Si todo marcha en la dirección indicada por las encuestas y por analistas políticos confiables, Evo Morales Ayma sería elegido presidente de Bolivia en los comicios reprogramados para el 18 de diciembre, una semana después que las elecciones presidenciales en Chile.
El dirigente sindical y presidente del Movimiento al Socialismo-Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP), se ubica en el primer lugar de las preferencias dentro de una lista de ocho candidatos a la Presidencia de la República, superando por 6 a 8 puntos a sus contendores más cercanos: Jorge Quiroga, del Podemos (Poder Democrático Social), heredero político del general Hugo Banzer y favorito de EE.UU., y el empresario derechista Samuel Doria Medina, de la UN (Unidad Nacional).
Los partidos tradicionales y los grupos de poder han intentado diversas estratagemas para cancelar las elecciones generales -previendo un resultado que amenaza terminar con sus prebendas-, pero sólo consiguieron una mínima postergación (inicialmente estaban fijadas para el 4 de diciembre) y modificar levemente el número de parlamentarios que se elegirán en algunas zonas.
"Comenzaron con el intento de sustituir a Carlos Mesa -señala el diputado del MAS y periodista Antonio Peredo Leigue-, por un representante de la coalición que gobernó con Gonzalo Sánchez de Lozada, cuando él renunció en junio pasado. Luego hicieron que sus recursos convergieran a respaldar una candidatura, pero los resultados fueron decepcionantes. Tampoco dudaron en sembrar rumores de golpe de Estado, e incluso difundieron supuestos informes de inteligencia para esparcir el temor de una intervención internacional". Además, presentaron seis recursos judiciales buscando fallos que impidieran las elecciones. Todos los intentos fracasaron.
El 18 de diciembre se elegirán simultáneamente presidente de la República y diputados. Esto último no deja de tener importancia, porque si el ganador de la elección presidencial no alcanza mayoría absoluta (50 por ciento más un voto), el Congreso deberá dirimir entre los dos candidatos con mayor votación. El mismo día también se elegirán prefectos -cargo equivalente al de intendente en Chile-, que representan al presidente de la República en cada uno de los nueve departamentos en que se divide Bolivia. Este es otro desafío, porque es un hecho que en varias regiones el nuevo gobierno deberá funcionar con autoridades departamentales que no responderán a sus directrices.
La ley cósmica
Evo Morales, 46 años, es originario de la comunidad Isallavi, ubicada en una de las tantas localidades rurales del departamento de Oruro. Compartió desde niño la dura lucha por la subsistencia de una familia numerosa. Luego, en la ciudad de Oruro, desempeñó diversos oficios para completar sus estudios en un colegio del cual egresó con el título de bachiller. Hizo el servicio militar y en 1980 emigró al Chapare, donde inició su trayectoria sindical como dirigente de los productores de coca, actividad ilegalizada y perseguida como consecuencia de la presión e intervención militar de EE.UU. Se inició como dirigente en 1981, en un sindicato agrario cochabambino. En 1985 fue elegido secretario general de una central campesina, y en 1991 llegó a presidir la Central Obrera de Cochabamba. De ahí pasó a dirigir el Consejo Andino de Productores de Coca, en 1993.
La organización y la lucha social no sólo lo llevó a liderar la Coordinadora de las Federaciones del Trópico de Cochabamba, en 1994, sino también a participar activamente en política. Fue elegido diputado en 1997, pero en 2002 lo expulsaron del Parlamento por continuar dirigiendo las movilizaciones de los productores de coca.
En 1999 formó el MAS, movimiento integrado por diversas organizaciones sociales, como Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (IPSP). Evo Morales lideró marchas de los campesinos productores de coca a la ciudad de La Paz, y organizó tres fuertes bloqueos campesinos en el Chapare. En la "guerra del agua", en abril de 2000, participó junto a otros dirigentes en la expulsión de Cochabamba de la transnacional Aguas del Tunari -integrada por la compañía Bechtel-, la primera gran victoria de las fuerzas antiglobalización contra el modelo económico neoliberal.
Como candidato del MAS, estuvo a un paso de la presidencia de la República en las elecciones de 2002, apenas a 1,5 puntos de diferencia de Gonzalo Sánchez de Lozada. Ese mismo año regresó al Parlamento con el 83,16 por ciento de los votos de su circunscripción.
Su figura de líder popular se proyectó con fuerza a nivel nacional e internacional con las combativas movilizaciones que derrocaron a Gonzalo Sánchez de Lozada en 2003, y con aquellas que en junio de este año forzaron la renuncia de Carlos Mesa y la asunción como jefe de Estado de Eduardo Rodríguez -entonces presidente de la Corte Suprema-, con el mandato legal de convocar a elecciones anticipadas. En las elecciones municipales del año pasado el MAS se convirtió en la primera fuerza política del país.
