profesor estadounidense, en un ensayo titulado “Bolivia: entre la colonización y la revolución”, luego de analizar el proceso histórico de las lucha de clases señala: “A principios de los años 90, los sindicatos de cultivadores de coca (entre los que constaban unos 40.000 ex mineros con larga experiencia en la organización y lucha sindical) crecieron de forma notable para oponerse a la agresiva y sangrienta campaña de erradicación de la coca, organizada y dirigida por sumamente visibles militares estadounidenses y agentes de la DEA (Drug Enforcement Agency). Conforme los sindicatos de cocaleros acogían a más de 60.000 afiliados, las escaramuzas fueron en aumento. Entre tanto, mientras las organizaciones regionales de clase incrementaban su fuerza, el poder político estaba en manos de un cliente cada vez más derechista del mercado libre de los Estados Unidos, Sánchez de Lozada (1994-1997).
Los cocaleros organizaron un movimiento político -La Asamblea de Pueblos Soberanos- que ganó las elecciones municipales en 1996-1997 y sirvió como base para un nuevo partido, el actual Movimiento Al Socialismo (MAS), dirigido por Evo Morales. El MAS amplió su programa de oposición a la erradicación de la coca para incluir las exigencias económicas de los trabajadores del servicio público (maestros y trabajadores sanitarios), las luchas por el reparto de tierras de los trabajadores rurales sin tierra, las pensiones de los jubilados, las reivindicaciones salariales de los trabajadores, las exigencias de empleos públicos de los parados, las luchas regionales contra el ALCA y contra la privatización del gas y los pozos de petróleo.
En las elecciones presidenciales de 2002, el MAS se benefició de una década de lucha de clases y de movilizaciones y obtuvo el 21.9% del voto, perdiendo frente a Sánchez de Lozada, el candidato apoyado por Estados Unidos, por una escasa diferencia del 0.6% (Sánchez de Lozada alcanzó el 22.5%) Dado que Felipe Quispe, el otro líder militante campesino indio, obtuvo el 7%, estaba claro que la izquierda logró más votos que el ganador de la derecha…”
Petras analiza también los factores que inciden en el incremento del apoyo al MAS y de su consolidación como fuerza política en Bolivia:
- La intensa lucha de clases que precedió a la campaña electoral que finalmente polarizó y elevó la conciencia de clase del electorado, neutralizando las ventajas de los medios de comunicación y de los medios económicos de la derecha,
- La ostensible intervención del embajador estadounidense Rocha que amenazó al electorado boliviano con la cancelación de la ayuda y del comercio si se atrevía a votar por Evo Morales y al MAS. (la descarada intervención yanqui en los asuntos internos de Bolivia durante el proceso electoral determinó el incremento de las fuerzas de izquierda y de las fuerzas antiimperialistas) y
- La presencia de Evo Morales, un carismático líder de manifestaciones de masas, investigaciones del Congreso y confrontaciones populares con el Estado.
En las elecciones convocadas para el 4 de diciembre de este año, Washington, la CIA y sus testaferros bolivianos que se inscriben en las oligarquías separatistas de Santa Cruz y en las derechas económicas y políticas bolivianas, nuevamente tratan de desbaratar el proceso electoral ante la inminencia del triunfo de Evo Morales y la izquierda.
A mediados del último septiembre, diversas organizaciones de comunicación social y de prensa alternativa de Bolivia, a través de sus páginas web, informaban sobre la posibilidad de que se ejecute un Golpe de Estado planificado, inspirado y apoyado por la Embajada USA en la Paz y la CIA, con el propósito de “impedir la victoria de la izquierda” en las próximas elecciones. Este tipo de actividades son propias de la CIA y caen dentro de sus tácticas de propaganda y guerra sicológica que tienen como objetivo sembrar el miedo, crear la desconfianza y llenar de incertidumbre al electorado.
La intentona golpista fue denunciada por Jaime Solares, Secretario Ejecutivo de la Central Obrera Boliviana, la poderosa COB y, también, por el diputado del Movimiento al Socialismo Antonio Peredo, según informaron Visiones Alternativas, Causa Popular, entre otras agencias de prensa.
