“Irán no acepta que Estados Unidos vea a los países de América Latina como su patio trasero; nosotros ofrecemos buenas relaciones y tecnología”, dice Hassan Gadhiri, embajador de Irán en México. En entrevista con Contralínea, el diplomático asegura que el gobierno que representa es respetuoso de todas las culturas y lo único que no acepta es la dominación.
México e Irán comparten el privilegio de poseer en su subsuelo grandes recursos petroleros que, en el futuro cercano, les permitirá posicionarse como los grandes actores energéticos de este siglo, considera Mohammad Hassan Ghadiri Abyaneh, embajador de la República Islámica de Irán en México. Sin embargo, el diplomático advierte que sobre los países petroleros pesa la amenaza de ocupación por Estados Unidos.
Asegura que luego de haber ido por el petróleo de Medio Oriente, Estados Unidos irá por el de Latinoamérica. “Estados Unidos presenta al mundo a América Latina como su patio trasero y aunque en esa región algunos gobiernos se consideran a sí mismos patios traseros de Estados Unidos, no estamos de acuerdo”.
Reprueba la “animosidad” estadunidense contra el presidente venezolano Hugo Chávez, cuya razón “es el petróleo, y no la democracia. Ese país fue causa de la caída de Salvador Allende en Chile y mantuvo a un dictador como Pinochet; la historia de América Latina está llena de golpes militares y dictaduras sangrientas organizados y financiados por ese país”.
A decir del también embajador concurrente para América Central, la política exterior de Irán “busca mantener buenas relaciones con todos estos países y ofrecer nuestra experiencia, tecnología y ciencia para su desarrollo”. Admite que la relación bilateral México-Irán es aún incipiente en términos económicos y tecnológicos.
La nación islámica es la cuarta mayor productora de crudo y la segunda proveedora en la Organización de Países Exportadores de Petróleo. De acuerdo con Oil and Gas Journal, medio especializado en el análisis de la industria petrolera mundial, hasta enero de 2007 Irán poseía 136 mil millones de reservas probadas, es decir, el 10 por ciento mundial de reservas.
Para beneficiar a su población con los ingresos por venta de crudo, Irán negocia con los países más dependientes de energéticos. Sus principales clientes son: Japón (que absorbe casi 18.4 por ciento de ese recurso), India (que fortalece sus vínculos con ese país a través de la construcción de oleoductos), China (que adquiere más de una décima parte de la producción de petróleo iraní) y Rusia (que estableció acuerdos con la empresa estatal Gazprom para extraer y refinar el hidrocarburo).
Con ese as en la manga, el gobierno de Mahmud Ahmadineyad decidió cambiar su política de divisas al abandonar, en diciembre de 2007, el uso del dólar y adoptar el euro para calcular sus ingresos en divisa extranjera por la venta de crudo. Esa medida, anunciada por el ministro de transacciones petrolíferas, Gholamhossein Nozari, obedece a la “pérdida de valor” del dólar.
Como resultado, la empresa estatal china Zhuhai Zhenrong Corp, el mayor comprador mundial de crudo iraní, ya comenzó a pagar en euros sus importaciones equivalentes a 240 mil barriles de petróleo diarios contratados.
El enemigo
Irán será siempre un país independiente, soberano y con gran desarrollo, asegura el diplomático. Aunque rechaza la tesis del “choque de civilizaciones”, del politólogo conservador estadunidense Samuel P. Huntington y refiere que en algo sí están de acuerdo: “Hay culturas más débiles que son absorbidas por culturas más fuertes. En el centro de la civilización islámica estaría Irán”.
En el planeta hay alrededor de 1 mil 300 millones de musulmanes que conforman el mundo islámico, integrado por monarquías o repúblicas y con distinta tendencia política. El embajador señala que si hoy hubiesen elecciones en los países islámicos, ganarían quienes mantuvieran posiciones antiestadunidenses.
“Sí existe ese choque entre Estados Unidos y el mundo islámico, pero nosotros respetamos a todas las culturas; estamos contra la dominación estadunidense.”
Considera que ese país, aún dirigido por George Bush, perderá su influencia mundial. “En economía, ya no funcionan como antes, cuando controlaban el 40 por ciento de la economía y tenían el monopolio del comercio internacional”. Ahora también está perdiendo el monopolio del comercio del petróleo, dice.