En estos días, en plena campaña electoral -iniciada simbólicamente el 12 de octubre-, el líder del poderoso movimiento popular e indígena de Bolivia viaja constantemente dentro y fuera de las fronteras de su país. Sólo al término de una de esas ajetreadas y agotadoras jornadas, pasadas las 11 de la noche, Evo Morales tuvo un momento para conversar telefónicamente con PF.
¿Cuáles son los aspectos de su programa que diferenciarán a su gobierno de todos los anteriores que ha tenido Bolivia?
"Lo primero es garantizar la realización de una Asamblea Constituyente, para refundar Bolivia. Hablamos de refundación, porque los aymara, los quechua, los guaraníes, siendo dueños absolutos de estas nobles tierras, no participaron en la fundación de Bolivia el año 1825. De ahí la decisión de refundar Bolivia y acabar con el Estado colonial, mediante una Asamblea Constituyente.
Buscamos una nueva Bolivia donde no haya opresión, discriminación ni saqueo de nuestros recursos naturales. Pero fundamentalmente buscamos una manera de vivir en la llamada unidad de la diversidad. El nuevo régimen económico de nuestro país debe proteger los recursos naturales. Eso significa acabar con el sistema de concesiones, con las políticas de privatización y de subasta de nuestros recursos naturales".
¿Significa estatizarlos?
"Claro. Porque habrá participación fundamental del Estado. Nuestros recursos naturales no pueden ser propiedad de gente extranjera, ajena a nuestras nacionalidades. Una cosa es ser socio y otra es ser patrón. Aquí no se aceptan patrones ni dueños de nuestros recursos. Por otro lado, en esta coyuntura no tenemos otra alternativa que nacionalizar los hidrocarburos y el gas natural, e industrializar este recurso. ¡Ahí sí que estamos preparados para ejercer derechos de propiedad!
El Estado tendrá dos ejes centrales para impulsar el desarrollo del pueblo boliviano. Uno es el cambio a una nueva matriz con presencia del Estado en las unidades productivas, especialmente en las empresas comunitarias, asociaciones y cooperativas, y el fortalecimiento de la micro y pequeña empresa. Con esa finalidad crearemos un Banco de Fomento para el Desarrollo, en manos del Estado boliviano.
Un segundo eje es implementar fuertes políticas de lucha contra la corrupción, no sólo en la investigación de hechos y conductas de ese tipo, sino que en la prevención. Como aymara, como quechua, somos parte de una cultura de la vida, tenemos nuestras propias leyes. Si ganamos las elecciones gobernaremos con nuestra ley cósmica, que llamamos ama súa ama llulla ama kella (no ser ladrón, no ser flojo, no ser mentiroso). Será la máxima ley de vida, de igualdad y de dignidad para gobernar el país. Estoy seguro que es una buena base. Vamos a implementar, además, una nueva política salarial, porque no es posible que el gerente de una transnacional gane 10 mil dólares frente a un boliviano que gana mil bolivianos, algo así como 12 ó 13 dólares.
También favoreceremos una política de austeridad para enfrentar el déficit fiscal con nuestros propios recursos. Y aplicaremos una política para eliminar el analfabetismo y la esclavitud en nuestro país, que está presente sobre todo en los latifundios del oriente boliviano. Allí, los terratenientes dominan totalmente y los trabajadores no tienen derecho a nada, menos aún a educación y a salud".
La honestidad, tema central
¿La política sobre hidrocarburos que aplicará su gobierno incluye la inversión privada?
"Es importante que haya inversión, porque se requieren recursos frescos. Pero quienes la hagan no pueden ser dueños de nuestros recursos naturales. El Estado tiene que ejercer su derecho de propiedad y hacer que toda empresa se subordine y someta a las leyes bolivianas".
¿Cómo piensa asegurar la estabilidad de su gobierno para aplicar ese programa, considerando que tendrá una dura oposición de la derecha?
"Estamos conversando con la banca y con los empresarios privados para mantener la estabilidad macroeconómica. La estabilidad no depende de Evo Morales, sino del directorio del Banco Central de Bolivia, porque la estructura del Banco está institucionalizada.
Ahora, si algunas transnacionales, algunos oligarcas -como suele ocurrir- tratan de sabotear al gobierno y sus proyectos sociales, eso es algo muy diferente, y sabremos controlarlo. Sin embargo, estoy viendo que los empresarios privados se están sumando masivamente a apoyar este proyecto. Ya no nos dicen, como antes, que somos narco-cocaleros. Es más, nuestro proyecto representa a todas las capas sociales de este país".
¿Qué induce a los empresarios a apoyarlo?
"La honestidad, la transparencia, la sinceridad de nuestras propuestas. El principal capital de nuestro movimiento político es la honestidad".