Solares afirmó, según Causa Popular, que “se gesta un golpe militar promovido por Estados Unidos, para impedir el triunfo de la izquierda en las elecciones del 4 de diciembre”. Solares dijo, además, que la Embajada norteamericana auspicia las candidaturas del ex presidente neoliberal Jorge Quiroga y del acaudalado empresario Samuel Doria Medina y que, por tanto, esa embajada está dispuesta a todo para impedir el triunfo de Evo Morales.
El diputado Peredo se refirió a la preparación de una aventura golpista y recordó los intentos de Golpe de Estado y los aprestos de un cuartelazo “registrados durante la crisis social que en junio pasado derivó en la renuncia de Carlos Meza y el ascenso del juez supremo Eduardo Rodríguez que adelantó las elecciones para el próximo mes de diciembre”. Peredo señaló que el proyectado Golpe de Estado puede ser una de las variantes de la derecha neoliberal, en medio del caos que pretende fomentar con diversas provocaciones, en su desesperación por su segura derrota en las urnas.
La CIA, utiliza una de sus estrategias preferidas: provocar divisiones en las fuerzas democráticas y progresistas, para lo que intenta ahondar las diferencias existentes entre los líderes Evo Morales y Felipe Quispe. Ahora, la situación ha cambiado al haber sido posible la cohesión de la izquierda n torno a Evo Morales; pero esta realidad resulta más peligrosa para el pueblo boliviano, puesto que la CIA saca todas sus garras ante la inestabilidad política boliviana y la probable victoria de Morales.
La CIA espera profundizar su intervencionismo en Bolivia para garantizar a las transnacionales petroleras la explotación del gas y del petróleo y para evitar que otro enemigo del imperio y de la Central de Inteligencia asuma, el poder. Para esos fines cuenta con millones de dólares para intervenir en el proceso electoral, ejecutar planes de “guerra sicológica” y acciones de propaganda en campañas mediáticas, propalar rumores, distribuir hojas volantes y dividir al electorado con el poder del dólar.
El imperio y la CIA pasan por sustos impensables al saber que el mapa político de América Latina cambia con rapidez y no precisamente a favor de los planes de dominación imperiales. En Bolivia existe una fuerza popular que será difícil de controlar y vencer en las urnas, pues ya se dijo:
“El Diablo unió a la oligarquía, Diosito y Pachamama a sus hijos, a los más pobres, para derrotar a la oligarquía y nacionalizar los hidrocarburos.” Así declararon los sindicalistas tras sellar la unidad entre la COB del minero Solares, los cocaleros de Evo Morales, Las Juntas Vecinales de El Alto del carpintero Abel Mamani, la Coordinadora de la Defensa del Gas del fabril Olivera y los líderes campesinos e indígenas como el “Mallku” de Felipe Quispe, Román Loaiza, Alejo Vélez, Rulfo Calle.
La unión en un solo bloque de todas las organizaciones sociales, sindicales, campesinas e indígenas, a la que hay que sumar el apoyo de universitarios, maestros, desocupados y comerciantes minoristas, para recuperar las riquezas naturales y lograr la liberación nacional dio un vuelco trascendental en la política boliviana” decía Causa Popular, el 19 de marzo de 2005, en un informe especial intitulado ¿Arde Bolivia? Las “multis” quedaron entrampadas ante la unidad popular y la CIA se inquieta.
Los temores de Estados Unidos y de su Agencia Central de Inteligencia -CIA- parten de una base real: La posibilidad cierta de un aplastante triunfo de Evo Morales en las elecciones de diciembre, razón suficiente para que las fuerzas populares y antiimperialistas de América Latina se mantengan alertas y solidarias con el pueblo boliviano.
La CIA y sus acciones clandestinas tienden a utilizar y manipular a personas y sectores que parecen revolucionarios radicales. El 8 de junio de este año, por medio de IAR- Noticias, se llegó a afirmar que Estados Unidos utiliza una “táctica mediante la cual la CIA lo está fabricando (a Evo Morales) como alternativa electoral de izquierda, para proyectarlo como un presidente falsamente “opositor” al establishment…”
Esa publicación sostiene que Evo Morales es un proyecto de la CIA y afirma que para ello existen dos razones concretas:
- La derecha política está dividida y no tiene líderes prestigiosos y aglutinadores que puedan imponerse por mayoría en una contienda electoral.