Ghadiri ejemplifica la pérdida de la hegemonía estadunidense con “lo que ocurre en América Latina: cada vez son más antiestadunidenses, pues quieren ser más independientes”. En su opinión, la creación de la Unión Europea busca recuperar su posición dominante del pasado. Por eso, expresa enfático, Irán “está contra cualquier dominio, sea del viejo colonialismo o del nuevo imperialismo”.
El diferendo político que mantiene el gobierno estadunidense con Irán desde 1979, cuando triunfó la revolución islámica, se recrudeció luego de que Teherán comenzara su programa nuclear pacífico. Detrás de ese conflicto, señala el entrevistado, se encuentra el deseo de controlar el petróleo. “Si Irán aceptara cerrar todas sus instalaciones nucleares –como lo hizo Libia– y le diéramos todas las garantías a Estados Unidos, nada va a terminar, porque es un pretexto.
“Ellos necesitan dominar el petróleo del mundo. Señalé en varias entrevistas que si Saddam Hussein hubiese comprobado que no tenía ni una bala, eso no hubiera evitado la ocupación de Irak. Por eso, en el caso hipotético e imposible, de que Estados Unidos se arriesgara a ocupar Irán, seguirían Arabia Saudita y otros.”
Es por ese control energético que la administración estadunidense aplica la estrategia de disgregar a todos los países islámicos como Siria y Turquía, “pero ésa es una política imaginaria que no tendrá éxito, pues no pueden resolver el problema en que hoy tienen en Irak”.
Menos mundo en México
Pese a la importancia estratégica que les confiere su alto potencial energético, las repúblicas iraní y mexicana no logran construir una relación bilateral de alto nivel. México es el cuarto productor mundial de petróleo y segundo del hemisferio occidental (después de Estados Unidos), según estadísticas de la Administración de Información de Energía, dependencia del Departamento de Energía estadunidense.
Esa agencia refiere también que, junto con Arabia Saudita y Canadá, México es la principal fuente de abastecimiento de petróleo para Estados Unidos. Además, con sus 3.8 millones de barriles diarios, es el país latinoamericano que más crudo produce, por lo que constituye un puntal de la seguridad energética de la superpotencia.
Irán posee tecnología petrolera para compartir con México. El embajador Hassan Ghadiri señala que “hace falta aplicar la frase del presidente Felipe Calderón: ‘más México en el mundo y más mundo en México’”.
Hasta ahora, el intercambio entre México e Irán apenas suma 40 millones de dólares, por lo que el diplomático insiste en facilitar el ingreso de sus ciudadanos al país. “En muchas ocasiones, obtener la visa mexicana es mucho más difícil para los iraníes que la visa estadunidense”. El trámite para que empresarios, turistas y profesores iraníes ingresen al país lleva hasta un año.
“Pienso que preocupa a las autoridades que al tener la visa mexicana pasen ilegalmente a Estados Unidos”. Agrega que, por presiones estadunidenses, “México pierde posibilidades para desarrollar el turismo, su economía e inversión”.
Tan sólo en California, Estados Unidos, vive 1 millón de iraníes que no pueden viajar a su país para reunirse con sus familias por su trabajo o por la imposibilidad de reingresar a la superpotencia. Ante esta situación, propone que las ciudades mexicanas del norte se conviertan en sedes de encuentros familiares.
“Más relación con Irán significa gran oportunidad para México, porque se convertiría en un sitio de encuentro de familias iraníes. Por ejemplo Tijuana, adonde cada año irían entre 300 mil y 600 mil personas que dejarían altos ingresos por un mes de estancia.”
Ese potencial turístico permitiría programar hasta un vuelo diario entre Teherán y la ciudad de México con pasajeros provenientes de los sectores más acaudalados de Irán, mientras sus familiares cruzan la frontera desde Estados Unidos.
Actualmente, México acoge a unos 3 mil ciudadanos iraníes. La mayoría de ellos son académicos y profesionales; otros más se dedican al comercio, fundamentalmente a la venta de alfombras.
En cambio, es difícil conocer cuántos mexicanos radican en Irán y cuál es su actividad, pues la embajada mexicana en Teherán mantiene pendiente la designación del embajador; la relación se limita al encargado de negocios.
Revista Contralínea / México
Fecha de publicación: 15 de Mayo de 2008
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