El acuerdo alcanzado entre Al Fatah y el movimiento Hamas sobre el Documento de los Prisioneros desmiente las afirmaciones de la prensa israelí sobre el supuesto rechazo del partido islámico al reconocimiento del Estado judío. En realidad, como demuestra aquí Jennifer Loewenstein, Hamas se apartó hace tiempo de su Carta original y expresó su voluntad de reconocer al Estado de Israel bajo condiciones de reciprocidad. El reconocimiento público mutuo dentro de los límites de las fronteras de 1967 conduciría al fin de la lucha armada, sin significar por ello la renuncia a todos los reclamos.
Un sondeo efectuado el 3 de junio por Near Est Consulting, organismo con sede en Ramallah, Palestina, demuestra que una mayoría aplastante de palestinos apoya el Acuerdo de los Prisioneros, acuerdo entre las diferentes facciones palestinas firmado en mayo último [1] por un representante de cada uno de los movimientos Al Fatah, Hamas, Jihad Islámica, FPLP y FDLP (los firmantes estaban encarcelados en la prisión de Hadarim, Israel). Ese documento reconoce implícitamente al Estado israelí y otorga su aval, entre otros aspectos, a la creación de un Estado palestino en los territorios ocupados por Israel durante la guerra de junio de 1967.
Los medios de difusión divulgaron ampliamente el Acuerdo de los Prisioneros en parte porque este otorga su aval a la iniciativa de la Liga Árabe (el Plan saudita->article11390.html), que los países árabes adoptaron por unanimidad durante la cumbre árabe de Beirut, en 2002, en momentos en que la segunda Intifada estaba en su apogeo. Al llamar a la creación de un Estado palestino independiente dentro de los límites de las fronteras de 1967 a cambio de la paz con Israel, tanto el Plan Saudita como el Acuerdo de los Prisioneros reflejan el consenso internacional sobre Palestina que existe desde mediados de los años 1970. Israel ignoró la iniciativa árabe a pesar del masivo apoyo que esta encontró entre los palestinos.
Sin embargo, el Acuerdo de los Prisioneros se ha convertido también en centro de la actual crisis de la vida política interna de los palestinos. El presidente de la Autoridad Palestina y vicepresidente de Al Fatah, Mahmud Abbas, se pronunció por la realización de un referendo nacional sobre ese documento en caso de que Hamas no lo aceptase como elemento de su programa oficial. Primeramente, Hamas calificó de «ilegal» el proyecto de referendo propuesto por Abbas, pero acabó por aceptar el documento. No es sorprendente que esta polémica tenga muchas más ramificaciones que las que reflejan los medios.
En el caso que nos ocupa, la información que se omite y que se esconde a la opinión pública permite a Estados Unidos, así como a Israel y sus aliados, seguir justificando el bloqueo económico impuesto a los territorios palestinos –un estado de sitio que amenaza con arruinar totalmente a la sociedad palestina. En su apresuramiento por privilegiar un programa regional pro estadounidense y antidemocrático, esos países, que unen sus esfuerzos contra el movimiento nacional palestino y entre los que desgraciadamente se encuentran Egipto y Jordania, provocaron de manera enteramente artificial el tipo de crisis humanitaria que solamente se produce como consecuencia de una catástrofe natural.
No se menciona en lo absoluto lo que realmente dicen los dirigentes de Hamas ni noticias tan cruciales como los esfuerzos estadounidenses por crear una milicia de 3 500 hombres alrededor del gabinete de Abbas con vistas a favorecer el estallido de una guerra civil o la reciente aprobación por Israel del envío, desde Egipto y Jordania, de un importante cargamento de armas y municiones destinado a la Guardia Presidencial («palestina»). Abbas, que goza del apoyo de Estados Unidos, ambiciona elevar a 10 000 el número de efectivos de su guardia pretoriana. Su objetivo, por otro lado, y también con el apoyo de Estados Unidos, es crear un gobierno en la sombra capaz de socavar el actual gobierno palestino del movimiento Hamas [2].