- El perfil de “izquierda moderada y democrática” de Morales, bien maquillado y presentado por el monopolio mediático local (Bolivia) e internacional (se refiere a una entrevista que la CNN hizo a Evo Morales después de que Mesa renunciara a la Presidencia de Bolivia), puede perfectamente captar votos de los sectores populares, tanto como de las clases medias que lo ven como “un izquierdista civilizado y democrático” que podría contener (por proceder del mismo sector) a la “izquierda terrorista y antidemocrática que hoy corta rutas y paraliza a Bolivia con las protestas”
En el colmo de la miopía fanática y sectaria, esos sectores críticos de Morales le hacen el juego al imperialismo y a la CIA a los que dicen denunciar. ¿Acaso no provoca risa leer por ejemplo: “Los que manejan información confidencial en La Paz (no dicen quienes son esos privilegiados de informes confidenciales) señalan que Evo Morales es la “carta en la manga” que tiene el Departamento de Estado Norteamericano para desinflar las protestas (el verdadero conflicto) y posibilitar una “salida constitucional” sin represión ni golpe militar?” ¿Acaso este tipo de expresiones, no son típicas jugarretas de la CIA? Si por algo se ha caracterizado Evo Morales, es por su antiimperialismo y su compromiso con la lucha social que desde hace décadas (1952) libra el pueblo boliviano, siempre traicionado por falsos izquierdistas y falsos revolucionarios que, históricamente, han terminado por servir a Estados Unidos, a las oligarquías bolivianas y a las transnacionales depredadoras de los recursos naturales y empobrecedoras del pueblo.
En el Informe “En vísperas de elecciones en Bolivia, Estados Unidos lanza una campaña contra Evo Morales”, difundido por Causa Popular en marzo de este año 2005, se afirma: “Es probable que pocos se sorprendan cuando escuchan que el gobierno de los Estados Unidos está en estado de alerta ante la posibilidad de que un partido como el Movimiento Al Socialismo (MAS) gobierne Bolivia. Luego de las masivas movilizaciones reclamando la nacionalización de los hidrocarburos, las elecciones bolivianas se han convertido en el tema del que todos hablan, principalmente en los pagos de George Bush y Condoleezza Rice. En diciembre de este año, al imperialismo norteamericano se le puede terminar el manejo indiscriminado de los destinos políticos de otro país latinoamericano; pero para evitarlo ha puesto en funcionamiento su maquinaria mediática para desprestigiar a la figura principal del MAS: el líder cocalero Evo Morales.
La CIA, fiel a los principios de Joseph Goebels, el ministro de la Propaganda de Hitler, que decía que “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”, insiste en afirmar que “Evo Morales se reporta a Caracas y La Habana”, como para indicar al electorado boliviano que allá se pasea “el fantasma comunista”. En el fondo lo que querrían es que Evo Morales se reporte a la CIA, al Pentágono y al Departamento de Estado.
El periodista Wilson García Mérida, el pasado 8 de junio en una edición de Brujas, sostenía que Bolivia y su gas natural son un botín de guerra para la mafia financiera internacional. Afirma que capitales chilenos, por ejemplo, financian el separatismo de Santa Cruz y que Estados Unidos auspicia el retorno de Tuto Quiroga a la Presidencia de Bolivia, como la última opción neoliberal después de Mesa.
Podría ocurrir que capitales chilenos apoyen a los cruceños en sus afanes separatistas; pero detrás de que cada jugada contra el pueblo boliviano que, legítimamente, aspira a nacionalizar el gas y el petróleo están, sin lugar a dudas, el imperio y la CIA que defenderán a sus transnacionales y sus voraces apetitos, sostiene García Mérida.
El periodista boliviano García Mérida, en su análisis de junio 8, expresaba que “el polvorín en que se ha convertido este país andino-amazónico donde los movimientos sociales a la cabeza de los pueblos indígenas exigen la nacionalización de los yacimientos de gas y petróleo (actualmente en poder de doce compañías transnacionales), exigencias ante las que Mesa renunció con pánico, tiene su detonante reaccionario en la ciudad de Santa Cruz, capital del Oriente boliviano.”
Las elecciones en Bolivia que se deben realizar el 4 de diciembre de este año, son de trascendental importancia para Bolivia y para nuestra América Latina. En esa fecha se decidirá el futuro inmediato para la Región que, en definitiva, se enfrenta a una disyuntiva vital: soberanía con dignidad o continuismo bajo la hegemonía imperial. Evo Morales representa la primera opción y Jorge “Tuto” Quiroga es la carta imperialista.
