Con más del 90% de votos escrutados el ex presidente Alan García recibe un 53% de sufragios frente a un 47% para Ollanta Humala a pesar que este último ganara en 16 de los 24 departamentos del país.
Con gritos de victoria delante de sus partidarios [apristas] el ex presidente peruano Alan García festejó su nombramiento como nuevo mandatario de la nación, recibiendo de esta manera la mayoría de los votos de los 16,4 millones de peruanos votantes.
Así pues, Alan García regresa la poder después de 16 años, aunque su victoria no le ha asegurado una mayoría en el Congreso de la República del Perú.
Recordemos que durante los 16 años de ausencia de García [en el Perú], gran parte de su estancia –hasta el 2001– se efectuó en el extranjero ya que el actual nuevo presidente era perseguido en esa entonces por la justicia por monumentales escándalos de corrupción así como flagrantes violaciones de derechos humanos, refugiándose en París donde se le acusaba de ser propietario de una mansión.
¿Cómo explicar este resultado, su triunfo frente al partido Unión por el Perú de Humala Ollanta sabiendo que éste último (Ollanta Humala) ganó la primera vuelta holgadamente, lejos delante los dos más fuertes contrincantes [1]? La respuesta la encontramos en el vuelco masivo de los sectores conservadores y derechistas que habiendo perdido toda esperanza en su candidata se han identificado [más] con el «socialdemócrata» García frente al nacionalismo del movimiento Etnocacerista liderado por el candidato perdedor Humala.
Una alianza por lo demás sorprendente y muy significativa de lo que realmente representa la esencia «socialdemócrata» del Partido Aprista Peruano en estos tiempos, a años luz de aquel partido Aprista que fundara el famoso y carismático revolucionario Víctor Haya de la Torre un 7 de mayo de 1921 y quien antes de su muerte nombrara como su delfín a Alan García.
Muy revelador también por ejemplo que el escritor de [extrema] derecha Mario Vargas Llosa, conocido por ser el «gurú del neoliberalismo» haya llamado a sus compatriotas a votar por Alan García designándolo como «el mal menor» frente a un Humala nacionalista y de izquierdas.
Nos encontramos ante el mismo fenómeno de desintegración de las fuerzas reales y progresistas democráticas de izquierda. Es el caso, por ejemplo, en el Reino Unido del Labour Party (Partido Trabajador), que tradicionalmente siendo una fuerza de izquierda apoyada por movimientos sindicales y progresistas se haya transformado bajo el mandato del actual primer ministro Tony Blair en una continuación de las políticas derechistas y ultra neoliberales de Margaret Thatcher. La esencia de estas fuerzas de izquierda han sido pervertidas y hoy sólo son meras fachadas.
También ha jugado un rol importante la prensa controlada por los grupos patronales y conservadores que hicieron un buen trabajo de «diabolización» de Humala, pretendiendo que el pasado militar de este era más que suficiente para conducir a la nación de una dictadura militar y autoritaria.
La intervención del presidente venezolano Chávez que declaró hace poco que: «Sí, por la mano del demonio, Alan García llega a ser presidente [del Perú], será un factor de división, una herramienta del imperialismo para causar problemas entre el Perú, Bolivia y Venezuela» declaraciones que reflejan ya la nueva situación geopolítica del continente.
Recordemos que la poderosa élite y burguesía limeña siempre ha sido una de las más recalcitrantes y retrógradas del continente, viviendo ha espaldas del país, incapaz de generar progreso y justicia social, dirigiendo un sistema que aplasta a la mayoría de los peruanos. Ya con razón en 1803 el sabio alemán y explorador Alexander von Humboldt decía que: «Lima está más cerca de Londres que del Perú».
Fueron los soldados colombianos, venezolanos, ecuatorianos, chilenos, argentinos, bolivianos conducidos por Simón Bolívar y San Martín que vinieron en 1821 a Lima a liberar el Perú del último reducto colonial español que subsistía en la región. Una vez liberado el Perú de los conquistadores españoles, la burguesía criolla peruana propusó a los libertadores buscar un príncipe europeo para que venga al Perú a gobernar como soberano. Hoy, 185 años después, las élites peruanas pueden estar satisfechas, su «rey» nos ha llegado directo de Francia, país en donde estuvo refugiado Alán García cuando fugó de la justicia. Pero el Perú es un país maravilloso donde cualquier problemita se puede arreglar, sobre todo si usted tiene los medios... Ya el intelectual Manuel González Prada (1844-1918) nos había advertido con su célebre frase:
Si la justicia peruana te acusa de haber robado las torres de la catedral... ¡huye, pues ellos lo comprobarán!
Cabe destacar también antes de concluir, que una amplia parte de población peruana no optó por ninguna de estas dos opciones que se les ofrecía [García o Humala] convencida que estas no representaba una solución [alternativa] a sus aspiraciones, lo que ha quedado plasmado con un significativo rechazo de un millón y pico de votos nulos o en blancos, una incontestable manera de señalar su descontento.
[1] Sus principales rivales en la primera vuelta fueron: Lourdes Flores (derecha burguesa) y Alán García. La primera quedó eliminada en la primera vuelta
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