Nadie debe sorprenderse al saber, para retomar las palabras de Muhamad Nazzal, miembro del gobierno de Hamas en el exilio, que «Hamas no capitulará ante ningún chantaje.» [3]. Y el referendo de Abbas era esencialmente un chantaje. No había ninguna necesidad de someter el Acuerdo de los Prisioneros al sufragio popular. El apoyo masivo de la población palestina a esa iniciativa, y a otras, es ampliamente conocido desde hace tiempo. La mayoría de los comentarios condena a Hamas, que rechaza obedecer a los llamados de Abbas. Hamas siguen siendo la razón que justifica que los Estados tengan que apoyar el bloqueo económico y político impuesto a Palestina, aunque el resultado sea alimentar la «guerra contra el terrorismo» agregando una nueva organización a la lista negra de enemigos regionales. Calificar a Hamas de «organización terrorista» es sin embargo una manera de esconder la realidad. Los dirigentes políticos de Hamas y su programa electoral y gubernamental [que difieren de su Carta] presentaron exigencias a la vez razonables y moderadas. Hace mucho que la aceptación de un Estado palestino independiente forma parte de su agenda estratégica. Su reputación de movimiento «erradicador» proviene en parte de que se resiste a aceptar compromisos unilaterales sin que exista reciprocidad por la parte israelí, Estado cuya política extremista, en cincuenta años, ha transformado tanto el paisaje físico de Palestina que las perspectivas de un verdadero arreglo pacífico son actualmente más sombrías que nunca.
En sus últimos comentarios sobre la decisión de Abbas de realizar el referendo, el primer ministro israelí Ehud Olmert resumió la apreciación de esa iniciativa por su propio gobierno al hecho de que el referendo podría establecer un puente en el sentido de conversaciones de paz con Israel. Olmert declaró: «El referendo es un juego interno entre facciones. No significa nada en lo tocante al marco más general de posibilidades de que instaure algún tipo de diálogo entre nosotros y los palestinos. Ese referendo carece de significado». [4] En todo caso, por consiguiente, el resultado –en cuanto a «éxito» o «fracaso»– no tendrá ninguna consecuencia sobre los esfuerzos tendientes a la reanudación de negociaciones, ni como vía para poner fin al mortal bloqueo impuesto a los territorios [palestinos].
A la pregunta que planteaba el corresponsal de Newsweek y del Washington Post, Lally Weymouth, el 26 de febrero pasado, sobre qué tipo de arreglo estaría dispuesto a aceptar Hamas, el nuevo primer ministro palestino de Hamas, Ismail Haniyeh, respondió: «Los que garanticen la creación de un Estado palestino con Jerusalén como capital, dentro del límite de las fronteras de 1967». Weymouth preguntaba entonces: «¿Reconocen ustedes a Israel?». A lo que Haniyeh respondió: «Si Israel declara que dará un Estado a los palestinos y que les devolverá sus derechos, entonces estamos dispuestos a reconocerlo». [5] Esa opinión incluye la exigencia de reciprocidad que plantea Hamas.
En entrevista concedida, en la CNN, a Wolf Blitzer cuatro días después de la elección del Consejo Legislativo Palestino, el nuevo ministro de Relaciones Exteriores de Hamas, Mahmud Zahar (considerado como uno de los duros del partido) señaló: «Podemos aceptar el establecimiento de nuestro Estado independiente en los territorios ocupados [en 1967]». Al igual que Haniyeh y otros miembros de Hamas, Zahar insiste en que después de la creación de un Estado conforme a esos parámetros habrá una larga tregua «que puede mantenerse diez, veinte, incluso cien años», tregua que pondrá fin a la situación de conflicto armado entre Israel y los palestinos [6].