García manifiesta que “Mesa se fue como vino: pidiendo permiso al embajador norteamericano David Greenlee. Tuvo que ser el ex jefe de la CIA en Bolivia quien marcara el rumbo de la crisis boliviana. Mister Greenlee sostuvo intensos cabildeos con los representantes cruceños para buscar las alternativas a Mesa…Se intentó inicialmente la sucesión constitucional para entregar el poder al presidente del Senado Hormando Vaca Diez; pero la inminencia de una radical resistencia popular contra el mirista cruceño hizo abortar esa opción. Luego se tocaron las puertas de los cuarteles, al extremo de organizar una manifestación de civiles ante las puertas del Alto Mando Militar en Miraflores, proclamando a un general más o menos carismático; pero los milicos todavía se resisten a la tentación golpista por temor a fragmentarse en lo interno, lo cual sería obvio tomando en cuenta la polarización del país. Finalmente la solución vino de Washington…” Adelantar las elecciones como parte de una estrategia para promover el retorno del ex presidente Jorge “Tuto” Quiroga.
Al decir de García Mérida “esta opción maduró y emergió desde instituciones “académicas” como el “Grupo de Trabajo para el Diálogo Interamericano” o el “Center for Strategic & Internacional Studies” (CSIS) que son financiados por el consorcio “Kissinger McLarty Inc., un cenáculo imperial que protege los intereses de las transnacionales en el hemisferio y reúne a líderes de las Américas en una especie de club neoliberal donde personajes con “vocación de poder” como Sánchez de Lozada, Carlos Menen, Tuto Quiroga o Manuel Rocha comparten testeras por igual.”
Antonio Peredo Leige, periodista de Whipala Hoy, el 29 de septiembre, desde La Paz, sostenía: “Después de la “guerra del gas” (septiembre-octubre de 2003) con su secuela de muertos y heridos, y el férreo bloque de mayo y junio de este año, las fuerzas populares analizan como enfrentar la tendencia al caos a que se inclina la clase dominante. Esta tendencia se utiliza como estrategia: se recurre a todas las posibilidades, se preparan los argumentos y contra-argumentos, se establecen los cronogramas. Pareciera que, la tendencia al caos, les mueve los últimos restos de vitalidad. Desde sus posiciones, las fuerzas populares se afincan en la defensa de la democracia y la lucha por la unidad del país, como principios básicos. Se trata de iniciar una gran campaña de concienciación que unifique al pueblo alrededor de sus mayores intereses. Desde esa posición, habrá que alcanzar una solución concertada al conflicto que ha desatado la interesada acción del Comité Pro Santa Cruz. Sin embargo, si la clase dominante no entiende este mensaje, la guerra civil que ellos pretenden desatar, les dará el puntillazo final.”
En estas condiciones, bajo la intromisión e ingerencias descaradas del imperio, la CIA y sus secuaces, se dearrolla el proceso electoral boliviano, razones suficientes para que los pueblos de Nuestra Patria Grande, América Latina, permanezcan en estado de máxima alerta, a fin de evitar el fraude electoral a favor de Tuto Quiroga, el Golpe de Estado o la crueldad de una guerra civil al servicio de los intereses de las oligarquías. Más aún, nuestros pueblos, por cuestión de dignidad, soberanía y paz, deben prepararse para enfrentar a la CIA y al imperio y a todas sus acciones públicas o clandestinas, que pretendan impedir el triunfo del pueblo hermano de Bolivia.
La guerra sucia contra Venezuela
En la cuarta semana de agosto último, seguramente en nombre de Dios y de Jesucristo, Pat Robertson, el telepredicador multimillonario, amigo de George W. Bush y de su entorno íntimo, y que aumenta incesantemente su fortuna con la religión y que ha sido acusado de cometer grandes negociados, en uno de sus programas dijo que era necesario asesinar al presidente Hugo Chávez de Venezuela. Robertson dijo en voz alta, lo mismo que piensan Bush y sus camarillas que diseminan el terror, la destrucción y la muerte en los cinco continentes del planeta tierra.
La respuesta de Hugo Chávez Frías fue contundente: “Si algo llega a pasarme, el responsable se llama George W. Bush: ese es el asesino”, dijo con absoluta razón.
