Las negociaciones para la adhesión de Turquía a la Unión Europea, que deben comenzar el 3 de octubre, plantean un doble problema existencial. Para Turquía, se trata de su vocación europea, para los Estados Miembros, de nuestros valores y de nuestras fronteras. La apertura, a escondidas, de un proceso que conduce, sin consultas, a la adhesión turca casi mecánicamente, contribuyó al «no» al referendo incluso si ese proceso no fue muy diferente a las demás negociaciones de adhesión.
En Francia, la adhesión turca es vista de forma especialmente negativa por razones que no tienen que ver mucho con la realidad. La principal razón es el miedo al Islam, temor vinculado al fracaso o a las dificultades de integración de las poblaciones árabe-magrebí en nuestros barrios. Francia descubre la magnitud de su minoría musulmana y teme el reclutamiento de los yihadistas en esta población. También teme una inmigración «fuera de control». Nuestros dirigentes no han comprendido esos temores.
Formo parte de los partidarios de la adhesión turca, un envite civilizacional que permite anclar la democracia al mundo musulmán. Es un asunto muy importante para nosotros luego de los atentados de Madrid y más tarde, de Londres. En ese combate planetario, necesitamos una Turquía prooccidental que viva en los valores de Europa, pero para ello, sería necesario que se cumplieran dos condiciones: que Turquía acepte que las negociaciones se realicen según las condiciones europeas y no según las suyas, y que Europa esté en condiciones de gestionar semejante ampliación. Ahora bien, ninguna de esas condiciones existen. Es cierto que la Turquía de Erdogan ha hecho progresos en el plano de los derechos y Ankara firmó el protocolo adicional sobre la apertura aduanera. Pero Turquía expresó reservas sobre el reconocimiento de Chipre, vaciando así la ratificación de su sentido. Eso es lamentable e incluso si bien fueron los chipriotas griegos los que rechazaron el plan Annan que hubiera permitido la reunificación de Chipre, ello no debe impedir a Ankara normalizar sus relaciones con Nicosia. La opinión europea también espera un gesto de Turquía sobre el genocidio armenio. No se puede construir el futuro sobre la negación de la historia. De igual modo es necesario normalizar las relaciones con la Armenia independiente.
Iniciar las negociaciones de adhesión con Turquía, el próximo 3 de octubre, sin gestos políticos firmes sobre el reconocimiento de Chipre o sobre la cuestión de Armenia, me parece prematuro.
Libération (Francia)
Libération ha seguido un largo camino desde su creación en torno del filósofo Jean-Paul Sartre hasta su adquisición por el financiero Edouard de Rothschild. Difusión: 150,000 ejemplares.
«[Le rendez-vous manqué turc->http://www.liberation.fr/page.php?Article=326369», por Pierre Lellouche, Libération, 26 de septiembre de 2005.
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