El 10 de mayo pasado, Ghazi Hamad, vocero del gobierno de Hamas, comentó lo siguiente ante los periodistas: «Sí, nosotros aceptamos un Estado independiente en los territorios palestinos ocupados por Israel durante la guerra de junio de 1967 en el Medio Oriente. Esa posición no es nueva y está expresada oficialmente en nuestra plataforma de gobierno». [7] Deseoso de aclarar la posición de Hamas en cuanto al llamado a un referendo que lanzó Abbas, el vocero parlamentario de Hamas, Aziz Duweik, explicó que esa posición no tiene nada que ver con falta de entusiasmo por una solución de dos Estados. «Todos en Hamas dicen «sí» a la solución de los dos Estados», dijo antes de proseguir: «El problema reside en que los israelíes no han dicho hasta ahora que ellos reconozcan las fronteras de 1967 entre los dos Estados mencionados». [8]
Otros dirigentes son tan explícitos como él. «Hamas es claro en lo tocante a la solución histórica y la solución temporal. Estamos dispuestos a aceptar ambas: las fronteras de 1967, un Estado, elecciones y un acuerdo luego de un período de establecimiento de confianza de diez a quince años», comentó Osama Hamdan, representante de Hamas en el Líbano. [9] Especialmente significativo es el hecho de que sus observaciones datan de 2003, o sea mucho antes de la victoria de Hamas, que data de enero de 2006). Resulta además importante llamar la atención sobre el hecho de que la mayoría de los comentarios oficiales de Hamas sobre este asunto son anteriores a las elecciones.
Entre los demás voceros de Hamas que se han referido en forma explícita a la aceptación de un Estado palestino independiente en los territorios de 1967 se encuentra el jeque Ahmad Hajj Ali, dirigente de los Hermanos Musulmanes y candidato a un escaño de diputado investido por Hamas, actualmente encarcelado en Israel (fue entrevistado en julio de 2005); Muhamad Ghazzal, vocero de Hamas, también encarcelado actualmente en Israel (septiembre de 2005); Hasan Yusif, dirigente político en Cisjordania (agosto de 2005). El propio Manifiesto Electoral de Hamas llama, en su artículo 5:1, a «la adopción del objetivo de vencer la ocupación de 1967 y de crear un Estado palestino con Jerusalén como capital». [10]
En 1989, el jefe espiritual de Hamas, el jeque Ahmad Yasin (asesinado por Israel en marzo de 2004), declaró: «Yo no quiero destruir Israel. Nosotros queremos negociar con Israel para que el pueblo palestino, tanto el de Palestina como el del exterior, pueda vivir en Palestina. Entonces, el problema dejará de existir». [11] Abdel Aziz Rantisi, un duro de Hamas, asesinado por Israel en abril de 2004, había dicho en 2002 que «la Intifada [tenía como objetivo] obligar a Israel a retirarse de las fronteras de 1967». Eso «no significa que se acabaría el conflicto árabe-israelí sino que se terminaría la resistencia armada ante Israel». [12]
En un informe publicado en 2004 por el prestigioso International Crisis Group este organismo indicaba: «Durante la primera Intifada (1987–1993), los dirigentes de Hamas propusieron diferentes fórmulas con vistas a una retirada israelí hacia las fronteras del 4 de junio de 1967, a cambio de una tregua de varias décadas [hudnah]». Ese mismo informe resalta que durante un encuentro, en marzo de 1988, con el ministro israelí de Relaciones Exteriores Shimon Peres, y, más tarde, con el ministro israelí de Defensa Rabin, el dirigente de Hamas Mahmud Zahhar [actual ministro palestino de Relaciones Exteriores] propuso de forma explícita una retirada israelí hasta las fronteras de 1967, retirada a la que seguiría un acuerdo negociado permanente. Esa oferta fue rechazada. [13]
En un artículo publicado en CounterPunch el 24 de febrero de 2004 yo escribí que los dirigentes de Hamas se habían pronunciado «claramente y de manera repetida » por un Estado palestino independiente en los territorios ocupados por Israel en 1967. [14] Recibí entonces numeros correos electrónicos exigiéndome la «prueba» de esa afirmación y tildándome de traidora, de mentirosa, de nazi, de cómplice de los terroristas y de antisemita. Las declaraciones que incluye el presente artículo deberían contribuir a aclarar de una vez esas acusaciones. De hecho, las declaraciones de los miembros de Hamas sobre el tema son sólo una pequeña muestra de declaraciones similares hechas a lo largo de años y que son de dominio público [aunque los medios de difusión no las hayan reflejado].
