El hecho de que Rusia recurra al gas para ejercer presiones sobre Ucrania ha despertado la preocupación de Occidente. Sin embargo, las presiones sobre Georgia son aún más fuertes aunque se hayan notado menos. En Georgia, al igual que en Ucrania, Vladimir Putin quiere aplicar la doctrina del imperio liberal, formulada por Anatoli Chubais, presidente de United Energy System. Su objetivo es crear un nuevo imperio ruso por medio del dinero en lugar de los tanques.
La primera etapa de esta estrategia consistió en controlar la economía de Armenia. Después era preciso integrarla a una zona económica unificada con Rusia, pero teniendo en cuenta los intereses georgianos en el país era necesario primero que Tbilisi entrara por el aro. Esto fue lo que trató de hacer Rusia primero con presiones políticas y luego con presiones económicas. El plan se vio perturbado por la revolución de las rosas, pero las compañías rusas lograron por lo menos adquirir las acciones de las compañías georgianas.
El principal protagonista de la política exterior rusa en Georgia es Gazprom. Su objetivo es controlar el sector del gas en Georgia y el gasoducto que abastece a Georgia y Armenia. Sin apoyo de Occidente, Rusia podría tomar ese control. También podría contar con el banco estatal ruso Vnershtogbank que ha tomado posesión de varios bancos en Armenia y Georgia. De forma progresiva Rusia extiende su influencia imperial que podría llegar hasta la anexión de Abjasia.
Si Occidente no reacciona, todo el sur del Cáucaso podría convertirse en antioccidental y formar parte de la alianza ruso-iraní.
«Economic imperialism in Russia, por Frederick Starr y Vladimer Papava, Korea Herald, 20 de enero de 2006.
«In the Caucasus, a ’neo-imperial’ Russian revival», Daily Star, 20 de enero de 2006.
«Russia turning to entrapment with its satellite states», Taipei Times, 20 de enero de 2006.
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