En los años 30, la poesía ecuatoriana con Jorge Carrera Andrade, Honorato Vásquez, Benjamín Carrión, Ángel Felicísimo Rojas, Enrique Gil Gilberth, Joaquín Gallegos Lara, y en la pintura Diógenes Paredes, Osvaldo Guayasamín entre otros, cumplieron con sus obligaciones.
En los años 70 en Quito, aparecen el grupo los tzánzicos y dentro de ese grupo, el ala más izquierdista, liderada por el poeta Rafael Larrea, junto a Alfonso Murguíagui, Hugo Cifuentes, Guillermo Muriel, Ulises Estrella, Antonio Ordóñez, etc.
Posteriormente, pasamos a formar el Movimiento Cultural Noviembre 15 en los setentas. En esos años, este movimiento cultural fue el más potente, más poderoso, el más importante que hubo en el país. Logramos desarrollar procesos que contribuyeron a la lucha antiimperialista uno de cuyos hitos es la expulsión de la transnacional petrolera Texaco- Gulf, estuvimos en a huelga obrera y la comuna campesina, con los estudiantes y el pueblo.
El trabajo del grupo Noviembre 15, permitió apoyar la organización de la izquierda en general y de los gremios obreros, estudiantiles, barriales, comunales y cooperativas.
Ese movimiento cultural avanza hasta mediados de los ochenta con una a significativa producción literaria, poética, discográfica. Varios grupos y talleres se desarrollaron en esa etapa, todos con una clara orientación antisistema, con propuesta innovadoras.
Este florecimiento de grupos y talleres fueron enriqueciendo una propuesta cultural y artística de carácter popular, progresista y de izquierda que en el año1984 dio origen a la Unión Nacional de Artistas Populares.
Para el año 2004 se funda la UNION DE ARTISTAS POPULARES DEL ECUADOR, UNAPE como una continuidad y renovación de las propuestas artísticas y culturales populares, la pluriculturalidad y la interculturalidad constituyeron parte importante en la confrontación con las concepciones del arte y la literatura elitistas, conservadoras. Esto nos llevó plantear la necesidad de luchar por un ARTE POPULAR, PLURINACIONAL Y EMANCIPADOR. Con esta idea hemos venido avanzando, ganado adhesión de los artistas y del pueblo y enfrentando al imperialismo, a la derecha y el populismo de Noboa y Gutiérrez y disputamos con nuestra propuesta en el escenario de de un gobierno reformista y desarrollista.
Abstraccionismo vs. Arte popular
En la segunda guerra mundial, 1936 inicia otra crisis económica del sistema capitalista, una nueva guerra mundial tiene como epicentro a Alemania que al mando de Hitler en 1937 bombardeó a una pequeña ciudad indefensa, creando una indignación mundial que el pintor Pablo Picasso dramáticamente plasmó en su obra “GUERNICA”.
La izquierda, las ideas comunistas influyen en Europa –como producto de la revolución Bolchevique en Rusia en 1917-; situación que se afirmaba con los descubrimientos científicos y las expresiones artísticas se desarrollan tomando al ser humano como tema central y su papel en la transformación social revolucionaria.
La revolución social ganaba simpatía entre los intelectuales y artistas a nivel mundial; en México, toma fuerza el muralismo con Diego Rivera, José Orosco y Alfaro Siqueiros. Cándido Portinari de Brasil, Ernesto de la Cárcova de Argentina, Oswaldo Guayasamín y los indigenistas como Eduardo Kigman, Diógenes Paredes, Almeida etc. de Ecuador
Todo este proceso de expresión artística y del contenido social fue mutilado a raíz de la segunda guerra mundial en 1945 promovida por el nazi Hitler que acusaba, apresaba y asesinaban a dirigentes sindicales y populares a la vez que paralelamente desarrollaba un ataque ideológico contra el comunismo.
Estados Unidos ingresa en la etapa intermedia de la segunda guerra mundial con la alianza de las Naciones Unidas para doblegar a Hitler. En 1945 los EEUU se ufana de su fuerza militar lanzando dos bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, respectivamente. En julio de 1946 lanza otra en el Atolón de Bikini en medio del océano aunque su destino era Moscú. Se vanagloria de su poder de destrucción y mantiene por buen tiempo sus bases militares en Europa mientras se gestaba el inicio de la guerra fría contra las ideas comunistas en Europa.