“Robertson (vinculado al Partido Republicano de Bush y a las fuerzas más reaccionarias del imperio) ha expresado el deseo de la elite que gobierna en Estados Unidos; no hay que echar en el saco del olvido esa expresiones”, afirmó el presidente Hugo Chávez y recordó que desde hace tiempo quieren matarlo y que posee numerosas evidencias de esos siniestros planes magnicidas.
El Presidente de la República Bolivariana de Venezuela es víctima de una serie de agresiones por parte del imperio y sus secuaces enquistados en las clases dominantes. Existen documentos que prueban que el Departamento de Estado, el Pentágono y la CIA financian a la oposición burguesa venezolana y que participaron activamente en el golpe de Estado del jueves 11 de abril de 2002 que, felizmente, se truncó por acción de las masas populares, según se desprende de la información difundida por la Revista Venezuela Internacional, en la edición especial de abril de 2005, que reseña la intervención del Fiscal General de la República Bolivariana de Venezuela, ante la Asamblea Nacional, el 12 de abril de 2005.
El apoyo de Estados Unidos al golpe de Estado fue muy planificado, quizá desde el 29 de octubre del año 2001, cuando el “Presidente Chávez deploró el bombardeo de los Estados Unidos contra Afganistán. La Embajadora Donna Hrinak fue la encargada por su gobierno para solicitar personalmente al Presidente de la República que se retractara pública y oficialmente. Antes de leer la cuarta parte del documento la embajadora fue interrumpida: “Usted le está hablando al Jefe de Estado de esta nación; usted está fuera de lugar, por favor salga de mi oficina”. La embajadora no esperaba esta reacción. Nerviosa y avergonzada -según afirma Eva Golinger- se disculpó, reseña el Fiscal General de la Nación.
Si se agrega que el presidente Chávez apoyó la creación del Estado palestino, fortaleció a la OPEP, visitó a varios países árabes que disgustan a Bush o que los considera enemigos, resulta innegable que Estados Unidos apoyó ese golpe de Estado con la participación directa de la Fundación Nacional para la Democracia (NED) y con la intervención de otras agencias estatales o privadas y a través de las acciones clandestinas de la CIA.
No es un secreto que las clases políticas y económicas que dominan en Estados Unidos, pretenden también dominar al mundo y que hoy, esas clases “están entrando en la fase de desespero, cuando comenzó el siglo XXI” sostuvo el Presidente venezolano.
Lo dicho por el pastor evangélico Pat Robertson, ante la reacción mundial, fue negado por el mismo. El pobre orador cristiano se enredó tanto al decir si dije pero no quise decir lo que dije. Salieron en su ayuda, ex agentes de la CIA, los que en el canal Fox afirmaron sin escrúpulos y con bastante cinismo que “si, que este hombre (Robertson) tiene razón, hay que acabar con Hugo Chávez antes de que Chávez acabe con él.”
Hugo Chávez al responder a esos asesinos en potencia expresaba: “Estados Unidos no ha tomado ninguna acción (contra Robertson y sus defensores), ¿qué pasaría si aquí en Venezuela sale alguien en televisión a pedirle a mi gobierno que asesine al Presidente de Estados Unidos? Me imagino todo lo que dirían y todas las presiones que ejercerían con su cinismo y su discurso antiterrorista, porque esto es terrorismo, y del más puro terrorismo.”
La sicosis que Hugo Chávez ha despertado entre los halcones imperialistas, ha desatado las peores amenazas y planes no sólo para matarle, sino para invadir militarmente a la República Bolivariana de Venezuela.
El pasado 18 de septiembre, ALTERCOM, desde Quito, informaba sobre una entrevista que concediera el Coronel Hugo Chávez a la cadena de televisión ABC de Estados Unidos. En el transcurso de esa entrevista, el Presidente de Venezuela dijo que tenía pruebas suficientes de que Estados Unidos pretende invadir militarmente a su país y que el plan guerrerista, patrocinado por los halcones, había recibido el nombre clave de “Balboa”.
El coronel Chávez fue entrevistado por el periodista Ted Kopepl a quien durante el programa Nightline, ofreció entregarle pruebas y documentos sobre la existencia del plan Balboa y aseguró que ese plan incluía el uso de bombardeos y portaviones.
Igualmente, el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, denunció la presencia de soldados de Estados Unidos en Curazao, una isla al noreste de Venezuela y calificó de mentiras a las explicaciones de Washington de que esos militares estaban allí en programas de descanso.
