En lo que constituye un ejemplo emblemático de la propaganda al estilo de Sarkozy, la prensa francesa celebra el acuerdo entre la Liga Árabe y Siria como un retroceso de Bachar al-Assad. Dos días antes también había dado muestras de regocijo por el proyecto de resolución que Rusia había presentado al Consejo de Seguridad de la ONU, presentándolo como un retroceso de Vladimir Putin.
La proposición rusa es en realidad una nueva versión del texto que Rusia y China habían presentado al Consejo de Seguridad antes de recurrir al veto y el Protocolo de la Liga Árabe es una nueva versión de la proposición siria anterior a la adopción de las sanciones. El hecho es que rusos y sirios no han perdido ni un centímetro de terreno. Son los occidentales quienes aceptan ahora analizar un texto que ya habían rechazado anteriormente, mientras que la Liga Árabe acepta levantar las sanciones y firmar un Protocolo del que hasta ahora no había querido oír hablar.
La prensa del Golfo no se queda atrás. Describe la firma del Protocolo como una victoria del Consejo de Cooperación del Golfo (cuyos monarcas se reúnen en estos momentos en Riad) y atribuye el «cambio sirio» a supuestas presiones rusas.
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