Colombia tiene más "refugiados internos" o "desplazados" que Irak, Pakistán, Sudán y Afganistán, en ese orden. Más graves que Colombia en la materia sólo están Uganda, Darfur y la República Democrática del Congo, según el último informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.
El mismo informe dice, sin embargo, que la tendencia del desplazamiento mundial es a disminuir, ya que el número total de refugiados contabilizados por este organismo pasó de 9,5 millones en 2004 a 8,4 millones en el año pasado.
Colombia es además el segundo país del mundo con el mayor número de "refugiados internos" o "desplazados" atendidos por esta dependencia de las Naciones Unidas, con dos millones y medio de personas. El primer lugar lo tiene Afganistán con 2,9 millones de personas atendidas.
Según los datos de este informe, que ha sido titulado "Tendencias mundiales sobre refugiados en 2005" Colombia va en sentido contrario a los comportamientos mundiales sobre la problemática: mientras en el mundo los desplazados disminuyen, en este país aumentan. Y a medida que aumentan para las estadísticas de esta organización planetaria, para el gobierno colombiano disminuyen. Según organismos como el Ministerio del Interior, la Acción Social, antigua Red de Solidaridad y la Vicepresidencia de la República, en el país no hay más de 1,5 millones de desplazados. Pero ONG”s como la Consejería para los Derechos Humanos y el Desplazamiento, CODHES, con trabajo en las zonas más problemáticas en materia de conflicto armado y desplazamiento en el país, establecen cifras parecidas a las publicadas recientemente por ACNUR. Para CODHES el número de desplazados en Colombia llegó a los 3 millones de personas en el último año.
Las Naciones Unidas dicen preocuparse por encontrarle "soluciones duraderas" al problema del desplazamiento en el mundo. Sin embargo, en Colombia esta organización ha manifestado no intervenir directamente en la solución de problemas como el desequilibrio en la distribución del ingreso, el aumento del latifundismo a expensas de la acción armada del paramilitarismo, la desaparición paulatina del estado de derecho, la precarización laboral y la corrupción administrativa, por considerar todos estos, "problemas internos" del país. Sin embargo, desde ACNUR se considera un avance que el número de los que consideran "refugiados internos" se encuentre en su nivel más bajo desde 1980, con 20,8 millones en todo el mundo.
El informe presenta además circunstancias ambivalentes, pues al tiempo que manifiesta complacencia porque los refugiados disminuyen en el mundo, se preocupa por la existencia de más de 25 millones de refugiados que no están cubiertos por el programa de las Naciones Unidas.
En Colombia el desplazamiento manifiesta una movilidad de los sectores rurales hacia los urbanos, y últimamente, movilidad interurbana caracterizada por la presencia de nuevos grupos de paramilitares autodenominados de "tercera generación" que empadronan los cinturones de miseria, extorsionan desde comerciantes informales hasta la pequeña y mediana empresa e industria, y asesinan a los líderes sociales, cívicos, sindicales y campesinos que puedan significar algún tipo de organización social que cuestione la impunidad con la que actúan.
Preocupan entonces dos situaciones: una, que estos grupos de nuevos paramilitares se hayan declarado, desde antes del debate electoral de mayo 28 pasado, en favor de la reelección presidencial de Álvaro Uribe y el gobierno no haya manifestado rotundamente rechazo a su existencia y accionar; y dos, que las operaciones militares multimillonarias nombradas como Plan Colombia y Plan Patriota, de objetivos contrainsurgentes, y que son los mayores generadores de desplazamiento en el Sur del país, no sean revisados sino fuertemente realimentados con recursos norteamericanos, a pesar de su probada ineficacia.
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