Los guerreristas de la Casa Blanca tienen mucha experiencia sobre las derrotas militares que ha sufrido el imperio. Aparentemente Estados Unidos al invadir Afganistán y derrocar a los talibanes del poder habrían ganado la guerra. Aparentemente al invadir Irak y derrocar y encarcelar a Saddam Hussein habrían ganado la guerra; pero Estados Unidos paga, hasta ahora, un precio muy alto por esas aventuras militares no sólo en dólares, cuanto en valiosas vidas humanas.
Debemos recordar que Venezuela no es Afganistán ni Irak. Más bien podría ser el otro Vietnam en la historia de las agresiones militares perpetradas por Estados Unidos. Venezuela como el resto de América Latina quiere paz; pero si el imperio provoca y quiere guerra, guerra tendrá.
Luchar hasta que nos dejen en paz
No hay un solo país de América Latina que no haya sido víctima de la prepotencia imperial de Estados Unidos. Nuestras patrias han agredidos militarmente en forma directa unas veces y en otras por intermedio de la tenebrosa CIA, Departamento de Estado, Pentágono y por medio del FMI y BM, los dos gemelos de la explotación engendrados por Estados Unidos para sumir “de miseria a nuestra América en nombre de la libertad”, como afirmaba el Libertador Simón Bolívar.
Estados Unidos en defensa de sus intereses geopolíticos y económicos ha derrocado gobiernos libres y democráticos y los ha reemplazado con feroces dictaduras militares fascistoides. La sangre de millares y millares de hombres y mujeres ha sido generosamente derramada desde el Río Grande del Norte hasta la Tierra del Fuego en nombre de la seguridad hemisférica, para detener a los “agentes del comunismo internacional”, para defender los intereses monopólicos de las transnacionales yanquis o cínicamente para defender los sacrosantos valores de la democracia, los derechos humanos y las libertades.
Cuando concluyó la Guerra Fría y el “fantasma del comunismo” dejó de ser “una amenaza para Estados Unidos”, el imperio en busca de estrategias para su propia supervivencia, creó nuevos fantasmas: el terrorismo internacional para guerrear en cualquier parte del mundo, o creó el cuco del narcoterrorismo para inventar el Plan Colombia y penetrar con millones y millones de dólares y centenares de “asesores militares y agentes de la CIA” en la hermana República y masacrar al pueblo colombiano y con el uso del glifosato “made in usa” causar enfermedades y muerte a niños, mujeres, hombres y ancianos del Ecuador que viven en la frontera Colombo-ecuatoriana.
Si Estados Unidos se ha impuesto hasta ahora en nuestra América Latina es porque en cada una de nuestras patrias existen lacayos y testaferros militares y civiles que adoran al dólar y se desvelan por imitar el “american way life”, el “american dream”. Se los encuentra en conventos y cuarteles, en cada cenáculo oligárquico-feudal, en cada empresario oligopólico, en cada banquero y financista, en cada sector elitario en política y economía que viven lejos del pueblo, nadando en sus opulencias generalmente mal habidas.
El imperio ha dominado y domina a nuestros pueblos porque hemos sido y somos pueblos divididos, encerrados en nuestras propias parcelas, en ocasiones carentes de solidaridad y en las más de las veces indiferentes a lo que sucede con nuestros vecinos. El imperio pasea su impunidad por todos los caminos de América Latina porque, a más de dividir a los pueblos, utiliza el chantaje, el soborno, la amenaza para formar gobiernos serviles que, desde el ejercicio del poder, actúan sin dignidad, enajenan la soberanía e independencia de nuestras patrias.
El imperio ha otorgado un poder casi omnímodo a la Agencia Central de Inteligencia, CIA. Sus agentes tienen “licencia para matar”. Lo trágico es que policías y fuerzas armadas de nuestras patrias, obedecen sus órdenes en contra de sus ciudadanos que moralmente deben proteger y en contra de sus patrias que deben defender. Para la mayoría de las fuerzas represivas de América Latina, la “seguridad hemisférica”; es decir, la seguridad de Estados Unidos, es su sagrado deber.
La situación podría cambiar cuando nuestros pueblos se fortalezcan en la unidad, cuando hagamos realidad el sueño de nuestros Libertadores y construyamos la Patria Grande. Ya existen intentos al menos. Se suscribió en el Cuzco, en diciembre de 2004, la creación de la Unión Sudamericana.