Ante una Europa destrozada, Estados Unidos aprovecha su supremacía militar imponiendo su presencia económica y política.
París la capital del arte mundial, tenía que ser desplazada como centro de la actividad cultural para trasladar todo el movimiento artístico a un nuevo centro, la ciudad de Nueva York, consolidando el papel del mercado y del mercader en el control del arte.
Desde 1946 a 1956 una campaña de difusión mundial a todos los niveles; con la participación de ideólogos y conceptos filosóficos metafísicos decretaban el inicio de la modernidad ligada a los intereses del capital y de EEUU y ubicaban ya en 1950 a los grandes exponentes del arte y del expresionismo abstracto a Jackson Pollock, Dekooming, Rothko Gotlieb, Gorka y Kline, como los artistas más relevantes del momento, poniendo por debajo a los genios mundiales de Picasso, Matisse y demás intelectuales democráticos; sometiendo a un bombardeo propagandístico e ideológico en contra de “que la teoría revolucionaria somete al arte”, ”que “las ideas comunistas detienen el progreso, la creación y que el ingenio es destruido”, ”que “todo lo que se relaciona con la cultura proletaria (popular) es cliché”. Afirmaban que la nueva cultura norteamericana, el abstraccionismo abstracto, es el nuevo referente de una sociedad libre, pujante, poderosa y donde su arte “apolítico” expresaba “la libertad en el arte;” todo esto difundido por los medios de comunicación y a través de costosísimas producciones cinematográficas.
Todo este engranaje apoyado por millones de dólares invertidos por la CIA que formó una red de instituciones con la complicidad de fundaciones privadas y empresas como el MOMA, CBS,LIFE,TINE, los ROCKEFELLER o los WITHEY, todos con la tarea exclusiva de arte imponer el expresionismo abstracto o “moderno” cueste lo que cueste. Así el pop-art, con su exponente más cotizado Andy Warhol: Todos comprometidos a favor de la guerra de rapiña y la dominación, para lo cual impulsaron una pintura sin contenido ideológico y un arte sin conexión con la realidad social.
En nuestro país el arte abstracto llega a través de Manuel Rendón y Estuardo Maldonado, principalmente, como los portavoces de esta arremetida imperialista en el arte y la cultura.
La Fundación Rockefeller adquiere la producción de Gusayasamín casi en su totalidad.
Efectivamente, fue en los 50 cuando los planificadores estadounidenses, arman la estrategia mundial contrarrevolucionaria, comprendieron que para alcanzar su meta de liderazgo mundial había que añadir una dimensión artístico-cultural a las directrices económicas y políticas hasta entonces manejadas.
Socialdemocracia y desarrollismo, populismo y asistencialismo
Como el resto de América Latina, el Ecuador es una sociedad capitalista basada en la explotación del hombre por el hombre, donde un pequeño grupo de personas acumula y concentra la riqueza, mientras la mayoría de los trabajadores y pueblos que producen esa riqueza viven en condiciones de miseria.
La búsqueda del sostenimiento del sistema capitalista, hace que la burguesía busque alternativas, para seguir sosteniendo sus privilegios, con esta idea central se generan ideas como la excelencia, la calidad total, la competitividad, el individualismo; como mecanismos para perfeccionar y renovar las formas de explotación capitalista.
Para la lógica capitalista el arte debe ser convertido en mercancía, así como la información y el entretenimiento. A diferencia de la etapa neoliberal donde la actividad artística se restringió al espectáculo, caro o barato, pero al fin espectáculo vendible y donde el Estado dio paso al dios mercado como forma de regular la vida de los hombres y la sociedad; hoy, la socialdemocracia tienen un plan distinto, invertir desde el Estado grandes recursos en el arte y la cultura, apareciendo como interesada en desarrollar la cultura popular. Con esta inversión se propone institucionalizar o corporativizar la producción y organización artística con el fin de erigir conceptos como los de ciudadanía con los cuales pretenden ocultar la anatomía clasista de la sociedad ecuatoriana y las profundas e irreconciliables contradicciones entre los capitalistas y los trabajadores, entre el imperialismo, los pueblos y los pises dependientes, entre los intelectuales y artistas por sistema y los intelectuales y artistas que buscamos la transformación revolucionaria de la sociedad.
