El compromiso político de crear una nueva organización continental alcanzó en Caracas, Venezuela, su concreción con la puesta en marcha el tres de diciembre de 2011 de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Surgió así la primera organización que agrupa a 33 países del área, sin la presencia o tutelaje de Estados Unidos u otra potencia hegemonista.
El acontecimiento fue valorado por Fidel Castro, líder histórico de la Revolución Cubana, como el suceso institucional más importante de la región en un siglo.
Relevante fue la influencia ejercida por el Presidente bolivariano Hugo Chávez, lamentablemente fallecido en marzo de 2013, en el nacimiento de ese mecanismo.
Fue la Cumbre de Venezuela una cita fundacional en la que se aprobaron 23 documentos sobre temas claves -entre los que ocupa lugar especial el Plan de Acción de Caracas-, además de procedimientos y estatutos de funcionamiento orgánico de la Comunidad.
La lucha y sobre todo colaboración contra el hambre y la pobreza, el desarrollo de sectores como la energía, transporte, telecomunicaciones, medioambiente, y seguridad alimentaria, son contenidos claves de los instrumentos concertados por los jefes Estado y de gobierno.
A esos textos se suman los relativos a la eliminación total de las armas nucleares, el enfrentamiento del terrorismo y la solución al problema de las drogas.
Se rubricaron, asimismo, la declaración especial en defensa de la democracia y el orden constitucional -firme contrapuesta a los golpes de estado en la región-, y un escrito en favor del desarrollo sostenible de las naciones miembros de la CELAC.
También entonces se emitieron comunicados especiales acerca del derecho de Argentina a la soberanía de las Islas Malvinas, la solidaridad con Haití, y la necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero de los EE.UU. contra Cuba.
La Cumbre fundacional de la CELAC cerró con la Declaración de Caracas, cuyo título adelanta la postura común de los 33 mandatarios miembros: “En el bicentenario de la lucha por la independencia, hacia el camino de nuestros libertadores”.
El documento se construyó sobre la base del gran compromiso histórico de hacer avanzar la unidad en sabio equilibrio con la diversidad, y del respeto al derecho de cada nación a construir, en paz y libremente, su propio sistema político y económico.
Contempla, además, la decisión colectiva de echar a andar el nuevo mecanismo de concertación política, e incorporar a la Declaración el Plan de Acción de Caracas para hacer realidad la defensa de la integración, la cooperación, la complementariedad y la solidaridad.
El texto se refiere, también, a la celebración de las reuniones cumbres en las repúblicas miembro de la troika que preside la Comunidad con carácter pro témpore: Chile, sede del inicio de estas citas, a fines de enero de 2013, y primer país al frente del organismo, Cuba, y Costa Rica.
Merecido reconocimiento al Caribe representó la decisión de ampliarla troika con la inclusión de Haití, país que celebró el primero de enero último sus 210 años de independencia.
En esa hermana nación se produjo la primera revolución triunfante en la región, y la única victoria de negros esclavos en el mundo, recordó el Presidente Raúl Castro en el acto por el aniversario 55 de la Revolución Cubana, en la heroica ciudad de Santiago.
Precisamente en la Mayor de las Antillas, que ostenta actualmente la presidencia temporal, tendrá lugar la II Cumbre de la CELAC, en enero de de este año, momento en el que traspasará el mandato a Costa Rica.
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