Claro está, es posible encontrar, a lo largo de años, muchos comentarios de dirigentes de Hamas que resultan menos conciliadores, o incluso incendiarios y a menudo inquietantes. Afirmar lo contrario sería deshonesto. Sin embargo, la tendencia, en particular durante los últimos años, se orienta hacia una política más conciliadora, y sobre todo, más realista. Como escribió Muin Rabbani, analista de Crisis Group: «En lo tocante a Hamas, no vacilo en decir que ese movimiento, en su conjunto, se ha reconciliado en lo esencial con un arreglo de dos Estados como opción estratégica, pero que no ha adoptado esa posición de manera formal, como posición de la organización. Yasin, Rantisi, Abu Shanab, Mash’al, etc., han hecho todos declaraciones en ese sentido. ¿Han hecho otras que las desmientan? Es cierto. Pero pienso que es posible llegar a la conclusión, sin riesgo de equivocarse, de que las decisiones estratégicas están tomadas. Simplemente, la táctica no está decidida aún. En cuanto a las modalidades, serán lo último que vendrá». La cuestión, para nosotros, es lo siguiente: ¿Vamos a darle o no a Hamas la posibilidad de llevar sus palabras a la realidad? Rabbani escribe: «Sería ingenuo tomar esas declaraciones como verdaderas pero también sería una locura no tratar de ponerlas a prueba». [15]
Como observa Menachem Klein en un artículo publicado recientemente en Ha’aretz, «Los textos políticos de Hamas indican que, por el momento, esa organización no es fundamentalista». [16]. Hamas se alejó de las exigencias ideológicas de su Carta, adoptando un pragmatismo que trata de resolver las cuestiones actuales sin caer en las mismas trampas que Al Fatah y la Autoridad Palestina dirigida por Al Fatah durante años. Hamas respetó una tregua unilateral durante los 16 meses pasados –tregua que corre el riesgo de tener fin luego del ataque de la artillería pesada israelí perpetrado el 9 de junio pasado contra una playa del norte de la franja de Gaza, acción que causó la muerte de siete civiles palestinos entre los que se encontraban seis miembros de una misma familia. Hamas también aceptó apoyar las negociaciones entre Abbas e Israel.
El rechazo de Hamas a la convocatoria por Abbas de un referendo sobre el Acuerdo de los Prisioneros no tiene nada que ver con la voluntad de ese movimiento de aceptar la instauración de un Estado palestino independiente en los territorios de 1967. Pero sí tiene mucho que ver con su oposición a aquellos que, en el seno de Al Fatah y en Israel, Estados Unidos y la Unión Europea, hacen todo lo que está a su alcance para provocar la caída del gobierno de Hamas –lo cual hacen de la manera más abyecta que hay: matando de hambre al pueblo palestino para que desista e imponiéndole los dictados ilegales de los señores de la guerra antidemocrátas en los territorios palestinos ocupados, hombres como el jefe de la milicia de Al Fatah que financia Estados Unidos y ex jefe de los Servicios de Seguridad Preventiva, Muhamad Dahlan.
En un artículo publicado el 8 de junio en el Financial Times, Henry Siegman comentaba observaciones formuladas a la televisión israelí por el experto israelí en seguridad Ephraim Halevy. Siegman escribía: «¿Por qué tendría Israel que preocuparse por saber si Hamas reconoce o no su derecho a la existencia?», preguntó Halevy. «Israel existe. Que Hamas lo reconozca o no es algo que no agrega ni quita nada a ese hecho irrefutable. En cambio, cuarenta años después de la guerra de 1967 [todavía] no hay Estado palestino. La pregunta políticamente pertinente que se impone entonces es saber si Israel reconoce el derecho de los palestinos a tener un Estado y no lo contrario». [17] De hecho, mientras que Israel no acepte –en la práctica– retirarse hasta las fronteras de 1967, Hamas no debe caer en la trampa en la que cayó Al Fatah, bajo la dirección de Yaser Arafat, que consiste en hacer cada vez más concesiones, hasta que ya no quede nada por conceder. Actualmente el programa israelí (que apoya Estados Unidos) de anexión y división en sectores parece estar al borde de poner a la tragedia palestina un horrible punto final. Todas las maniobras que vemos en este momento buscan disimular ese hecho, incluyendo toda la controversia alrededor del referendo.