Los distintos gobiernos que se han sucedido en el Ecuador, desde los populista, democratacristianos, socialcristianos, de centro y de derecha implementaron en el arte y la cultura, una política doble, el populismo y asistencialismo, con el objetivo de trasladar las apetencias del imperio a las manifestaciones artísticas y de ahí hacia el conjunto de la sociedad; esto lo hicieron con grandes recursos y usando las fundaciones como una nueva forma organizativa para mercantilizar el arte, asegurar ganancias y una difusión de las corrientes obstruccionistas que recorrían el mundo y que en el caso concreto del Ecuador opacaban v menospreciaban el arte popular, sus actores y sus productos.
En esta política se inscribieron las estructuras del gobierno como el Consejo Nacional de Cultura, el Fondo Nacional de Cultura, los departamentos de Cultura de los Municipios y de los Consejos Provinciales, desde estos organicismos se utilizaron fondos a discreción para favorecer a determinados grupos y artistas e intelectuales funcionales al sistema y amigos del gobierno de turno. La corrupción y mercado, elitismo y exclusión fue el signo distintivo en el campo del arte en la larga noche neoliberal.
Claro está que el arte de élite, una parte,” expropia” los valores estéticos al arte popular para transformarlos en mercancía. Era común ver adornando las paredes de los más grandes bancos del Ecuador con obras de arte de los más connotados pintores ecuatorianos como parte de sus activos.
Los fondos públicos manejados con reglamentos ocultos fueron entregados a fundaciones que se organizaron con la lógica mercantilista y elitista, el lucro de la actividad artística estaba al orden del día. Valiosos artistas que trabajaba en instituciones como el Municipio de Quito fueron echados a la calle, precarizando al extremo su condición. Determinados personajes que dirigían estas fundaciones se convirtieron en todopoderosos jueces de los que era bueno y malo en el arte.
Caso especial es el de la Fundación Teatro Sucre (existen otras), que recurren a los fondos municipales provenientes del ciudadano común para implementar este tipo de organización privada con fondos sociales.
El municipio de Quito institucionalizó el Programa AGOSTO MES DE LAS ARTES como una política para la promoción del uso del espacio público que sirvió para legitimar la política oligárquica de apropiación del Centro Histórico de Quito, sus nuevo usos y funciones. Varias agrupaciones artísticas fueron utilizadas para el entretenimiento y la promoción de esa política.
Muchos grupos artísticos quedaron fuera de la posibilidad de participar, unos por fala de espacio y otros porque no quería someterse a la política institucional y a sus parámetros de promoción artística. Esto conllevó que se de cierta competencia entre colectivos artísticos y aparezca la rivalidad y la disolución de otros.
En cuanto al contenido y a las formas artísticas pretendieron imponer y exigen igualdad de características (globalización) para facilitar el mercantilismo, el folclorismo, un arte anodino, estatismo en los conceptos y producciones, etc., todo esto concretado a través de fundaciones y ongs, constituidas en empresas privadas, en las mismas que se exhiben y se promociona obras sólo al alcance de las clases adineradas
Arte popular
Concebimos que el papel del arte y la literatura como aporte idóneos a la sociedad entera, por las ideas de cambio y soberanía que generan. Por su internación en lo más profundo del alma humana, que esté en capacidad de producir la suficiente energía capaz de generar extraordinarios efectos en la lucha por la transformación social.
Estamos impulsando un arte y una literatura que conviva entre las diferentes culturas a lo largo de nuestro país, con sus tradiciones, sus formas de abordar los problemas, con las expresiones que se desarrollan y se descubren cotidianamente.
Visualizamos un mundo donde las necesidades materiales y espirituales de los trabajadores y los pueblos tengan su pleno cumplimiento; tenemos como objetivo contribuir a la lucha por alcanzar una sociedad justa, solidaria, luchamos por el socialismo.
Concebimos que “preservar y promover nuestra cultura debe significar primero defender la vida de los pueblos y no solamente poner en escena sus expresiones, y levantar un proceso intercultural de clase de las identidades etno-históricas, regionales, locales, rurales, urbanas y sus artistas e intelectuales ligados la lucha social y a la labor de construir el socialismo en el Ecuador”. (E hidalgo 2009.)
Nuestro arte es consciente, critico, de resistencia, de mensaje de liberación y revolución…es un arte que toma partido por los trabajadores que producen la riqueza y no pueden disfrutar de ella; por los campesinos que siembran lo que no pueden comer; por la nacionalidades y pueblos indígenas oprimidos social y culturalmente, por la mujer explotada y discriminada, por los niños que nacen para una muerte temprana por la desatención y la miseria”. (Documentos II Congreso de la UNAPE).
