La crítica situación interna y el complejo drama político que hoy se vive en Estados Unidos, generan un clima adverso para tratar el tema Cuba en el Congreso de ese país, y el asunto continúa relegado.
Aun cuando la iniciativas presentadas este año (siete) en torno al bloqueo y favorables al cambio hacia la Isla son mayoría, estas no rebasan la primera fase del proceso; en cambio, los anticubanos sí han logrado mostrar cuatro propuestas en contra.
Tales presiones explican la permanencia del cerco más largo de la historia contra una nación, el cual supera ya el medio siglo.
Con el tiempo, ha crecido también la condena mundial, que el martes 29 de octubre -por vigésima segunda ocasión- deberá ratificarse cuando se someta a votación, en la Asamblea General de Naciones Unidas, el Informe sobre la resolución: Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos de América contra Cuba.
A esos esfuerzos de la comunidad internacional, víctima también del ilegal cerco de Washington, se suman los intentos -frenados hasta hoy- dentro del Capitolio, por cambiar la política hacia el país caribeño.
Según fuentes del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX), la inconsistencia e incapacidad del órgano legislativo -el cierre en días pasados del gobierno durante 16 días es un ejemplo- imposibilitan promover leyes que podrían solucionar los acuciantes problemas que enfrenta la nación en materia doméstica y hacia el exterior.
En el caso de la Isla no es diferente. Se han impuesto los esfuerzos de los representantes de extrema derecha para no otorgar visas de viaje a EE.UU, evitar la asignación de fondos para los intercambios entre ambos pueblos, e impedir las transferencias financieras.
Se oponen a que se participe en negociaciones, conferencias o consultas con la mayor de las Antillas respecto a la exploración, desarrollo o producción petrolera, actitud la cual niega oportunidades a sus propias empresas.
Honores a Yoani Sánchez, calificada como “una valiente bloguera y activista por la libertad”, y el no reconocimiento de las marcas cubanas, como Havana Club (ron) y Cohíba (tabaco), se suman a la lista.
Incluso, hablan de una Ley contra la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), para sancionar a los funcionarios de esos estados miembros por ser “responsables de violar los derechos humanos”.
No obstante, pese al ya citado estancamiento del tema Cuba en el Congreso norteamericano, al menos se han logrado presentar iniciativas que apuntan hacia otra actitud.
Algunas expresan eliminar el bloqueo, enmendar el código de ingresos y permitir el ofrecimiento de créditos, así como favorecer los viajes entre ambos países.
Se ha propuesto la Ley de Diplomacia del Béisbol, para lograr que los nacionales cubanos quienes viajen a los Estados Unidos. a jugar pelota, puedan retornar a su país con las ganancias derivadas.
Igualmente, intentan evitar que se regulen los viajes hacia y desde la Isla a los ciudadanos norteamericanos o residentes legales en ese país; e introducir la enmienda para derogar las leyes Torricelli y Helms-Burton.
Buscan excluir a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo, idea que de aprobarse facilitaría la concesión de créditos, el autorizo a compañías norteamericanas para ofrecer servicios de telecomunicaciones, y el establecimiento del correo directo bilateral.
También se promueven las exportaciones médicas y agrarias desde EE.UU., las transferencias bancarias, y la emisión de visas temporales para nacionales cubanos en función de compras agrícolas.
Incluso, piden normalizar las relaciones y poner fin a los límites anuales para el envío de remesas.
A ello se suma la emisión de licencias a profesionales norteamericanos para viajar al país antillano a ofrecer asistencia en materia de investigaciones académicas, o participar en reuniones o conferencias sobre prevención de desastres y protección de los recursos naturales.
No obstante, lo cierto es que en medio de toda la tormenta política que vive EE.UU., las propuestas a favor del cambio no han pasado de la fase de presentación.
Si en esta sesión del Congreso, la número 113, que comenzó en enero del presente año, no existieran avances en esa gestión, dichas iniciativas morirían al finalizar 2014, cuando culmine el actual ciclo legislativo. (AIN)
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