Dada su vitalidad y capacidad de resistir los embates cíclicos de las crisis, el turismo sigue siendo noticia de interés permanente. Cuba no es la excepción y menos en el presente período, cuando el giro manifiesta un empuje que siembra optimismo.
Recientemente el país reportó un alza del 11,3 por ciento en la llegada de visitantes extranjeros entre enero y mayo respecto a igual período del año anterior. Se puso de relieve nuevamente el constante incremento que han tenido los arribos en los últimos cinco años.
La industria del ocio es una de las principales fuentes de divisas de la Isla e inyectó en el 2010 ingresos superiores a los 2.200 millones de dólares a la economía nacional, que enfrenta, entre otros problemas, falta de liquidez.
Fuentes del sector reportan que el aumento del flujo de las llegadas internacionales está relacionada, por ejemplo, con la afluencia de algunos cruceros, modalidad afectada en los últimos años por el recrudecimiento de las sanciones económicas aplicadas por Estados Unidos a la Antilla Mayor.
También existe un mejor comportamiento de un grupo de mercados emisores, a lo que se suma el volumen en ascenso de las visitas de los cubano-americanos; aunque tal y como establecen las leyes del bloqueo que la Casa Blanca sostiene contra La Habana desde hace medio siglo, los ciudadanos estadounidenses aún no pueden viajar a Cuba sin un permiso especial, porque se arriesgan a enfrentar severas multas y hasta condenas de cárcel.
Según la Oficina Nacional de Estadísticas, Canadá sigue siendo el primer mercado de la nación caribeña, con 945 mil veraneantes reportados en el pasado año y que en el período en curso apunta a rondar el millón; seguido de Inglaterra, con 174 mil, Italia, con 112 mil; y España con 104 mil.
Entre los latinoamericanos, el territorio de origen mejor ubicado resulta México, que ocupa el séptimo lugar (con 66 mil visitantes en dicho periodo), y Argentina, con el noveno escaño (58 mil).
Es sabido sin embargo que, a pesar de que la recepción de viajeros se dispara, no se puede decir lo mismo del acápite de los ingresos, los cuales no crecen en correspondencia. Por ello, ahí hay tela por donde cortar y las estadísticas son claras: ahora los turistas gastan menos que cuatro años atrás.
Conociéndose bien las razones de tal comportamiento y proyectando iniciativas en esa dirección, las entidades del ramo de conjunto con las autoridades gubernamentales sabrán cómo sacarle el zumo a un rubro, cuyo dinamismo surte de catalizador también para otras ramas afines.
No en balde Cuba, en menos de 10 años, pasó al tercer puesto como destino relevante en el Caribe insular, pese a que no puede atender al 50 por ciento de los viajeros que llegan a esa área geográfica, por ser estadounidenses.
Aún así el turismo cubano sigue ahí… dando la batalla.
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