Existe un proyecto denominado ALBA en contrapartida a la famosa y, hasta ahora, felizmente fracasada ALCA; pero Estados Unidos impulsa los Tratados de Libre Comercio, diseñados para servir los intereses del imperio y empobrecer, más aún, a nuestros pueblos a los que quiere someterlos al vasallaje colonial, depredar los recursos naturales que aún quedan y alzarse con las culturas y conocimientos ancestrales de nuestros pueblos por medio de la denominada propiedad intelectual.
El periodista argentino Víctor Ego Ducrot analiza con amplios datos la actual situación en un documento denominado: Bush y la CIA se lanzan contra Bolivia y Venezuela, difundido por Katari.org. Dice: “sobre el tablero sudamericano actual se registran dos hechos sincrónicos, y no por casualidad: Ellos son la provocación del gobierno de Colombia contra Venezuela… y el levantamiento en pie de guerra de los sectores más conservadores de Santa Cruz de la Sierra contra el gobierno central de Bolivia, para llevar adelante la vieja aspiración secesionista, auspiciada por las grandes petroleras (Repsol YPF entre ellas.”)
Ego Ducrot advierte que “así lo prevé un informe elaborado por el Consejo de Inteligencia de Estados Unidos…Ese documento requirió más de un año y medio de trabajos conducidos por Condoleezza Rice, cuando ésta aún se desempeñaba como principal asesora de Bush en materia de seguridad.”
El documento titulado “Mapa del futuro global”, puso el acento en las necesidades estratégicas estadounidenses de luchar contra el “terrorismo internacional” y “confirma que tenemos la estrategia correcta para ganar la guerra”, según el portavoz oficial de la Casa Blanca, Scout McClellan.
Ego Ducrot, en otra parte de su análisis señala que el documento “Mapa del futuro global” fue, en principio, difundido en una versión semicompleta por las páginas electrónicas de la CIA y del Consejo Nacional de Inteligencia. Allí constaba el capítulo “América Latina”, en el que aparecen delineadas las políticas de sabotaje contra Bolivia y Venezuela…”
Cabe destacar que ese “Mapa” es un manual del terror y de la guerra que el imperio usa para dictar su voluntad en todo el mundo y particularmente en nuestra América Latina, siempre para “imponer la libertad y luchar contra las tiranías en todo el mundo, sin descartar acciones militares”, en palabras de George W. Bush y su fanático fundamentalismo religioso, guerrerista y comercial que le lleva a decir absurdos monumentales como que Dios le ordenó mentir y engañar para invadir Afganistán e Irak.
Estos fanatismos fundamentalistas fueron difundidos por la BBC, el 6 de octubre de 2005, y recogidos por varias agencias internacionales de prensa, como parte de una entrevista con el ministro de Información palestino Nabil Shaath que expresaba que durante su primer encuentro con Bush, este habría afirmado: “He recibido una misión de Dios. Dios me dijo: “George, ve a combatir a esos terroristas de Afganistán” y así lo hice. Y luego, Dios me dijo, “George ve a poner fin a la tiranía en Irak” y así lo hice”.
Con un administrador tan fundamentalista, dogmático y paranóico, de la primera potencia mundial, ninguna parte de la tierra está segura, porque de pronto, Dios le podría decir: “George, invade América del Sur y aprópiate de los recursos naturales, del agua y del oxigeno, de la biodiversidad de la amazonia” y así lo hará.
¿Sería que Dios le pidió que invada Colombia? Estados Unidos ya domina a Colombia con el nefasto Plan Colombia ampliado y reeditado por el Plan Patriota. Uribe es un neofascista amigo de los paras y según patriotas colombianos, fue fundador de esas redes del terror y la muerte. Ahora aspira a la reelección y, seguramente, la obtendrá de la mano de la CIA, su protector Bush y sus aliados Condoleeza Rice y Donald Rumsfeld.
Para nuestra América Latina es cuestión de vida o muerte luchar por la independencia y soberanía de nuestras patrias.
Sólo cuando se recupere la dignidad arrebatada por el imperio serán posibles el desarrollo y la paz.
Los administradores del imperio necesitan entender que sólo cuando nos respeten y nos dejen en paz, tendremos futuro.
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