Al Fatah debería haber aprendido la lección y no caer en lo adelante en manos de los amos estadounidenses e israelíes únicamente con tal de satisfacer su sed de poder local. El que no haya entendido la lección debería bastar para explicar por qué se vio apartado del poder en enero pasado. En cuanto a Hamas, ese movimiento tiene excelentes razones para exigir que Israel, por instancias de Estados Unidos, sea el primero en ofrecer garantías sobre su buena fe.
Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la traducción del inglés al francés de Marcel Charbonnier y publicada con la amable autorización de Counterpunch.
[1] http://www.nearestconsulting.com; comunicado de prensa: The Palestinian National Dialogue and call for a Referendum Survey #2, 3 de junio de 2006.
[2] Ver «PA Chief Abbas aims to expand presidential guard», by Ze’ev Schiff, Haaretz, 28 de mayo de 2006. http://www.haaretz.com
Ver también: «Talking to Hamas», by Alastair Crooke in Prospect, issue 123, June 2006.
[3] Ibid, Ze’ev Schiff, Haaretz, 28 de mayo de 2006.
[4] «Abbas sets Referendum for July 26; Hamas rejects Poll», Mijal Grinberg and Assaf Uni, Haaretz, 10 de junio de 2006. http://www.haaretz.com
[5] «We do not wish to throw them into the sea», Interview between Lally Weymouth and Ismail Haniyeh in the Washington Post, 26 de febrero de 2006.
[6] «Hamas leader sets condition for truce», on CNN World website, 29 de enero de 2006. http://www.cnn.com/2006/World/meast...
[7] «Abbas delays referendum decision», BBC News, 6 de junio de 2006.http://news.bbc.co.uk/1/hi/world/mi...
[8] «Hamas says ready to accept Palestinian statehood in 1967 border», in China View, 10 de mayo de 2006; http://news.xinhuanet.com/English/2...
[9] «Enter Hamas: the challenges of political integration», International Crisis Group Report no. 49, Amman/Brussels; 18 de enero de 2006. First edition (preliminary) report. http://www.crisisgroup.org
[10] Ibid; The Hamas Electoral Manifesto also states, «Yes to a free, independent and sovereign state on every portion of the West Bank, Gaza Strip and Jerusalem without conceding any part of historic Palestine.» This, of course, will raise red flags for some, which is why I include it here. I do not want to be accused of leaving out important statements or phrases. As with other statements, however, it must be measured against current realities both military and political. http://www.crisisgroup.org
[11] «Dealing with Hamas», International Crisis Group Report no. 21, Amman/Brussels; 26 de enero de 2004. From an interview in An-Nahar (Jerusalem), 30 de abril de 1989. Quoted in Ziad Abu Amr, Islamic Fundamentalism. Op. cit. p.76
[12] «Enter Hamas: the challenges of political integration», International Crisis Group report no. 49, 18 de enero de 2006. http://www.crisisgroup.org
[13] «Dealing with Hamas», International Crisis Group report no. 21, 26 de enero de 2004. Amman/Brussels. http://www.crisisgroup.org
[14] «For Those Who Haven’t Noticed: Watching the Dissolution of Palestine», 24 de febrero de 2006; CounterPunch, edited by Alexander Cockburn and Jeffrey St. Clair, http://www.counterpunch.org
[15] Mouin Rabbani; personal correspondence. Also in «Enter Hamas» the ICG preliminary report on Hamas from 18 de enero de 2006. http://www.crisisgroup.org
[16] «Hamas’ Contradictory Voices», by Menachem Klein, Haaretz, 2 de junio de 2006
[17] «The Issue is not Whether Hamas Recognizes Israel», by Henry Siegman, Financial Times, 8 de junio de 2006.
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