¿Y cómo pondrá atajo al intervencionismo norteamericano en Bolivia?
"No puede haber ninguna intervención contra un gobierno democrático. Si EE.UU. es demócrata, está en la obligación de reconocer y respetar el resultado de nuestras elecciones nacionales".
Gobiernos de izquierda en América Latina
¿Considera peligrosa la influencia de Brasil y Argentina en su país?
"¿En qué sentido? En esos países hay gobiernos progresistas, como también lo son el que encabeza Tabaré Vásquez en Uruguay y Hugo Chávez en Venezuela, y Fidel, con quienes tengo mucha cercanía. Si ganamos las elecciones fortaleceremos las relaciones con todos ellos. Las relaciones que hoy existen con un dirigente sindical, después serán de gobierno a gobierno, en un nivel de igualdad y con mayor autoridad. Representaremos libremente a nuestro país ante cualquier gobierno. Hemos conversado bastante con instituciones y gobiernos europeos para seguir avanzando en esta dura lucha. No tenemos miedo a ningún sabotaje que pueda venir de Estados Unidos. En América Latina estamos en otro tiempo. Hay gobiernos progresistas, de Izquierda, ligados a sus pueblos, a los movimientos sociales. Bolivia será uno más. Las nuevas condiciones, las elecciones, van haciendo cambiar democráticamente el escenario. Con seguridad, en un año más se van a ir sumando otros países, como Nicaragua y México. Por tanto, ¡no hay miedo a Estados Unidos!".
Una de las cosas que le critican es no contar con equipos de experiencia.
"¿De dónde vienen esos comentarios? Hemos dejado que los equipos técnicos, jurídicos, económicos, etc., presenten nuestro programa. Y en Bolivia nos han dicho: ¡Ah, la gente de la ciudad le está quitando el instrumento político a los campesinos! En el MAS hay sectores intelectuales, profesionales, empresariales, sociales. Hemos hecho una excelente combinación de la capacidad intelectual y el conocimiento profesional con la conciencia social y la conciencia de nuestra identidad".
Por otro lado, hay sectores de Izquierda, como dirigentes de la COB (Central Obrera Boliviana) y de la Federación de Juntas Vecinales, entre otros, que estiman que usted ha venido variando su discurso, que está más tibio... Lo han comparado con Lucio Gutiérrez, el ex presidente de Ecuador.
"Tal vez son comentarios que circulan en Chile, pero aquí no he escuchado absolutamente nada de eso. Hace poco escuché entrevistas a algunos de esos dirigentes, donde nos daban su apoyo tibiamente. Si hay algún dirigente que hable mal, quiere decir que está en un camino distinto al de los movimientos sociales y que las bases no los siguen".
¿Las bases apoyan mayoritariamente su candidatura?
"Por eso somos la primera fuerza política. Y aunque no creo en ellas, estamos en primer lugar en todas las encuestas, hasta en las que hacen los periódicos de derecha".
¿Cuál es su postura frente a la ley aprobada en el Parlamento peruano que desconoce límites marítimos con Chile...?
"No voy a hacer ningún comentario sobre problemas políticos de otros países".
La enorme presión social y la dimensión de la crisis política llevó al actual presidente interino, Eduardo Rodríguez, a convocar a una Asamblea Constituyente que tendría que efectuarse en julio de 2006. Será una de las primeras y más importantes tareas del nuevo gobierno que probablemente encabece Evo Morales.
Un programa antineoliberal
Nacionalizar los hidrocarburos implica recuperar los yacimientos de petróleo que durante la dictadura de Hugo Banzer se concesionaron a 14 empresas privadas, las que producen a media máquina y venden la gasolina a los bolivianos a precio internacional. Significa también cumplir un mandato del pueblo boliviano, que se pronunció en el referendo del año pasado por la recuperación de los hidrocarburos en manos de transnacionales que pagan mínimos impuestos. En cuanto al gas natural, el MAS plantea industrializarlo en el país y transformarlo en palanca del desarrollo.
Junto con la nacionalización de los recursos naturales, el programa de Evo Morales propone una ley anticorrupción que imponga la confiscación del patrimonio de los funcionarios públicos acusados de enriquecimiento ilícito, la derogación de la ley 21.060, que consagró la aplicación del modelo económico neoliberal en la década de los 80, y un plan para trabajar por la implantación de una educación pluricultural y plurilingüe.
Evo Morales propugna asimismo un cambio del modelo económico a través de medios democráticos, basados en la movilización social, a diferencia de otros grupos de Izquierda partidarios de métodos más radicales.
Anteriormente, el líder del MAS declaró a PF (Nº 537) que su movimiento hace suyo el reclamo del pueblo boliviano de acceso soberano al mar y es partidario de "encontrar una solución basada en el entendimiento con los pueblos hermanos", mediante fórmulas político-diplomáticas
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