“De esta realidad surge la imaginación creadora donde se muestra generosas las policromías de nuestra diversidad cultural, soñadora con lo nuevo en los poemas y textos literarios; critica y pedagógica en las obras de teatro, recreadora en la música; irónica en el graffiti, contundente en el video, en todo caso siempre irreverente, renovadora, subversiva” (Documentos II Congreso de la UNAPE.)
Hemos establecido que nuestras obras artísticas deben llamar a la liberación de los oprimidos, jalonar a los indecisos, animar a los desesperanzados, incentivar a los sumisos, desenmascarar donde este una lacra social, ironizar a los caudillos, desenmascarar a los genocidas, promocionar la revolución.
Contexto agridulce
Vivimos vientos de cambio, donde la tendencia democrática patriótica y de izquierda creció y de la cual somos parte. Esta tendencia está presente y pretende ser hegemonizada por las posiciones socialdemócratas y desarrollistas. A eso se debe el ataque que Rafael Correa hoy hace contra las organizaciones populares, como la CONAIE, LA UNE, entre otras, a eso se debe la criminalización de dirigentes sociales como Mery Zamora, Marlon Santi, a revolucionarios como Marcelo Rivera, a eso se debe también la estigmatización y criminalización de la lucha y de los luchadores
Son momentos y escenario de una gran disputa ideológica y política entre reforma y revolución. Vivimos un momento histórico donde el argumento estético, la creación artística se desenvuelve en medio de un discurso engañoso, que aparece con un lenguaje patriótico, como una nueva izquierda, aquella que dice que la lucha de clases ya no existe y que los cambios se pueden realizar en medio del mismo sistema capitalista. Estos conceptos socialdemócratas han hecho ilusionar a no pocos intelectuales y artistas.
Con la nueva constitución y la creación del Ministerio de Cultura, las ilusiones de la sociedad ecuatoriana y de los artistas y creadores parecían cristalizarse. Anhelábamos que el principio del fin de la larga noche neoliberal en la cultura hubiera llegado.
Los recursos del ministerio han sido utilizados en la implementación de de varios festivales nacionales y locales, así como en la realización de los fondos concursables en la que algunos cientos de artistas han tenido la suerte de ser calificados y contar con los recursos para realizar sus obra. Sin embargo, esta suerte de democratización y reorientación del uso de los fondos públicos para la cultura está muy lejos de de atender y abordar los problemas fundamentales del quehacer cultural del país.
El mandato constitucional de crear una nueva ley de cultura se presentó también como un espacio de debate importante, la UNAPE y diversas organizaciones artísticas participaron activamente de más de un centenar de días dedicados a la hechura de esta ley de cultura con las posibilidades que la constitución nos permitía.
Al final el Ministerio de Cultura presentó a la Asamblea Nacional un proyecto de Ley de Cultura que no tenía casi nada de los puntos que los creadores habíamos insistido que debía constar en ley.
Fue un engaño. Una tomadura del pelo, hecho que evidenciaba una vez más las apetencias del presidente de la República en sus ansias de armarse un tinglado de “rey ciudadano” que le permita solventar sus más oscuros intereses que poco a poco van distinguiéndose ser más de la derecha que a favor de los pueblos, comunidades y grupos sociales.
En este proyecto, varios aspectos como el reconocimiento de la plurinacionalidad y pluriculturalidad del Ecuador, no son aceptados plenamente, violentando incluso la misma Constitución Política. El Sistema Nacional de Cultura, se constituye en una camisa de fuerza para los creadores y el movimiento artístico ya que su rectoría y tutelaje estarían a cargo exclusivamente del ministro de cultura de turno y todo cuanto toque el presupuesto de cultura entraría automáticamente a ser parte del Sistema, creando así una suerte de corporativización de la vida y la actividad artística.
En este contexto la UNAPE presentó su propio proyecto en el que se defiende la plurinacionalidad y pluriculturalidad del Ecuador, por lo que establecemos que la ley debe ser de las culturas y no solo de la cultura, consideramos que el Sistema Nacional de Cultura debe ser democratizado y contar con la participación de los artistas de las diferentes áreas, que puedan contribuir en el debate y configuración de políticas públicas.
Sabemos que el debate que tenemos es importante y en este plano nos aprestamos a confrontar con las concepciones y políticas de una corriente reformista y la propuesta de un arte popular, plurinacional y emancipador.
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